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Por Jon Miltimore
El Observatorio de Salud Pública de Cantabria concluyó recientemente el primer estudio español sobre cómo se infecta, incuba y transmite la variante Ómicron del COVID-19.
Los resultados, que aún no han sido revisados por pares, muestran que la variante altamente infecciosa representó casi la mitad de las infecciones registradas durante toda la pandemia. Una de las razones por las que Ómicron ha demostrado ser tan transmisible, según descubrieron los investigadores, es que la ventana de transmisión es más temprana que la de las variantes anteriores.
“La mitad de las infecciones se produjeron antes de la aparición de los síntomas”, dijeron los investigadores.
Los científicos señalaron que esta temprana etapa de transmisión complica algunos esfuerzos de mitigación.
“Esto implicaría que la eficacia de medidas como los chequeos, las pruebas rápidas o el aislamiento disminuiría significativamente en ausencia de medidas preventivas como el distanciamiento, la limitación de las reuniones masivas o los encuentros sociales”, señalaron los investigadores.
Sin embargo, el hallazgo más importante de la investigación es que las vacunas no parecen reducir la propagación del virus.
“Los casos vacunados parecen tener la misma capacidad de transmisión que los no vacunados”, concluyeron los investigadores, según EITB, Radio Televisión Pública Vasca.
Según los investigadores, esto es un distanciamiento de la variante Delta, en la que se encontraron diferencias de transmisión en los hogares y lugares de trabajo vacunados.
El estudio se basó en 622 casos de Ómicron (y sus 1,420 contactos) detectados en Cantabria, región de la costa norte de España, en diciembre del 2021.
La eliminación de los pasaportes de vacunación
Los hallazgos de España son solo el último ejemplo de por qué el COVID-19 sigue propagándose a pesar del ingenio humano y de los esfuerzos generalizados por parte de los planificadores centrales para domar el virus.
A diferencia de las pandemias anteriores, los gobiernos de todo el mundo tomaron medidas radicales para restringir las libertades básicas por miedo al patógeno mortal. Se cerraron negocios, se restringió la libertad de expresión, se negó la libertad de reunión y se violó la autonomía corporal.
A pesar de estos esfuerzos, el virus, ahora en su tercer año, sigue haciendo estragos, y en muchas partes del mundo los gobiernos han tardado en rescindir las medidas perjudiciales a pesar de su ineficacia.
A su favor, algunas partes de España han demostrado ser mucho más receptivas que otras partes del mundo.
La semana pasada, los responsables de la sanidad pública de Cataluña, provincia autónoma del noreste de España, y de varias otras provincias, anunciaron que eliminaban los pasaportes de vacunas a la luz de estas nuevas pruebas.
Un comité de científicos le comunicó al gobierno regional de Cataluña que, debido a la naturaleza de Ómicron, “una gran parte de la población vuelve a ser susceptible de infectarse, esté o no vacunada o haya padecido ya la enfermedad”.
“Se reduce la eficacia del uso obligatorio del certificado Covid como nivel extra de seguridad”, añadieron los científicos.
La obligación de mostrar el pasaporte COVID estaba vigente desde noviembre en Cataluña, la segunda comunidad más poblada de España, con unos 7.7 millones de habitantes. Otras regiones más pequeñas de España, como Cantabria y Asturias, también han anunciado que dejarán de exigir el pasaporte COVID para entrar en bares, restaurantes y otros espacios públicos.
Los medios de comunicación europeos señalan que España ha sufrido brotes generalizados de Ómicron a pesar de que el país cuenta con una de las tasas de vacunación más altas del mundo.
“A pesar de los altos niveles de vacunación en España, donde el 90.7 % de las personas mayores de 12 años están totalmente inmunizadas”, informa The Local, “los casos de coronavirus se dispararon en España durante las vacaciones de Navidad, dándole una de las tasas de incidencia más altas de Europa”.
La decisión de suprimir el pasaporte de vacunas se produce tras las protestas generalizadas en España contra los pasaportes de vacunas y los mandatos de mascarilla.
La preeminencia de su propio plan
Aunque la eficacia de las vacunas para frenar la propagación es cuestionable, siguen existiendo varias pruebas que sugieren que las vacunas pueden reducir significativamente la probabilidad de enfermar gravemente de COVID-19.
El Dr. Jay Bhattacharya, profesor de medicina quien estudia epidemiología en la Universidad de Stanford, atribuye su propia rápida recuperación de COVID a las vacunas y las ha elogiado como “un logro maravilloso”.
Pero Bhattacharya ha dicho que las vacunas son principalmente una cuestión de salud personal, no de salud pública, ya que los beneficios de la vacunación recaen principalmente en el individuo y ha argumentado que los esfuerzos para obligar a la vacunación erosionan la confianza en la salud pública.
“La oposición a los mandatos de vacunación discriminatorios no es lo mismo que la oposición a las vacunas”, dijo Bhattacharya el año pasado. “Al contrario, el apoyo a los mandatos de vacunación es una posición antivacunas porque genera desconfianza y resentimiento hacia la sanidad pública”.
La nueva investigación de España, combinada con los datos recientes de los CDC que muestran que la inmunidad natural confiere más protección contra algunas variantes de COVID que las vacunas, revela la insensatez de estas políticas coercitivas.
Los pasaportes de vacunación son intrínsecamente injustos porque las personas libres requieren libertad de movimiento, pero se vuelven injustos y ridículos cuando no reducen la transmisión del virus ni tienen en cuenta la inmunidad natural.
Las provincias de España que están rescatando sus políticas de pasaportes de vacunas a la luz de esta nueva evidencia merecen cierto crédito, porque esto no es algo natural para los planificadores estatales.
En su obra Socialism: An Economic and Sociological Analysis, el economista Ludwig von Mises señaló lo difícil que es para los burócratas renunciar al control de sus propios planes.
“Lo que defienden los que se llaman a sí mismos planificadores no es la sustitución de la acción planificada por el dejar hacer. Es la sustitución del plan propio del planificador por los planes de sus compañeros”, escribió Mises. “El planificador es un dictador potencial que quiere privar a todas las demás personas del poder de planificar y actuar según sus propios planes. Su objetivo es una sola cosa: la exclusiva preeminencia absoluta de su propio plan”.
Para aquellos que se preguntan por qué muchos países siguen utilizando políticas coercitivas incluso a la luz de esta nueva evidencia, las palabras de Mises ofrecen un rayo de luz para comprenderlo.
Afortunadamente, muchos países de todo el mundo -incluyendo al Reino Unido, Dinamarca y la República Checa– están empezando a ver el error y la injusticia de estas medidas coercitivas.
Foundation for Economic Education (FEE)