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Hungría, Polonia y el bloque conservador que se resiste al progresismo europeo

orbán, hungría

Europa Central comunica al Mar Báltico, el Mar Adriático y el Mar Negro en un sistema fluvial común que constituye un eje de importantes rutas comerciales. Tras las Segunda Guerra Mundial, Europa Central –exceptuando Austria– cayó bajo el yugo soviético, y tras el colapso sus países ingresaron a la Unión Europea.

Frente común ante el Este y Oeste

Los tópicos de los eurócratas y la gran prensa contra Europa Central van desde afirmar que sus países no están maduros para la democracia hasta decir que dependerían de las transferencias de recursos de la UE o que no compartirían los valores de la comunidad. Todas son generalizaciones falsas.

La Unión Europea ha intentado repetidamente imponer a Europa Central una agenda ideológica que en América se denomina woke. Es la agenda comunista de la teoría crítica de la raza, el género y el post colonialismo, disfrazada de “derechos humanos de II, III y IV generación. La Europa Central que sufrió y resistió con sangre al comunismo soviético rechaza activamente esa presión ideológica.

La Rusia de Putin

Un Moscú económicamente débil –no insignificante– pero todavía militarmente poderoso y cada vez más cercano a Beijing es la paradoja de esa Europa Central que Bruselas estúpidamente desprecia. No olvidemos que la pretensión de la UE de incluir a Ucrania en la Asociación Oriental Europea dio a Moscú el pretexto para ocupar Crimea, apoyando a soldados “voluntarios” de Donbas en 2014. Occidente respondió con palabras fuertes, pero se limitó a sanciones económicas.

La invasión rusa de territorio ucraniano preocupó a Europa Central, especialmente a Polonia, Rumania y los países bálticos. Al menos, ante una UE reticente, la OTAN reforzó su presencia en la frontera oriental. Pero con las sanciones Europa Central perdió un socio comercial importante al este.

Un dilema en el Este

Europa Central tiene un dilema entre seguridad e intereses económicos y las naciones de Europa Central no han logrado alinearse entre sí para defender sus intereses en Bruselas, ni  presentar un frente común ante Rusia. Pero en cuanto a seguridad Europa Central sí que coincide en alinearse con Estados Unidos.

Washington considera a Moscú un rival estratégico, pero a diferencia del caso de China, no tiene en Rusia intereses económicos importantes en juego. Por eso mantiene la doctrina Brzezinski de evitar vínculos  estrechos entre Europa y Rusia. Eso tenía sentido ante el poder soviético, pero Rusia no es la URSS y económicamente no tiene sentido para una Europa Central que necesita una economía fuerte para financiar la defensa común capaz de disuadir cualquier agresión que pretenda reafirmar, a costa de Europa Central, el papel de Rusia como potencia.

Unidad ante el fuego cruzado

Europa Central está en medio del fuego cruzado de intereses de Estados Unidos, Rusia y UE. Para defender sus propios intereses económicos y geoestratégicos tendría que unirse estrechamente. El Grupo Visegrad, una asociación entre la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia para promover intereses económicos mutuos va en esa dirección, pero personalmente considero que no ha demostrado eficacia todavía.

La iniciativa de Los Tres Mares es una asociación informal, que integra a los países de Visegrad, los estados bálticos, Austria, Bulgaria, Croacia, Rumania y Eslovenia. Dibuja la alianza que Europa Central necesita para profundizar su colaboración en infraestructura, energía, seguridad y defensa. Una Europa Central unida en defensa de sus propios intereses comunes, económicos, ideológicos y geoestratégicos enfrentaría a Moscú y resistiría la actual deriva de Bruselas.

La oportunidad de Washington

América necesita a una Europa Central fuerte y unida como un aliado cercano dentro de la UE, y Washington puede impulsar la alianza de esta región. Así se crearía un necesario contrapeso ante una Europa Occidental aferrada a la “política del avestruz” ante los desafíos de la segunda guerra fría en curso entre Washington y Beijing. Únicamente unida y alineada con Washington, podría Europa Central mantener abierto su comercio al este sin comprometer su seguridad geoestratégica ante Moscú. Sería un espacio de distensión entre la torpeza de Bruselas y la agresividad de un Moscú cada vez más alineado a Beijing

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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