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¿Quiénes y en qué medida son responsables de la alta polarización en Estados Unidos?

Polarización EEUU

Los Estados Unidos de América viven quizás las elecciones más polarizadas desde la Segunda Guerra Mundial, el sistema político bipartidista parece ir agotándose, o en todo caso, resulta bastante distendido; si la guerra contra Hitler y los nacional socialistas alemanes produjo un amplio consenso entre las bases del Partido Republicano y Demócrata, el mismo ha ido desapareciendo con el paso de los años, hasta llegar a un punto crítico donde hay gran incredulidad sobre el sostenimiento de las instituciones públicas por parte de ambos bandos políticos, y donde incluso las alas más radicales llaman a censurar y bloquear toda información que pueda perjudicar a sus partidarios; tal como ha ocurrido recientemente con los bloqueos de Facebook y Twitter con noticias que relacionan al hijo del candidato presidencial demócrata, Hunter Biden, con casos de corrupción y tráfico de influencias.

Más allá de ello, es importante determinar y comprender cuándo, cómo y por qué se ha venido profundizando cada vez más la grieta de la polarización, de la que muchos acusan al actual presidente republicano, Donald Trump.

Es cierto que hoy en día parecen, y en efecto son más pronunciadas las diferencias entre demócratas y republicanos, pero a diferencia de un pensamiento común, sobre todo en el ala progresista de la sociedad estadounidense, y la visión impartida por gran parte de la prensa europea, esta grieta se viene ampliando desde mucho antes que Donald Trump sugiriera por primera vez que pretendía ser candidato a la presidencia de Estados Unidos.

Según el estudio Polarization in America: two possible futures de Gordon Heltzel y Kristin Laurin de mayo de este año, “La polarización alcanzó recientemente un máximo histórico en los Estados Unidos”, esto es algo palpable, los republicanos se han movido a la derecha conservadora, y los demócratas han abierto sus alas a la izquierda, abrazando posturas socialistas que hasta hace unas décadas eran inaceptables para la sociedad norteamericana. En ese sentido, el 80 % de los americanos hoy se sienten desfavorables hacia sus enemigos partidarios o ideológicos, mientras que la parte que se siente “muy desfavorable” casi se ha triplicado desde 1994, cuando Bill Clinton era presidente.

Estos datos sugieren que cada vez más los norteamericanos están negados a interactuar con personas con otras posturas políticas, lo que a la vez psicológicamente los premedita para no apoyar los méritos del partido contrario, y pasar por alto las deficiencias de sus partidarios. Este tipo de actitudes se pueden observar hoy diariamente en las cadenas televisivas y los propios discursos de los políticos de ambos bandos. Por ejemplo, parte de la base republicana ha criticado las marchas de Black Lives Matter porque pueden ser un posible foco de contagio del COVID-19, mientras que a su vez no ven con malos ojos los mítines de Donald Trump; y por otra parte, los demócratas se han negado a condenar la violencia emanada de grupos anarquistas violentos, como es el caso de Antifa, y los medios afines al Partido Demócrata, como es el caso de CNN, The New York Times y el Washington Post, han llamado “protestas pacíficas”, a diferentes episodios de saqueos, destrucción generalizada, incendios, entre otros conflictos.

Otro de los datos importantes reflejados en este estudio, es que “aunque menos del 10 % de los estadounidenses se identifican como extremadamente liberales o conservadores, esta minoría impregna el discurso político, las noticias cubren sus puntos de vista más a menudo, es dos veces más probable que publiquen información sobre política en los medios sociales, y debido a que utilizan un lenguaje negativo y enojado para condenar moralmente a sus oponentes, es más probable que sus mensajes se difundan a través de las redes sociales”. Este asunto en cuestión puede parecer evidente, pero tiende a pasar desapercibido, y el problema es que en este tipo de situaciones se entra en el complejo asunto de: ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿La polarización la iniciaron demócratas o republicanos? ¿Quiénes quisieron cambiar las reglas del juego fueron demócratas o republicanos? O yendo un poco más lejos, ¿fueron los medios de comunicación los que transmitieron un ambiente polarizador, o fue la polarización la que inclinó a los medios de comunicación a tomar una postura?

