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La guerra de Ucrania y la crisis energética europea

crisis energética europea - El American

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La dependencia energética que Europa tenía con Rusia se manifestó en toda su gravedad luego de la invasión rusa de Ucrania, provocando, por un lado, un enorme chantaje por parte del Kremlin y, por el otro, un significativo aumento en los precios de la energía.

Rusia tiene las mayores reservas de gas natural del mundo y es el mayor exportador de ese hidrocarburo. También es el segundo mayor exportador de petróleo y el tercer mayor exportador de carbón.

Incluso antes del conflicto, Gazprom (la mayor compañía energética rusa) comenzó a reducir gradualmente el volumen de ventas de gas natural a los clientes europeos.

Gas natural diario desde Rusia hacia la UE desde agosto 2021 en millones de metros cúbicos por día. Fuente: Plataforma ENTSOG (gasdashboard.entsog.eu)

Moscú ejerce una influencia significativa en el precio del gas natural de Europa, controlando a todos los principales proveedores de la Unión Europea.

Países europeos importadores de gas ruso en 2021 en miles de millones de metros cúbicos. Fuente: IEA.

El sabotaje energético alemán

La dependencia de Alemania al gas ruso comenzó en 1970, cuando se negoció la construcción del primer gran gasoducto entre la Unión Soviética y el país germano. La decisión fue parte de la “Ostpolitik”, una política iniciada por Willy Brandt para acercar Alemania a los países del Bloque del Este. En 2020 – 50 años después – Rusia representaba más de la mitad del suministro de gas natural de todo el país europeo.

En 2011 se inauguró el gasoducto Nord Stream, que conecta los dos países. Solo tres años más tarde, Rusia invadió Ucrania y anexó Crimea. A pesar de esta violación del derecho internacional, en 2015 se firmó un acuerdo para construir Nord Stream 2 para que Gazprom se hiciera cargo de las instalaciones de almacenamiento de gas alemanas, poniendo el control de las reservas energéticas germanas en manos de una potencia extranjera.

Todo esto sucedió a pesar de las repetidas advertencias de los países de Europa Central y Oriental. Como han vaticinado muchos expertos de Polonia y de los países de la región, la política de acercamiento de Alemania a Rusia terminó convirtiéndose en una herramienta de agresión, chantaje y extorsión por parte de Moscú.

Importaciones alemanas de gas ruso en miles de millones de metros cúbicos.  Fuente: Researchgate.

Las regulaciones del fundamentalismo climático y sus consecuencias

Sin embargo, no solamente la guerra y las acciones de Moscú elevan los precios de la energía. Otro factor fundamental de la crisis energética europea es la política climática de la UE y sus regulaciones.

Establecido en 2005, el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (EU ETS) es la piedra angular de la política europea contra el cambio climático y una herramienta que los burócratas consideran clave para reducir de forma sensible las emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente representa más de tres cuartas partes del comercio internacional del carbono, convirtiéndose en el principal mercado de carbono del mundo.

El EU ETS funciona a base de limitación y comercio, lo que significa que las organizaciones tienen derecho a emitir una cierta cantidad de gases de efecto invernadero, arriba de la cual necesitan comprar derechos de emisiones de otras organizaciones que no han llegado a su límite.

Cada derecho de emisión, llamado allowance (EUA), equivale a una tonelada de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más común, y las empresas pueden comprarlos y venderlos entre sí en función de sus necesidades.

Lo que comenzó teóricamente como un sistema sensato para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, terminó en la práctica aumentando drásticamente los precios de la energía en países que recién comenzaban su viaje por el camino de la transición energética.

Los derechos de emisión negociados en el EU ETS son muy susceptibles frente a la especulación: su precio ha aumentado de 10 euros por tonelada de dióxido de carbono en 2018 a más de 90 euros en 2022.

