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gaynflación demi lovato

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La inflación, en economía, refleja la disminución del poder adquisitivo del dinero. A medida que aumenta la inflación, hace falta más dinero para adquirir la misma cantidad de bienes y servicios. Desde que ser gay se convirtió en moneda de cambio —en la industria del entretenimiento— ha venido sufriendo el mismo proceso inflacionario: la gaynflación.

En los 80 parecer gay estaba de moda, pero no tanto el reconocerlo. Salvo Martina Navratilova, que lo hizo público en 1981, o Elton John e Ian McKellen que lo dijeron en 1988, otros famosos obviamente gays no lo reconocieron nunca. A pesar de lo evidente, Freddie Mercury nunca lo reconoció, o Liberace incluso llegó a demandar a quienes lo afirmaban. En esta década, como mucho, admitían ser bisexuales. Así lo hizo Elton John desde el año 1976 hasta 1988; o Boy George, quien se decía bisexual hasta el año 1995, cuando reconoció ser homosexual.

Viéndolo con perspectiva, se puede decir que en aquella época, salir del armario oficialmente sólo creían podérselo permitir los realmente talentosos. Sin saber si estaban poniendo en juego sus carreras profesionales, tuvieron la osadía de admitirlo. Como luego realmente no tuvieron consecuencias negativas por ello, en los años noventa empezaron a reconocerlo tanto famosos de siempre —como George Michael—, como celebridades de nuevo cuño —como Ellen DeGeneres—.

Salir del armario dejaba de verse como un estigma e incluso comenzaba a dar réditos publicitarios. Tanto es así que a partir del año 2000 empieza un proceso de inflación de esta nueva moneda. Si consultamos las listas de famosos que se declararon homosexuales a partir del nuevo milenio, las encontraremos plagadas de celebridades de medio pelo, y muchos de ellos con la homosexualidad como principal o único mérito curricular.

Declararse homosexual había pasado a ser una manera sencilla de ganar fama para los recién llegados que no conseguían despuntar, o una forma de recuperar la atención perdida para quienes entraban en el declive de sus carreras.

Al comienzo de la última década hubo un punto de inflexión en la economía de lo gay. En 2010, Ricky Martin se declaró homosexual… para sorpresa de nadie. No generó ni mucha indignación, ni grandes alabanzas ensalzando su valentía ni nada por el estilo. La sana indiferencia que produjo enviaba un claro mensaje: había empezado el proceso de hipergaynflación.

Tanto se utilizó esto como ardid promocional, que últimamente ha entrado en un proceso imparable de inflación, rozando la hiperinflación. Por culpa de esta “gaynflación”, ya no es suficiente declararse homosexual para llamar la atención de la prensa y el público.

Ahora es necesario mucho más, ya no basta con ser simplemente homosexual. Se tiene que aumentar la apuesta y decir que eres pansexual o transgénero, para conseguir más o menos la misma cantidad de atención que años atrás.

Gaynflación: cuando ser gay ya no es suficiente

Llegar hasta los titulares requiere de una mayor inversión. Demi Lovato, quien fuera chica Disney convertida en drogadicta, ha tenido que decir que es pansexual para que se vuelva a hablar de ella.

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Demi Lovato. Nótese el puño derecho en alto. Foto: EFE de Jim Lo Scalzo

¿Qué es esto de ser pansexual? Precisamente como es un concepto que se ha empezado a poner de moda ahora y aún hay que explicarlo para entenderlo, convertirse en embajador de la pansexualidad te otorga cierta atención mediática.

La pansexualidad es la atracción sexual, romántica o emocional hacia otras personas independientemente de su sexo o identidad de género.

Aunque para alguien poco versado en el lenguaje woke pueda parecerlo, la pansexualidad no es bisexualidad. De hecho uno puede ser bisexual y a la vez ser considerado como un retrógrado tránsfobo si, por ejemplo, no sientes atracción por un transexual.

Precisamente, el mejor ejemplo para entender esto de la gaynflación es el caso de la actriz antes conocida como Ellen Page, quien tras declararse trangénero y operarse, ahora es Elliot. Cuando empezó en el cine se hablaba de su gran papel en la película Juno de 2007, pero desde Inception en 2010, apenas se hablaba de ella hasta que se ha convertido en hombre.

¿Hacia dónde nos lleva este proceso gaynflacionario de la cultura woke? Es difícil de predecir, pero lo que parece claro es que la sobria y tradicional homosexualidad ya no es lo suficientemente progresista ni atrevida. Incluso la bisexualidad, que antes ampliaba mucho el abanico de posibilidades, ahora se queda corta, y la pansexualidad ya empieza a dar signos de devaluación. 

Miley Cyrus, Bella Thorne y Demi Lovato —todas ellas chicas Disney— se han declarado pansexuales. Quizás Disney se esté erigiendo en una especie de banco central que imprime demasiados billetes arcoíris que devalúan todo el movimiento.

El hecho de que el día del orgullo gay ya vaya por todo un mes de celebración, quizás sea una muestra más de la imparable devaluación política de todo lo relacionado con la cultura woke.

Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.

Social Networks: @ignaciomgm

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