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La hipocresía del Gobierno australiano queda en evidencia con el caso Djokovic

Djokovic, ¿el mejor tenista de la historia?

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Novak Djokovic va en camino a ser el mejor jugador de la historia del tenis. Se lo ha ganado a pulso. Con títulos, talento, sacrificio y una mentalidad competitiva inquebrantable. Dicho eso, el último episodio con el gobierno australiano es, cuanto menos, problemático y hasta indignante.

Djokovic, como todo ser humano libre, decidió no vacunarse contra el COVID-19. Una decisión que debería respetarse, aunque a muchos les disguste. Por ello, debido a las estrictas reglas sanitarias del gobierno australiano, que se ha pasado los últimos meses persiguiendo a los ciudadanos que no están de acuerdo con sus autoritarias medidas, el tenista serbio no podría disputar al Grand Slam en Australia.

No obstante, las normas de la noche a la mañana se “flexibilizaron”, solo para dejar competir al serbio en uno de los torneos más importantes del año en el mundo del tenis. Básicamente, mientras los ciudadanos australianos son sometidos por sus autoridades, a “Nole” lo dejan jugar al tenis sin mayores problemas.

Es una cuestión de notorio privilegio que se maximiza cuando se mira el caso de la tenista rusa Natalia Vikhlyantseva, quien quedó fuera del Australian Open por haberse puesto la vacuna Sputnik, fármaco no reconocido por el gobierno australiano.

Djokovic recibió la exención médica luego de manifestarse contra el mandato de vacuna obligatorio. (Fuente: @VarskySports)

¿Cómo es posible que una jugadora vacunada contra el virus qué dices combatir tenga menos derecho que un jugador que no está vacunado? Es ilógico por dónde se lo mire.

Pero más allá de los privilegios que hoy ostenta Djokovic por ser el mejor tenista del mundo, aquí él, en realidad, no tiene nada de culpa. ¿Qué pretendemos culpando al serbio? ¿Qué se ponga la vacuna contra su voluntad o deje ser asistir a un torneo para el que se preparó? Eso sería tan injusto como dejar por fuera a Vikhlyantseva.

Lo máximo que podría hacer el serbio —que además sería un gesto poderosísimo— es solidarizarse con los australianos y su colega Vikhlyantseva. Más allá de eso, poco puede hacer.

Gobierno australiano queda en ridículo con el caso Djokovic
MADRID (ESPAÑA), 03/12/2021.- El tenista serbio Novak Djokovic devuelve un golpe al croata Marin Cilic durante su encuentro de semifinales de Copa Davis entre Croacia y Serbia, durante el pasado diciembre en el Madrid Arena. (EFE)

Ciertamente, la disparidad de las reglas debería avergonzar a las autoridades australianas, pero el problema de fondo no es otro que la estupidez gubernamental. Una estupidez que se ha transformado en una suerte de tiranía sanitaria contra los propios ciudadanos australianos, quiénes han sufrido represión y acoso por el simple hecho de querer vivir libremente.

No hay espacios para el eufemismo: Australia se convirtió en una nación hipócrita, que crítica a China, pero no tiene reparo en implementar fórmulas autoritarias para controlar el virus. Que impone leyes estrictas para los civiles, pero no tiene problema alguno en dar exenciones a figuras de renombre. La verdad es que el gobierno de Australia ha quedado en ridículo con el caso Djokovic y los ciudadanos deberían levantarse en ese país contra el autoritarismo y la incompetencia de sus autoridades.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

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