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Javier Villamor desmitifica a Soros: “Los verdaderamente poderosos nunca aparecen de cara al público”

Javier Villamor desmitifica a Soros: “Los verdaderamente poderosos nunca aparecen de cara al público”

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Javier Villamor Cantera es doble licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Previamente cursó estudios de Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de la misma ciudad. Se ha formado en Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Canadá.

Ha trabajado en diversos medios de comunicación como El Economista, La Razón, la Agencia EFE e Intereconomía. También en el sector de la comunicación en agencias y en fundaciones. Actualmente es parte del canal 7NN Noticias. Colabora como analista, consultor y consejero político.

Silvio Salas: hay un término que usaba Olavo de Carvalho y que considero muy útil: metacapitalista. Se ha aplicado, por ejemplo, a los Rothschild y los Rockefeller, dinastías que se han servido de su vasta riqueza para promover agendas políticas y capturar el Estado en favor de sus intereses. ¿Qué rol histórico crees que tenga Soros en ese grupo? Recuerdo que en una de tus entrevistas recientes el titular fue “Soros es sólo un peón” y también en otra oportunidad sugeriste que él es simplemente un testaferro. 

Javier Villamor Cantera: si algo debe de quedar claro es que los verdaderamente poderosos nunca aparecen de cara al público, no aparecen en las listas de los más ricos como la de Forbes, no se habla de ellos en las revistas políticas, ni económicas, ni del corazón ni nada parecido. Pero los que investigamos sobre estos temas (y cada vez más personas) conocemos quiénes son algunas de las familias que tradicionalmente han movido los hilos, como bien acabas de subrayar.

El caso de George Soros, y he ahí el porqué de mi tiempo dedicado a su figura, es especial. Niño nacido entre guerras —de origen judío en un momento realmente complicado para ellos—, supo “sacarse las castañas del fuego” como decimos en España. Tenía una idea y perseveró en ella. Descubrió que sus dones no estaban donde él deseaba (la filosofía) y se dedicó a gestionar fondos e inversiones, en donde destacó convirtiéndose, en su momento, en uno de los hombres más conocidos del mundo de la inversión.

Pero, para mí, lo más importante no es su poder económico, sino el poder político que ha alcanzado gracias a invertir gran parte de su fortuna en modificar la sociedad para beneficio propio y de otros intereses geopolíticos (en este caso el mundo anglosajón, con Estados Unidos a la cabeza).

¿Por qué lo he llamado en alguna ocasión “peón” o “testaferro”? Porque se ha cometido en demasiadas ocasiones el error de endemoniar su persona elevándolo a algo que no es. ¿Tiene un gran poder y sus hijos perpetuarán su obra, especialmente Alexander Soros? Sí. ¿Tiene el mismo poder que los Rothschild, Rockefeller, Warburg, etc.? En absoluto.

Si personajes como Soros y otros tantos “filántropos” se muestran y actúan, por así decirlo, a cara descubierta, es porque pueden, deben y es necesario para avanzar en una agenda concreta.

Hay diferencias entre ellos. Soros trabajó muy intensamente a través de su fundación Open Society Foundations en los años 70-80, cuando estaba todo por hacer en la subversión política y cultural de regímenes contrarios a la doctrina estadounidense. Otros, como Gates, tienen un perfil distinto. Pero todos sirven a los mismos intereses, lo que no excluye el que cada uno batalle por los suyos al mismo tiempo.

Por resumir, cuando he estudiado el método de penetración de Soros y sus fundaciones en la sociedad para lograr un cambio, me di cuenta de que nuestras sociedades son demasiado permeables a acciones como esta cuando alguien tiene dinero y voluntad de modificarlas por ingeniería social. En la práctica, casi nada de lo que vemos es fortuito o fruto de la unión libre de la sociedad civil. Hay demasiados intereses de por medio, lo que emponzoña nuestras democracias y nuestros sistemas de gobierno.

Entrevista a Javier Villamor sobre George Soros

En imagen, Javier Villamor. (Facebook)

¿Qué le responderías a quienes nos acusan de “conspiranoicos” por advertir en contra de la influencia de los metacapitalistas y los “falsos filántropos” (Fusaro dixit)?

