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¿Podría caer el buscador Google a principios de 2022?

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El desarrollo de las Alt Tech, es decir, de todas aquellas soluciones tecnológicas que suponen la competencia ante las grandes corporaciones tecnológicas (Big Tech), es decir, entes como Google, Facebook, Twitter, Amazon y Microsoft, sigue su curso.

Es cierto que, a grosso modo, la mayor cuota de mercado sigue correspondiendo a las soluciones de las Big Tech. Por lo menos, en lo relacionado con los motores de búsqueda en línea. De acuerdo con Statcounter, en el pasado mes de mayo, la tasa de usuarios de Google (a nivel global) no descendía del 92 %.

Tampoco podemos discutir que pese a su posibilidad de uso, ha sido prácticamente imposible que alternativas como Bing (alternativa de Microsoft) y Yahoo le tomasen la delantera. Ciertamente, los índices de recuperación de información de Google son mucho más sofisticados y precisos (aunque no quiero insertar reseñas muy personales).

De todos modos, sí que hemos podido ver algunos movimientos interesantes. Por ejemplo, DuckDuckGo, un motor de búsqueda cuya principal ventaja es que no colecciona datos personales (ni necesita cookies), experimentó, entre julio de 2020 y enero de 2021, una tendencia que sería más propia de una distribución exponencial.

Se pasó de tener 6,327 millones de búsquedas, en julio de 2020, a unas 9,527 unidades de millón en enero de 2021 (en periodos anteriores, con intervalo semestral, la diferencia, por lo general, tenía márgenes mucho más estrechos. Por ejemplo, comparemos julio de 2016 y enero de 2017).

Y no, no sería el único. Se trata de Brave Software, una empresa que no solo está adquiriendo relevancia por la razón de que su fundador fuese el creador del lenguaje de programación JavaScript, sino también por su nuevo concepto de navegador web (de código abierto). Sobre sus iniciativas hablaremos en este artículo.

Los usuarios del navegador Brave ya no necesitarán buscadores externos

Ya se dijo en su momento que el famoso protocolo de Internet HTTP/HTTPS se estaba enfrentando a un nuevo rival llamado IPFS, que se inspiraba en el peer-to-peer (habitualmente útil como red de distribución de contenidos), tratando de operar en base a una arquitectura de almacenamiento lo más dispersa y distribuida posible.

Esto mismo es lo que estaba implementando un navegador cuya popularidad no deja de crecer, aunque esté fuera del mainstream. Hablamos del navegador Brave, cuyo uso no tendría que basarse necesariamente en la emisión de peticiones GET a servidores centralizados. También es amigable con el blockchain y las redes anónimas Tor.

Pues bien, resulta que los usuarios ya tendrán acceso a un buscador web nativo desarrollado por Brave, el cual está actualmente en una fase de desarrollo beta, en la que las pruebas se abren a un espectro de usuarios bastante amplio, no limitado, como suele ocurrir con la fase alpha.

Este será además el motor de búsqueda predeterminado. Si bien es cierto que se podrá seguir utilizando Google o DuckDuckGo (cabe destacar que esta entidad era considerada como partner, hasta el punto de incorporar, de manera predeterminada, a las búsquedas en modo de incógnito, este motor).

Su funcionamiento no solo destacará por no obtener información privada de los usuarios, sino por tener un motor de búsqueda de carácter colaborativo. La indexación no dependerá de ningún algoritmo programado internamente, ni de otra clase de arbitrios. Se confía todo a comunidades abiertas y anónimas de internautas.

Al mismo tiempo, habrá una métrica de independencia que corroborará que las búsquedas no han sido sesgadas previamente. Sabemos que, por ejemplo, la algoritmia de Google tiende a penalizar a aquellos portales que pongan en cuestión la “verdad oficial” de lo “progre” o se nieguen a apoyar al establishment que todos conocemos.

¿Cuánto resistirá Google?

Si el buscador de Brave logra dar resultados sofisticados, entonces puede que la elección entre Google y este sea tan fácil como la que se da entre navegadores como Google Chrome y Mozilla Firefox, cuyas cuotas de mercado no son tan abismales en realidad.

Unos lo elegirían por la privacidad y otros pues por razones varias (apertura a la novedad o la apreciación sobre la interfaz de usuario). No obstante, lo importante es el mensaje que puede emitir esta solución por medio del mercado que tiene implicaciones no solamente tecnológicas.

Que caiga Google o no, es algo que no puedo dar por sentado ahora mismo, por prudencia, lógica y sentido común. Empero, sí podemos ver cómo están desarrollándose soluciones tecnológicas que castiguen las faltas de respeto a la privacidad y las correspondientes colaboraciones con los problemáticos Estados modernos.

Ángel Manuel García Carmona es ingeniero de software, máster en Big Data Analyst, columnista y tradicionalista libertario // Ángel Manuel García Carmona is a software engineer, master in Big Data Analyst, columnist and libertarian traditionalist.

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