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LOS MINISTROS de Finanzas del G7 afianzaron el viernes su intención de aplicar un tope de precios al petróleo ruso. Con esta medida buscan limitar los ingresos energéticos de Moscú al tiempo que se mantiene el suministro de crudo.
En una declaración conjunta emitida tras una reunión virtual, el G7 afirmó que pretende “establecer una amplia coalición con el fin de maximizar la eficacia e instar a todos los países que todavía pretenden importar petróleo y productos petrolíferos rusos a que se comprometan a hacerlo únicamente a precios iguales o inferiores al tope de precios”.
La medida, que “se basa y amplía el alcance de las sanciones existentes”, está diseñada para “reducir los ingresos rusos y la capacidad de Rusia para financiar su guerra de agresión” en Ucrania, al tiempo que limita su impacto en los precios mundiales de la energía.
El G7 reiteró su “firme” apoyo a Ucrania y ratificó su condena a “la guerra brutal, no provocada, injustificable e ilegal” emprendida por Rusia, con la ayuda de Bielorrusia.
Los ministros de las siete naciones industrializadas más ricas del mundo y de la Unión Europea (UE) también reconocieron que “los costes económicos de la guerra y el consiguiente aumento de los precios se dejan sentir de forma desproporcionada en los grupos vulnerables de todas las economías y, en particular, en los países que ya se enfrentan inseguridad alimentaria y problemas fiscales”.
También acogieron con satisfacción la decisión de la UE de estudiar formas de frenar el aumento de los precios de la energía e incluso considerar la posibilidad de establecer temporalmente límites máximos para los precios de importación.
Queda por ver la eficacia del tope de precios propuesto por el G7 sin el respaldo de China e India, dos de los tres principales consumidores de petróleo del mundo.
