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¿Por qué la invasión rusa a Ucrania es una oportunidad para el Bitcoin?

Bitcoin, El American

La ofensiva expansionista de Vladimir Putin contra Ucrania continúa. La convulsión y la tensión se extiende por distintos puntos del globo y las respuestas económicas continúan. Mientras que algunos entes estatales han aplicado sanciones económicas, otros sujetos han optado por la estrategia del boicot hacia entidades concretas a fin de castigar a Putin así como a la oligarquía de la que podría sostenerse.

Las distorsiones en el ámbito industrial y en el sector agrícola de Ucrania están provocando ciertas subidas de precios (por ejemplo, el aluminio) y situaciones de escasez de oferta (ocurre esto con el girasol, utilizado en un tipo de aceite bastante popular).

Incluso hay tensiones en relación con los suministros de gas. Países como Alemania, Austria, Chequia, Rumanía y Eslovaquia tienen una gran dependencia de los yacimientos petrolíferos rusos (Francia es quien mejor sale de todo esto por ser líder en centrales nucleares).

Pero no vamos a profundizar sobre ello, sino en otros casos concretos que tienen más relación con la cuestión monetaria. El rublo (divisa estatal rusa) sigue con valores más bien bajos y se especula sobre reacciones para intentar contener la caída.

El pago de gas en rublos, ¿chantaje o estrategia?

El pasado miércoles 23 de marzo, Putin anunció que aquellos países considerados como “hostiles” hacia Rusia no podrían obtener gas natural del país pagando con sus divisas (principalmente, euros o dólares).

Entidades como Gazprom, la petrolífera más importante de Rusia, tendrán que recibir los pagos en rublo. Pero el exchange no tiene que ser llevado a cabo por intermediarios, sino por los mismos compradores.

Esto llevaría a los interesados en el gas ruso a efectuar cambios de divisa que no solo supongan, en sentido amplio, una “inversión” en el rublo, sino una nueva vía de ingresos para el Kremlin, ya que todo exchange monetario lleva implícito el cobro de una comisión.

La medida puede ser vista, por un lado, como una manera de contener las reacciones negativas hacia Putin , pero, por otro, igual puede ser una trampa que ayude a dar sostenibilidad a una divisa que no está experimentando sus mejores momentos.

En el mediodía del pasado 23 de marzo (horario peninsular español), el rublo tenía un valor unitario equivalente a un centavo de dólar americano. Sin embargo, hace un mes llegó a tener valores inferiores a la centésima (a principios de marzo perdió más del 60 % de su valor).

Una nueva oportunidad para las criptodivisas

La cuestión monetaria no debería ser apreciada como un pulso geopolítico entre Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China (el dólar, el euro y el yuan también dependen de los Estados modernos), ya que no es cuestión de defender una institución sobre otra, sino de lograr poner en perspectiva el mismo “dinero fiduciario”.

Uno es escéptico respecto al “dinero fiat” porque asegura la dependencia financiera de la sociedad con el Estado. Al mismo tiempo, su valor no se ajusta a la espontaneidad del mercado, sino al arbitrio del político de turno.

Se corre el riesgo, con estos activos fiduciarios a los que “estamos acostumbrados”, de que la integridad de nuestros ahorros no sea absoluta y de facilitar esa esclavitud moderna llamada endeudamiento. Ahora bien, nada de esto es una especulación teórica, ya que ciertos problemas son realidades. No olvidemos que mucho antes de ese 24 de febrero que será recordado como un día fatídico para los ucranianos, podía decirse con bastante seguridad que el llamado dinero fiat ya había fracaso y que tarde o temprano puede caer completo, por así decirlo.

La mayoría de Estados europeos sufre de problemas de inflación, debidos, principalmente, a la expansión artificial crediticia y los bajos tipos de interés. Con lo cual, tampoco se puede decir que “por culpa de Putin todo es muy caro”.

La inflación genera unos valores económicos artificiales, como ocurre con el exceso de impuestos que se pueden aplicar directa e indirectamente sobre los distintos productos en el mercado y los bolsillos de las familias.

Puede decirse, por ende, que el dinero fiduciario también tiende a lastrar el poder adquisitivo de los individuos, las familias y las empresas. De hecho, el keynesianismo que inspira a la banca central puede interpretarse como un ataque más a la propiedad privada (dimensión dineraria).

Con lo cual, es hora de apostar por medios de cambio que no solo pueden tener rentabilidad a futuro, sino que también pueden protegernos, aprovechando la esencia dispersa y descentralizada de Internet, de las invasiones tiránicas.

El blockchain frente a las invasiones tiránicas

Las criptodivisas que se basen en la red de blockchain (cadena de bloques con nodos, es decir, equipos informáticos, conectados entre sí, de una manera dispersa, desde distintos puntos del planeta) son, precisamente, aquello en lo que depositamos una esperanza.

Cierto es que estas monedas no tienen un valor artificial que dependa del arbitrio estatista o de las malas consecuencias de la planificación económica centralizada que impera en muchos Estados. Pero existen mecanismos para asegurarse de que estos activos digitales puedan proteger no solo nuestra propiedad en todos sus sentidos, sino también nuestra privacidad (considérese como un concepto intrínseco a la noción del derecho natural a la propiedad).

Hay monederos digitales (no necesariamente basados en dispositivos externos extraíbles) que se pueden utilizar sin necesidad de depositar nuestras claves en una arquitectura central de tipo servidor-clientes.

También contamos con mecanismos de recuperación, pero estos no facilitan la identificación de los usuarios con unas claves de acceso y unos datos económicos concretos (los usuarios se identifican por largas cadenas alfanuméricas dentro de la cadena de bloques).

De igual modo, ya explotando el paradigma de las DeFi (finanzas descentralizadas), podemos explorar el uso de coberturas como las VPN (redes privadas virtuales) o de navegadores y sistemas operativos que difícilmente dejan un rastro que facilite algún rastreamiento.

Incluso existen protocolos que permiten que perdamos la pista sobre las cantidades realmente transferidas entre dos usuarios. Además, entran en juego organizaciones autónomas descentralizadas que no dependen de un sujeto de posición central.

Con lo cual, podemos decir que los rusos y los ucranianos tienen mecanismos tecnológicos que les permitirían asegurar la integridad de buena parte de sus ahorros y de evitar que su libertad pueda ser condicionada por el totalitarismo estatal o ciertos bancos privados corporativistas.

Para finalizar podemos decir que a largo plazo no ganarán ni el rublo ni el dólar ni ninguna otra divisa. La descentralización financiera se llevará la medalla de oro, algo que es rentable no solo económicamente, sino también moralmente, ya que podemos ser más libres.

Ángel Manuel García Carmona es ingeniero de software, máster en Big Data Analyst, columnista y tradicionalista libertario // Ángel Manuel García Carmona is a software engineer, master in Big Data Analyst, columnist and libertarian traditionalist.

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