Que dediquen un tiempo a leer y a contrastar otro tipo de informaciones a las que están acostumbrados. Sé que dudar de lo que uno cree es difícil porque implica analizarse a uno mismo primero y saber cuáles son las razones por las que pensamos lo que pensamos. A esto lo llamo “honestidad intelectual”. Somos seres menos racionales de lo que pensamos, y es muy fácil sugestionarnos e influir en nuestro sistema de valores y creencias.

Por otro lado, no hay más que revisar los titulares de los periódicos. Las conspiraciones están a la orden del día en todos los ámbitos de nuestra vida: ¿por qué cuesta tanto entender que a nivel político también? Demasiadas personas prefieren adherirse a un sistema de creencias y no salir de esa zona de confort. Puedo entenderlo, pero desde luego no lo comparto.

Cuanto más profundiza uno en las “entrañas” del sistema, más se da cuenta del entramado que existe detrás de todo. Un infinito cruce de inversiones, proyectos y personas que trabajan directa o indirectamente para objetivos comunes; aunque, como ya he dicho, no es ni lineal ni homogéneo, sino dinámico y heterogéneo.

Hay otra máxima en el periodismo que no me canso de repetir: follow the money (sigue el dinero). El dinero no miente e indica por dónde van los intereses de muchas personas. Cuando comprendes esos flujos se puede comprender mejor lo que está ocurriendo y te permite, en algunos casos, proyectar escenarios y actores futuros para anticipar acontecimientos.

Fuimos muy pocos los que desde el principio de la crisis sanitaria del COVID advertimos de lo que era, qué iba a pasar y cuáles iban a ser las consecuencias en el corto/medio plazo. Hemos acertado en prácticamente todo y no es porque tengamos ningún oráculo, sino porque pasamos horas y horas investigando para intentar afinar e intentar comprender los mecanismos de nuestras sociedades.

No siempre se acierta, pero el objetivo es que todos los que podamos vayamos aportando datos, análisis e información al respecto para que más gente pueda tener una imagen global más definida que la que se nos presenta deformada por los grandes medios de comunicación.

Me gusta mucho comparar los cambios en la sociedad con los maremotos o tsunamis. Me explico: sabemos que cuando azota un tsunami las costas de un país es porque ha ocurrido un choque de placas tectónicas en otro lugar, lo que se conoce como el hipocentro, que tiene su punto vertical en tierra en el epicentro. En la sociedad es lo mismo: los cambios que vemos son el tsunami, pero muchos no creen que exista un epicentro y mucho menos un hipocentro. ¿Por qué es esto así? El hipocentro sería precisamente el conglomerado mediático-político-industrial que tiene la capacidad de modificar nuestras vidas, muchas veces sin que nos demos cuenta de ello.

Como habrás notado, hay mucha confusión respecto a dónde situar ideológicamente a Soros. Se lo ha acusado hasta de comunista, pero en realidad fue alguien que jugó un papel importante en la transición de los países exsoviéticos de Europa del Este hacia a la democracia. Sin ir muy lejos, era amigo de Václav Havel. ¿La mejor pista no está el nombre de su fundación, que es una referencia al clásico liberal La sociedad abierta y sus enemigos?

Esta es otra de las razones por las que la figura de Soros me fascina. Es alguien que ha tenido experiencias vitales que le han marcado y que, al contrario de los multimillonarios de otras épocas, no se conformó con vivir como un rey y de vez en cuando donar algo de dinero a la beneficencia. Es alguien con una filosofía de vida muy concreta y con la voluntad de proyectarla. Esto es algo admirable, independientemente de las ideas que profesa que, en su caso, son nefastas para las soberanías nacionales y estabilidad social de muchos países.

Fue en la London School of Economics donde conoció a Karl Popper (el ideólogo de lo que se conoce como la “sociedad abierta”). Este filósofo le marcó para siempre y tuvo alguna relación con él, aunque las teorías de Soros nunca pasaron a entornos académicos como pretendía.

La ideología de Soros y de tantos como él es el dinero y el poder. Punto. Cualquiera que llegue a esos niveles de poder ha tenido que dejar de lado muchas cosas y utilizar otras tantas. Las ideas son herramientas para ellos. Como explicó en una entrevista, Soros no puede considerar las consecuencias de sus actos. Solo gana dinero. Que ahora se nos presente como filántropo tanto a él como a Gates (entre otros) responde única y exclusivamente una enorme campaña de marketing y de cambio de imagen. Son depredadores. No es extraño. Han existido siempre, pero evitemos comprar la idea de que son corderitos que buscan nuestro bien y vienen a cuidarnos. Esto no es así.

