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¿Es Internet un arma eficaz para que Cuba recupere su libertad?

Cuba, El American

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Esta semana intermedia de julio ha sido recibida con gran interés a raíz de la insurrección social que desde el domingo pasado se desarrolló en Cuba, como reacción frente a un régimen tiránico y liberticida que tiene sumidos a estos hermanos hispanos en la más absoluta miseria y falta de oportunidades y libertades.

Quizá es casualidad que esto haya tenido lugar en julio, mes en el que celebramos también el aniversario del Julio de Lublin (protestas determinantes en la caída del extinto “Telón de Acero”) y de la llamada “Cruzada de Liberación” española, cuyo punto de mención en el artículo será el hecho de que liberase a España de convertirse en un satélite de la URSS.

De todos modos, no profundizaremos sobre apuntes históricos, nos vamos a centrar en lo que acontece en esta isla caribeña hispana, por cuanto y en tanto, como contrarrevolucionario, uno secunda toda reacción contra la sistemática criminal del comunismo.

De hecho, iremos más allá y abordaremos cómo Internet puede ser una verdadera arma y vía de escape para acabar con esta máxima degeneración del estatismo que nos permite interpretar la práxis política del social-comunismo, de los promotores del Foro de Sao Paulo y el llamado “socialismo del siglo XXI”.

La “versión oficial” frente a las emisiones instantáneas del social media

Las primeras noticias que llegaron al resto del orbe sobre la explosión social cubana se recibieron a través de nuestros navegadores web y apps para smartphones, dado que no fueron pocos quienes aprovecharon plataformas como Twitter, Facebook, Telegram y Whatsapp para exponer a esas “ventanas al mundo” (la red de redes) lo que acontece en su país.

Por algo existen Ban Lists en países como China, que lamentablemente tratan de emular algunos de los Estados modernos de Occidente. También tiene sentido, de esta forma, que en países como Corea del Norte, el hermetismo llegue tan lejos como para no permitir un mínimo de libertad en las telecomunicaciones.

De hecho, el mismo lunes 12, en horario de mañana, muchos cubanos comenzaron el día viendo cómo la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (que ejerce el monopolio de la provisión de servicios de Internet en la isla) había cortado el acceso a varias plataformas de redes sociales como Facebook, Instagram y YouTube y de mensajería instantánea como Whatsapp y Telegram.

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Esto corrobora cuán molesto es el carácter de dispersión y propagación de la información que es intrínseco a Internet (muy a pesar de que las grandes corporaciones tecnológicas no se hayan solidarizado tanto con la sociedad cubana como con el aparato político de Joe Biden, el totalitario lobby LGTBI y otras causas del “multiculturalismo progre”).

Enésima oportunidad para el blockchain y el llamado “Internet privado

La esencia y funcionalidad distribuida y descentralizada del blockchain (cadenas de bloques en red, sin un nodo centralizado que pueda basarse en una arquitectura de cliente-servidor) no solo permite que el valor del dinero no dependa de un arbitrio de un grupo o una entidad en sí, o que ciertos procesos que aseguren productividad sean más sencillos, prácticos y flexibles.

También es posible crear estructuras organizativas que pudieran denominarse criptocomunidades, que permitirían a la sociedad organizarse de una manera paralela a la que desde arriba tratan de imponer dictadores socialistas que son lo peor del estatismo y, dicho sea de manera insistente, solo aseguran dolor y ruina.

Hay que decir que gracias a estas criptodivisas, desde hace bastante tiempo, los cubanos ven un alivio a su penosa situación económica. Reciben remesas foráneas sin intermediarios financieros, habiendo voluntarios cubanos que se ofrecen a llevarlas a casa si alguien no tiene una cuenta bancaria.

Además, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha sido bastante contundente contra la opresión comunista al solicitar a los proveedores de Internet americanos que estudien el despliegue de satélites privados en Cuba, para sortear las barreras de la censura impuesta por el post castrismo de Díaz-Canel.

En esa misma línea hay que decir que no conviene ignorar esos proyectos de “autoprovisión privada”, que nos harían independientes de los distintos proveedores de servicios de internet, no necesariamente de titularidad estatal. Igual sería un buen momento para apostar fuerte por esta solución, ya que evita mecanismos de censura impuestos “desde arriba” y graves ataques a la privacidad que, como hay que saber, es intrínseca a la propiedad privada.

Así pues, una vez dicho esto, también hay que mencionar que la red de redes, por su esencia de dispersión, descentralización y apertura, puede ser, con muchísimas aplicaciones, un buen armamento a emplear frente a la opresión de las tiranías comunistas así como para adquirir mayor libertad económica donde simplemente nos azota el “bienestar” del Estado socialdemócrata.

Ángel Manuel García Carmona es ingeniero de software, máster en Big Data Analyst, columnista y tradicionalista libertario // Ángel Manuel García Carmona is a software engineer, master in Big Data Analyst, columnist and libertarian traditionalist.

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