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Por qué Hungría es el futuro de la derecha post-liberal

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Desde que llegó al poder en 2010, el gobierno conservador y pro-familia de Hungría ha sido objeto de constantes ataques. Los grupos políticos progresistas y sus socios en los principales medios de comunicación se han esforzado por presentar al gobierno húngaro como xenófobo, o incluso fascista, y a su líder, Viktor Orbán, como un peligro para Occidente y un matón autoritario. El apoyo de Hungría a la familia tradicional, la derecha post-liberal, la protección de los niños frente a la propaganda LGBTQ, la postura firme contra la migración incontrolada y el énfasis en las raíces cristianas de Occidente son más que suficientes para que los políticos europeos griten anatema.

Esta narrativa, que retrata al gobierno de Orbán como un régimen totalitario y antioccidental, está fuertemente apoyada por las salas de redacción de los periódicos izquierdistas que se han convertido en máquinas de hacer campaña. Como el reciente artículo del NYT que “trata de entender” por qué los conservadores americanos han prestado especial atención a lo que se hace y se dice en Budapest.

Al igual que el Coronavirus, los principales medios de comunicación están ahora “preocupados” porque el “virus de Hungría” no respeta las fronteras y ha llegado al otro lado del Atlántico. El American se puso en contacto con varios intelectuales conservadores de Estados Unidos que afirman que algunas ideas nuevas que vienen de Europa Central no son “son opuestas las tradiciones americanas”, sino que pueden servir de fuente de inspiración para que los conservadores americanos redescubran las raíces no liberales de Estados Unidos.

Tucker Carlson en Hungría

Uno de los últimos y más conocidos acontecimientos que molestó a muchos fue el viaje de verano de Tucker Carlson a Budapest. Tucker Carlson Tonight se emitió durante toda una semana desde la capital húngara e incluyó una larga entrevista con Viktor Orbán (con más de 4.5 millones de visitas en YouTube). Esta entrevista, junto con el resto del viaje de Carlson, llevó inevitablemente algunos de los mensajes del nuevo conservadurismo centroeuropeo a la audiencia americana.

Uno de los impulsores de Carlson fue el periodista y escritor Rod Dreher, que pasó varios meses en el Danube Institute, con sede en Budapest, como investigador y que ya había visitado la región en varias ocasiones, en parte mientras escribía su último libro, Live Not By Lies. El libro describe las nuevas tendencias totalitarias de izquierdas de Occidente apoyándose en los testimonios de disidentes de Europa del Este que encuentran inquietante encontrarse con la misma opresión ideológica y la misma censura por la que un día abandonaron la Unión Soviética.

“Hace un par de años, estuve en Budapest en una conferencia y escuché al primer ministro Orbán decir que quería que los conservadores pensaran en Budapest como su hogar intelectual. Sus esperanzas por fin se están haciendo realidad. Budapest se está convirtiendo en un destino para los intelectuales conservadores”, dijo Dreher a El American. Fue una de las razones por las que envió un mensaje a Carlson y le sugirió que viniera a Budapest para verlo por sí mismo, porque “los húngaros definen la vanguardia de la próxima versión del conservadurismo occidental, en la era postliberal”.

Hungría y la derecha post-liberal en Estados Unidos

Es comprensible que las élites actuales traten con desdén a la derecha post-liberal, ya que abre la posibilidad de rendir cuentas a lo que el liberalismo ha provocado en Occidente. Sin embargo, a medida que se vuelve cada vez más popular y político, y los grupos intelectuales con cierta imaginación política comienzan a organizarse (el último movimiento ha sido lanzar un blog y un boletín de Substack), el pensamiento post-liberal es cada vez más difícil de ignorar. Dentro de la perspectiva post-liberal, Hungría y Polonia se ven como grandes ejemplos y donde los fundamentos de una sociedad sana, como la cultura judeocristiana, la familia o la nación no solo se protegen sino que se aprecian y apoyan abiertamente.

“Tras décadas de progresismo cultural en Estados Unidos, los conservadores americanos están reconociendo que es necesaria una postura gubernamental más firme para promover la familia y defender la cultura nacional”, afirma Gladden Pappin, profesor asociado de la Universidad de Dallas y actual profesor visitante del Mathias Corvinus Collegium de Budapest. Ha escrito varios artículos sobre las eficaces políticas familiares del país, animando a los conservadores americanos a examinar este modelo que proporciona beneficios económicos y la correspondiente educación pro-familia a nivel nacional.