Este mismo estudio sugiere que “el peso psicológico de las malas noticias lleva a los americanos a sobreestimar la polarización. El contenido político negativo (…) llama la atención, se queda en la memoria, y llena nuestras impresiones de la política más que el contenido igualmente positivo.

Los medios de comunicación

En el ensayo de Diana C. Mutz, de University of Pennsylvania, llamado “How the Mass Media Divide Us”, se señala un estudio en el que a los participantes se les mostraron cuatro titulares de noticias, uno bajo el logotipo de cada organización de noticias: Fox News, National Public Radio (NPR), CNN y la BBC, y en el mismo “los republicanos prefirieron abrumadoramente las historias de Fox News, mientras que los demócratas se dividieron entre NPR y CNN. Los demócratas evitaron sistemáticamente Fox News, mientras que los independientes no mostraron ningún patrón particular de preferencias”.

Lo más curioso de este estudio, es que NPR es un medio público que se supondría debería ser imparcial, ya que es financiado por el Estado, pero aun así, hoy en día sigue manteniendo una línea editorial marcadamente progresista y en plena afinidad con los demócratas, aun cuando quien ocupa la Casa Blanca actualmente es republicano.

Un estudio de 1984 del politólogo Dan Hallin, sobre las elites políticas y la cobertura de los medios “señaló la importancia de los medios de comunicación de masas para poner entre paréntesis la gama de opiniones aceptables para el público. Al definir los límites de la controversia aceptable, los medios de comunicación definen la gama de opiniones legítimas que el público puede adoptar”, en ese sentido, son los medios los encargados de poner en práctica la Ventana de Overton, para ver hasta qué punto pueden llegar las posturas políticas.

No obstante, otros estudios menosprecian de alguna forma la influencia de los medios de comunicación en la polarización política. Un estudio de Markus Prior, de Woodrow Wilson School and Department of Politics, de Princeton University, indica que “no hay pruebas firmes de que las instituciones de los medios de comunicación estén contribuyendo a la polarización de los estadounidenses”, a su vez sugiere que “no hay pruebas que apoyen la idea de que los medios de comunicación de larga data se están volviendo cada vez más partidistas. Los análisis confirman que el tono de los noticieros vespertinos se mantuvo sin cambios de 1968 a 1996: en gran medida centrista, con un pequeño pero constante sesgo hacia las posiciones del Partido Demócrata”.

Lo cierto es que tal como sugiere Prior, anteriormente los medios de comunicación tradicionales estadounidenses solían tener posiciones “centristas”, aunque con un constante sesgo hacia las posiciones del partido demócrata. Estos medios tradicionales son ABC, NBC y CBS; no es casualidad que durante la mayor parte de este período con cadenas tradicionales “centristas” pero proclives al bando demócrata, los azules se imponían constantemente en las elecciones, a tal punto de controlar de manera ininterrumpida el Senado desde el año 1955 hasta 1981.

El nacimiento de CNN

A inicios de la década de los 80, justo cuando los demócratas pierden por primera vez la mayoría del senado tras 26 años, es que nace la cadena de noticias “Cable News Network” mejor conocida como CNN, fundada por el magnate Ted Turner, afiliado al Partido Demócrata.

El empresario fue amigo personal de Fidel Castro, y de hecho llegó a afirmar que la idea de convertir a CNN en la primera red global de televisión surgió tras un viaje suyo a La Habana, donde conversó con el exdictador sobre “temas políticos”.

“Después de ese revelador viaje, volé de regreso a casa con un nuevo deseo de entender más acerca de otras culturas y sistemas políticos, y dispuesto a hacer lo que pudiera para incrementar la comunicación y el diálogo entre las naciones”, relató Turner en su libro de memorias llamado “Call Me Ted”. “Habiendo comprendido esto y tras ver el interés de Castro en CNN, me percaté que nosotros teníamos una real oportunidad para construir un negocio internacional de noticias” —agregó.

A partir de entonces empezaría a crecer en Estados Unidos y en otros países del mundo, un canal con una marcada agenda izquierdista, con el propósito de impartir las doctrinas de Fidel, y de llevar su mensaje al mundo.

Gracias a la gran inyección de dinero de parte del empresario, CNN se convirtió en un fenómeno global, actualmente su señal es distribuida en cientos de países, y hoy en día es considerado por muchos el aparato de propaganda del partido demócrata. Lo cierto es que, con el nacimiento de CNN, las cadenas televisivas tradicionales comenzaron a perder audiencia, las personas comenzaron a consumir cada vez más los noticieros sesgados de CNN, lo que a su vez obligó al ala conservadora de la sociedad estadounidense a crear un medio de comunicación que pudiese combatir contra el canal de Ted Turner; entonces nació Fox News, el 7 de octubre de 1996, y desde entonces se ha convertido en el referente para el bando republicano.

La llegada de CNN a Estados Unidos cambió la forma de hacer y ver televisión informativa, marcada con un sesgo ideológico, desde entonces han ido proliferando los medios alternativos con cada vez mayor pronunciamiento hacia los extremos, e incluso, otros medios tradicionales, también han ido tomando cada vez posturas más marcadas con claro sesgo ideológico: a la izquierda, defendiendo posturas socialistas y progresistas se han establecido The New York Times, Washington Post, y hacia ese costado también han tirado los anteriores medios centristas, como es el caso de ABC, MSNBC, CBS, y los canales para el público latino (Univisión y Telemundo); mientras que a la derecha del espectro resalta como referente solitario Fox News, al que se han sumado diversos medios alternativos que no tienen tanta penetración, y no son tan conocidos dentro y fuera de Estados Unidos, como es el caso del New York Post, Breitbart, The Washington Examiner, The Daily Caller, entre otros.

A partir de entonces, los medios de comunicación estadounidenses han tomado cada vez posturas más radicales, pero una vez más surge la misma pregunta, ¿se tornan radicales los medios para agitar la política? ¿O es la política la que ha agitado los medios de comunicación?

La polarización viene creciendo fuertemente desde la década del 90

Pew Research ha venido haciendo seguimiento a la polarización de la política estadounidense, en ese sentido han realizado numerosas encuestas desde el año 1994 para crear una medida de consistencia ideológica. Según Pew Research “En los últimos veinte años, el número de americanos en los extremos de esta distribución ideológica se ha duplicado del 10 % al 21 %. Mientras tanto, el centro se ha reducido: 39 % actualmente toma un número casi igual de posiciones liberales y conservadoras. Eso es menos que la mitad (49 %) del público en las encuestas realizadas en 1994 y 2004″.

Esto quiere decir que tanto los demócratas están moviéndose radicalmente a la izquierda, como los republicanos a la derecha. Este estudio también sostiene que: “hoy en día, el 92 % de los republicanos están a la derecha del demócrata medio, comparado con el 64 % de hace veinte años. Y el 94 % de los demócratas están a la izquierda de la media de los republicanos, en comparación al 70 % de 1994”.

Pew Research / Estados Unidos

Por otra parte, en un paper publicado por el Washington Post de Hahrie Han y David W. Brady, llamado “A Delayed Return to Historical Norms: Congressional Party Polarization After the Second World War”, se indica que el período histórico inusual en la polarización del Congreso de los Estados Unidos, es el período bipartidista inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, el cual terminó casi entrando en los años 70, cuando los partidos demócrata y republicano comenzaron a tomar posiciones distintas en temas como la raza y el papel del gobierno: “a medida que el partido nacional demócrata se hizo más liberal y el partido nacional republicano se hizo más conservador, surgió un conjunto de legisladores que ejercían una presión cruzada entre las ideologías de sus partidos nacionales y sus circunscripciones electorales”.

La guerra cultural

Pat Buchanan en la Convención Nacional Republicana de 1992 declaró, quizás por primera vez y de forma abierta, que en los Estados Unidos había una guerra cultural por el futuro del país, lo cual más allá del bando con el que cada quien se sienta identificado, es completamente cierto; luego de los años bipartidistas tras la Segunda Guerra Mundial, el Partido Demócrata fue poco a poco alejándose del tradicional conservadurismo norteamericano, para abrazar posturas más progresistas.

Producto del inicio de esta llamada “guerra cultural”, el Partido Demócrata pierde el control de la Cámara de Representantes en el 1994, luego de cuarenta años ininterrumpidos de un dominio absoluto de la Cámara. Desde entonces las diferencias ideológicas fueron haciéndose cada vez más notables y con ello, la polarización aumentaba. Tras la reelección de George W. Bush en el año 2004, Simon Schana, historiador inglés, dijo que Estados Unidos no había estado tan polarizado desde la Guerra Civil Americana, y eso fue hace 16 años, esto, tal como se refleja en los gráficos de Pew Research, es cada vez más drástico.