Cuando los precios de la energía comenzaron a aumentar drásticamente en 2021, Polonia fue el primer país en pedir la suspensión del EU ETS mientras durara la crisis, y reiteró el pedido en agosto del 2022. Los polacos lanzaron una campaña a través de la Asociación Eléctrica Polaca (Polish Electrical Association), informando a los ciudadanos que los precios de la energía estaban aumentando debido a la guerra y la falta de voluntad de la UE para suspender el sistema de bonos de carbono. El Green Deal había llegado en el momento menos oportuno.

Toda esta dictadura verde condenará a las pequeñas y medianas empresas a no poder competir con las grandes. Por otro lado, los países europeos más pobres no se desarrollarán a la par de los más fuertes. Este sistema generará una desigualdad maquillada de buenas intenciones. Además, se volverá más imposible que nunca competir con China, convirtiendo a Europa en un continente dependiente del gigante asiático, quien no tiene ninguna preocupación en ser el país más contaminante de todos, ya que Pekín seguirá adelante con su política energética.

Ranking de países productores de emisiones de CO2 en 2021 en millones de toneladas. Fuente: Datosmacro.

La estrategia de Polonia

Desde hace años, Polonia ha alertado sobre los peligros de la dependencia de las materias primas rusas y ha ido tomando las medidas necesarias para diversificar sus fuentes de energía y así asegurar su independencia energética.

En marzo de 2022, Varsovia pidió sanciones sobre el gas, el petróleo y el carbón rusos, que son las principales fuentes de ingresos del Kremlin. El representante permanente de Polonia ante la UE, Andrzej Sados, argumentó que mientras Europa no deje de comprar materias primas a Rusia, seguirá financiando la guerra de Putin en Ucrania.

Después de criticar a la UE por las sanciones incompletas contra Moscú, el gobierno polaco decidió no esperar a que todos reaccionaran y se movió en solitario, es decir con una decisión unilateral, dejando de importar fuentes de energía rusas a nivel nacional. A fines de marzo, Varsovia decidió prohibir la importación de carbón ruso. Anteriormente, Polonia había importado alrededor de 8 millones de toneladas del recurso, lo que representaba alrededor del 20% del consumo anual del país.

Posteriormente, cuando Putin intentó obligar a Europa a pagar los insumos energéticos en rublos, Polonia rechazó el chantaje. Como resultado, el 27 de abril, Moscú dejó de bombear el gas, contratado bajo el acuerdo de Yamal, a Polonia.

Cabe señalar, sin embargo, que Varsovia comenzó a aplicar una política de diversificación de sus fuentes de suministro mucho antes del ataque ruso a Ucrania. En consecuencia, cuando el Kremlin trató de chantajear a Europa para que dejara de apoyar a Ucrania, Polonia continuó el proceso de diversificación, asegurando múltiples proveedores de energía y la independencia energética de Rusia.

Acciones futuras ante la crisis energética europea

La producción de emisiones de dióxido de carbono de la Unión Europea no tiene comparación con aquellos países más contaminantes – y que carecen de compromiso alguno en reducir las mismas – sumado a una crisis energética europea que está llevando al límite la estabilidad económica y social de la mayoría de los países que la conforman. Sin embargo, algunos inconscientes o mal intencionados prefieren priorizar el Green Deal.

Mientras la autonomía y el progreso de los países podrían verse gravemente afectados por la ideología del cambio climático, también la calidad de vida de los ciudadanos sería condenada por burócratas que se preocupan más por los gases de efecto invernadero que por las consecuencias de una guerra que podría escalar incluso arrastrando a la OTAN al campo de batalla.

Si los políticos se concentran en el fundamentalismo del pacto verde y no en el conflicto con Rusia, las industrias y las economías europeas no serán competitivas con Asia frente a los altos impuestos y, además, difícilmente podrán sobrevivir a la crisis energética europea.

Los líderes de Europa deberán decidir si quieren resolver los problemas reales de sus naciones, alejados de toda ideología izquierdista que solo enriquece a un puñado de individuos por sobre la mayoría. Es tiempo de elegir entre soberanía y desarrollo o dependencia y pobreza.

Candela Sol Silva es columnista y es la jefa de prensa de Fratelli d'Italia en Argentina // Candela Sol Silva is a columnist and is the press officer for Fratelli d'Italia in Argentina

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