Pappin está afiliado a un grupo que un reciente artículo del New York Times (NYT) describe como “un ala católica cada vez más fuerte de los conservadores post-liberales”. Según el autor del NYT, académicos de primera línea como Adrian Vermeule, Patrick Deneen y Chad Pecknold, así como el periodista Sohrab Ahmari, integrarían el peligroso grupo, cuyo único objetivo es atacar el orden liberal.

Otra área de coincidencia entre Hungría y la derecha post-liberal de Estados Unidos es la religión. No es ningún secreto que la derecha post-liberal no quiere que la religión sea un asunto privado y su opinión coincide con la del gobierno húngaro sobre el papel de la religión. En opinión de Pappin, los conservadores americanos, junto con el resto de su país, han llevado la separación de la religión y la vida pública demasiado lejos. Por ello, Pappin considera alentador ver “la voluntad de Orbán de reconocer el cristianismo como parte esencial de la identidad húngara, y de construir el modo de vida cristiano mediante el apoyo y la inclusión de las iglesias cristianas en la vida nacional”.

Pecknold, profesor de Teología en la Universidad Católica de América, también subrayó a El American la importancia de llamar la atención del público sobre el hecho de que las raíces de Estados Unidos no están en el liberalismo, sino en el cristianismo. Por lo tanto, Hungría puede inspirar a los conservadores americanos en la lucha contra un nuevo “orden pseudo-religioso” que “debe ser combatido como se combatió la Guerra Fría”. Considera que la creciente atención de los medios liberales y los debates en torno a la derecha post-liberal son una forma de reconocimiento que marca el fin de una era ignorante de las élites progresistas.

Sin embargo, Budapest no es el único lugar donde los conservadores americanos pueden encontrarse con el movimiento húngaro. Una delegación húngara participó en la NatCon 2 en Orlando. Entre los panelistas que aparecieron había un Orbán, no el primer ministro, sino su director político Balázs Orbán (sin relación con el primer ministro), que unos días antes tuvo un acto de presentación de un libro en Washington organizado por la revista The American Conservative.

Balázs Orbán también preside el Consejo de Administración del Mathias Corvinus Collegium, un influyente instituto educativo que sirve de refugio a los intelectuales conservadores occidentales. Cuando se le preguntó por sus experiencias en Orlando, dijo a El American que, a pesar de ser un pequeño país centroeuropeo, Hungría es ahora ampliamente conocida y reconocida en los círculos conservadores porque se atrevieron a preservar las raíces cristianas del país, una hazaña no menos notable por el hecho de que Hungría sufrió durante más de cincuenta años bajo el comunismo.

Balázs Orbán describió la transición desde el comunismo y el posterior período de liberalismo como “la reinstauración de la democracia cristiana hace una década con un éxito considerable”. Sugirió a los conservadores americanos la necesidad de abandonar el concurso de popularidad que hacen los medios de comunicación liberales y les animó a ser audaces para defender lo que creen. “Deben creer que nosotros, los conservadores, estamos en el lado correcto de la historia”.

Ni siquiera una hegemonía tan poderosa como la de los liberales puede vencer a quienes defienden lo que es correcto. El orden liberal, que esperaba que sus posiciones estuvieran mucho más seguras a ambos lados del Atlántico, se ha dado cuenta finalmente de que no podía ignorar a quienes les desafían abiertamente y tratan de poner en evidencia su fracaso. Por eso Hungría, un pequeño país de Europa Central, es noticia casi semanalmente. Rechaza abiertamente los postulados del liberalismo y se atreve a originar sus posiciones políticas y culturales a partir del cristianismo, la nación y la familia: valores que han precedido y sobrevivirán al actual statu quo.

Péter is a Hungarian journalist and podcaster based in Budapest. He writes a weekly column for El American on European politics, culture, and many other things. He’s also the strategic director of the digital outlet Axióma. He loves cachapa con queso 'e mano. // Péter es un periodista y podcaster húngaro con base en Budapest. Escribe una columna semanal para El American sobre temas políticos y culturales de Europa. Es también director estrategico del medio digital Axióma. Le encanta la cachapa con queso 'e mano.

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