Pew Research / Estados Unidos
Donald Trump, ¿culpable o víctima?

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca supuso un fuerte revés al establishment político de Washington, desde Ronald Reagan no llegaba un hombre a la presidencia cuya profesión principal no fuera la política; de manera abrupta hubo un cambio drástico en el manejo de la prensa y el discurso; del verbo elegante, alturado, en ocasiones hipócrita y políticamente correcto de Obama, se pasó al discurso incisivo, a veces grosero, políticamente incorrecto, y más honesto de lo que muchos pueden soportar de Trump. Pero no fue solo el discurso, las medidas económicas del actual presidente también tuvieron como resultado la eliminación de numerosas regulaciones y una gran disminución de impuestos, esto traspasó más poder a los ciudadanos y al ámbito privado, y por supuesto, recortó los ingresos del Estado, lo que directamente trastoca el número de empleos públicos: el resultado de esto fue un boom en la economía, pero un descontento palpable en el Deep State de Washington.

Si Obama manejaba el país como un político de carrera que ha llegado a lo más alto, Trump hizo todo lo contrario, manejó a los Estados Unidos casi como una empresa privada, sin importarle demasiado el discurso y a veces sin considerar la repercusión de sus comentarios; Obama se ocupaba de las relaciones internas y externas antes que del rendimiento de su gestión; para Trump lo importante son los resultados, el fondo y no las formas.

Desde antes que llegara Donald Trump a la Casa Blanca los medios ya le habían declarado la guerra formalmente, y a decir verdad, él nunca le huyó al conflicto, si los medios disparaban, él devolvía el golpe, no hubo una mediación política, sí muchas verdades incendiarias, y en ocasiones, comentarios salidos de tono.

Con el paso de los años ha sido recurrente la campaña de Trump para acusar a los medios de divulgar Fake News, y en algunos casos ha tenido la razón, desde que llegó a la Casa Blanca los medios inclinados a la izquierda, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa, han sacado de contexto cada comentario del presidente, y han dibujado sobre él un aura dictatorial, aun cuando bajo su mandato no se ha perseguido a la disidencia, no se han censurado medios, ha habido un respeto absoluto por la propiedad, y se han respetado las instituciones federales en todo momento.

Es justo afirmar que Donald Trump no es un inocente cordero, pero no es el demonio que ha dibujado gran parte de los medios occidentales; sin embargo, cómo hemos podido leer a lo largo de este escrito, esta “batalla cultural”, esta elevada polarización suscitada en Estados Unidos no inició con Donald Trump, viene de mucho antes, el actual presidente es sencillamente el hombre de turno al que la izquierda opositora de turno quiere despedazar a como dé lugar; si en lugar de Donald Trump estuviera Ted Cruz o cualquier otro republicano, la situación sería similar, aunque seguramente con diferentes matices y un grado mayor o menor de exaltación contra el mandatario. .

Donald Trump no es víctima, ni victimario, es sencillamente parte del sistema polarizado construido en los Estados Unidos en las últimas décadas, en la que el Partido Demócrata se ha radicalizado a la izquierda y el Partido Republicano a la derecha, ambas partes han jugado su rol en esta dinámica polarizada. Aunque también se puede afirmar que fueron los demócratas quienes se han ido apartando del conservadurismo tradicional del sistema norteamericano, y los que han pedido romper con el modelo económico capitalista que ha hecho de Estados Unidos la primera potencia del mundo.

La pregunta inicial planteada en este texto era: “¿Quiénes y en qué medida son responsables de la alta polarización en Estados Unidos?”, la respuesta se la puede dar cada uno de ustedes.

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

1 comentario en «¿Quiénes y en qué medida son responsables de la alta polarización en Estados Unidos?»

  1. No recordaba haber leído desde hace mucho tiempo un artículo con este cariz neutral, objetivo, equilibrado.
    Excelente!,
    Quiero compartirlo con print screen para que al menos por mí parte lo lea una persona mas, aun cuando mínimo 300.000 millones de personas necesita leerlo para responder y reflexionar la pregunta final

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