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La propuesta de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen respaldada por los demócratas en la Cámara de Representantes de incluir capital sin realizar en el plan de gasto del presidente Joe Biden ha causado mucho revuelo.
Aunque Yellen negó que este sería un impuesto a la riqueza, la presidente de la Cámara, Nancy Pelosi la contradijo y dijo que, en efecto, este nuevo tributo sería un impuesto a la riqueza para el 1 % más rico.
El nuevo impuesto afectaría a las personas con más de $1,000 millones en patrimonio o más de $100 millones en ingresos por los últimos tres años consecutivos. El presidente Joe Biden ha expresado apoyo por esta idea, sin embargo, la excluyó de su campaña.
Bajo el código tributario americano, un ciudadano no paga impuestos sobre el valor de un activo hasta que este lo venda. La particularidad de la propuesta demócrata es que este impuesto se cobraría sobre la mera valorización del activo, asumiendo que la valorización cuenta como “ingreso” que todavía no se ha realizado.
El impuesto potencialmente podría imponer grandes cargas tributarias sobre los americanos más pudientes, según The New York Times, a una tasa impositiva del 20 %, una familia que tenga una fortuna de $10,000 millones, y esta se aprecie a $11,000 millones, tendrá que pagar más de 200 millones en impuestos por la apreciación de su patrimonio.
La propuesta cuenta con el apoyo del propio presidente del Comité de Finanzas del Senado, el senador Ron Wyden (D-OR), quien la defendió afirmando que:
Hay dos códigos de impuestos en los Estados Unidos: uno para los trabajadores que pagan impuestos en cada uno de sus cheques de pago y el otro para los viajeros altos que usan juegos y trucos para evitar sus impuestos.
La Casa Blanca justificó el impuesto afirmando que el 1 % de los americanos más ricos solo pagan el 8.2 % de sus ingresos, sin embargo, esta medida se hace contabilizando la apreciación de sus activos como ingresos.
Los mercados todavía no se han alarmado por la propuesta, pues existen dudas sobre si este impuesto resistirá el escrutinio en el Senado, o si al menos es legal ante los ojos de la Constitución, pues esta solo autoriza al Congreso a poner impuestos sobre el ingreso y no sobre el patrimonio o la riqueza.
Incluso si la propuesta logra pasar el escrutinio de los constitucionalistas, todavía está por verse si el Congreso de Estados Unidos está dispuesto a imponer lo que sería en efecto un impuesto a la riqueza.
Por parte de los republicanos es seguro que la nueva propuesta de impuesto —como todas las anteriores— tendrá una férrea oposición.
Los demócratas justifican el impuesto porque les permitiría tributar activos que normalmente se escapan del alcance del IRS. Sin embargo, en el Partido Demócrata, no todos están convencidos sobre la conveniencia de este nuevo impuesto.
Aunque figuras de prominencia como Elizabeth Warren o Nancy Pelosi apoyan la implementación del impuesto a las ganancias de capital sin realizar, otras figuras como la senadora Kyrsten Sinema (D-Ariz) se oponen a la implementación del impuesto. Una oposición a la que probablemente se unirá Joe Manchin (D-WV) quien busca llegar a un acuerdo con el resto de los demócratas en el plan de gasto del presidente Biden, sentando el monto en $1.5 trillones.
Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica