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¿Cuál es la ideología política de Putin y el Kremlin?

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Respecto a la invasión rusa de Ucrania y los motivos de Putin hemos visto en los medios desde tonterías que empiezan por desconocer las diferencias entre el colapsado imperio soviético y la Rusia post-soviética, hasta razonables análisis de la realidad de los intereses de la cleptocracia autoritaria que encabeza Putin ante los intereses nacionales de una Rusia que es un poder secundario y declinante bajo un gobierno corrupto y autoritario.

Pero se ha dicho poco sobre la actual ideología del Kremlin. Y pretender explicar las acciones de Moscú desconociendo la ideología actual de las élites del Kremlin es tan necio como habría sido intentar explicar las acciones del poder soviético desconociendo el marxismo-leninismo. Putin asocia su permanencia en el poder a una ideología imperial gloriosa y un gran mito nacional que justifique su autoritarismo y represión interna por una gran misión imperial de importancia global.

El mito nacional de Putin depende de una manipulada y mitificada versión de la cultura y la historia rusa que, aunque rechaza al comunismo, todavía reclama como “espacio vital” ruso a todas la antiguas repúblicas y satélites soviéticos. Es un nacionalismo supremacista ruso con el que tuve contacto por primera vez hace décadas, cuando un año antes del colapso soviético un diplomático de ese país, étnicamente ruso, me comentó “off de record” que “cambiaran lo que cambiaran las reformas del socialismo soviético de Gorbachov, los rusos, por el hecho de ser rusos, tenían un derecho histórico a todo el territorio y los recursos soviéticos”.

Putin
The president of Russia, Vladimir Putin. (Image: EFE)

Era una forma de sentir antes que de pensar, que poco o nada tenía que ver con el marxismo-leninismo y que sonaba cercana a los mitos históricos que habían legitimado a las dinastías de los Zares y su imperio. Ahí está la clave de la filosofía y cosmovisión que han adoptado, desde las bases y el aparato del partido de Putin hasta la élite de oligarcas corruptos asociados al Kremlin. Y sobre ese reclamo emocional anclado en mitos nacionales un académico articuló una filosofía seudo-tradicionalista autoritaria que pasa por “conservadora”. Se trata de Aleksandr Dugin, el filósofo ruso que se elevó como “ideólogo de cabecera” de las élites del Kremlin de Putin.

Dugin es un filósofo heideggeriano que defiende una cosmovisión político-cultural autoritaria y trascendente opuesta a occidente y sus valores liberales. Partió de una versión profundamente manipulada del mito histórico de la Santa Madre Rusia, mito nacional que él rehízo apoyándose en una peculiar escatología profético-herética realmente impresionante para muchos cristianos ortodoxos rusos.

Dugin rechaza desde la democracia política, la división de poderes republicana y el parlamentarismo hasta la igualdad ante la ley y la libertad de expresión y religión. Se opone a la ideología de género posmoderna no porque viola la igualdad ante la ley, sino porque lo hace al revés de lo que él propugna en su propia y falaz propuesta de desigualdad ante la ley. Por lo demás Dugin invoca una alianza autoritaria de sociedades tradicionalistas y jerarquizadas contra la hegemonía de los valores occidentales.

Dugin sueña a Rusia como fuerza hegemónica en una antioccidental civilización euro-asiática con su centro en una Nación-continente que abarque toda la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Una nación-continente capaz de separarse cultural y comercialmente del mundo occidental para combatirlo. Por eso reclama un “derecho histórico” al control político de Moscú sobre el caído imperio soviético y la imposición de esa hegemonía política y cultural autoritaria rusa en la mayor parte de Eurasia.

En su libro Fundamentos de Geopolítica dice Dugin sobre Ucrania que: “…como Estado no tiene ningún significado geopolítico, ninguna importancia cultural particular o algún significado universal, no tiene exclusividad geográfica, ni exclusividad étnica (…) pone en peligro a toda Eurasia (…) sin resolver el problema ucraniano no tiene sentido hablar de política continental”, mientras de Finlandia afirmó que: “debería ser absorbida por Rusia (…) el sur de Finlandia unirse con Carelia y el norte con Múrmansk”.

Esa es la filosofía autoritaria de Putin y su partido, sin conocerla no se puede explicar la lógica interna de sus acciones ni la trágica paradoja de la creciente dependencia de Beijing a la que Putin  hipotecó el futuro de Rusia.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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