Siguiendo con el tema de Europa del Este, ¿puedes discutir el rol de la Open Society en Ucrania

OSF lleva años trabajando para intereses occidentales, especialmente angloamericanos. Según apuntan algunos autores, parte de la inestabilidad social antes y durante el conocido como Euromaidán de Ucrania de 2014, fue gracias a la intervención de Soros y sus fundaciones. Lo que se conoce como “revoluciones de color”. ¿El objetivo? Sacar a Ucrania de la esfera de influencia rusa y acercarlo a Occidente sea como sea. Los últimos 8 años demuestran que así ha sido y por eso, en parte, el intento de recuperar la influencia perdida por parte de Rusia.

Esto es mucho más complejo de lo que puedo expresar en pocas palabras, pero creo que se entiende lo que estoy diciendo si miramos sobre un mapa.

Geopolíticamente, ¿a quién benefician las acciones de Soros y sus redes? En 2005 el magnate le dijo a NPR que, a pesar de haber hecho campaña al interior de Estados Unidos el año anterior en contra de Bush, la Open Society tenía los mismos intereses que el Departamento de Estado. 

La clave está en el Council on Foreign Relations estadounidense, un consejo privado donde las personas más poderosas del país toman decisiones que afectarán a miles de millones de personas en todo el mundo. Porque Estados Unidos, al menos por ahora, es el centro del poder global. De alguna manera, podemos decir que aquí se toman ciertos caminos que luego los políticos tomarán con mejor o peor acierto. Es donde se encuentra el poder real en Estados Unidos, no en la soberanía del pueblo. El ECF publica una revista (Foreign Affairs) que al igual que The Economist ayuda a entender por dónde va a ir parte de la élite mundial.

Soros, además, fue uno de los mayores financiadores del ECFR, la versión europea del CFR estadounidense. Un apéndice más del poder de Washington en Europa. Es evidente para qué intereses trabaja.

Coincido con tu diagnóstico de que las organizaciones supranacionales minan la soberanía de los Estados-nación y alejan los centros de decisión política. Sin embargo, no veo factible el establecimiento de un Estado mundial. La idea se ha esbozado desde, por lo menos, el s. XVIII en Sobre la paz perpetua (Kant); pero el Estado surge como unidad de defensa, siempre como protección de un grupo contra otro. La única forma de aglutinar a toda la humanidad —parafraseando a Gustavo Bueno— sería en el caso de que ésta enfrentara una amenaza común, como una invasión extraterrestre o el impacto de un meteorito.

El Estado mundial ya existe y se llama Naciones Unidas. La paz perpetua y la idea de progreso constante de Kant es una falacia que ha servido para que muchos sustenten la política sobre ideas en vez de sobre lo real (Realpolitik).

Por ahora es imposible pensar en un gobierno mundial piramidal sin fisuras. Hay demasiados conflictos (muchas veces provocados o permitidos) que evitan la armonía necesaria pero que también cumplen con sus objetivos. Muchos Estados ya no son Estados-nación, son Estados-corporación, por lo que el alineamiento de los primeros con los segundos es mucho más sencillo, como hemos visto durante la crisis sanitaria de la COVID. ¿A nadie le llamó la atención que tantos países actuaran con las mismas medidas recomendadas por un multimillonario a través de las televisiones y que, a su vez, es uno de los mayores financiadores de la OMS e inversor de farmacéuticas encargadas de suministrar los millones de inoculaciones pertinentes? Recordemos: follow the money. Es todo más sencillo de lo que parece a nivel general. Ahora, si queremos conocer todos los entresijos, no tenemos vidas suficientes para lograrlo.

Sí que me preocupa el avance tecnológico, a pesar de las ventajas que tiene y que nadie discute. El Estado mundial se construirá basándose en este avance tecnológico ya que invadirá todos los ámbitos de nuestra vida pasando a ser esclavos sin saberlo, permanentemente controlados y, en muchos casos, con gusto.

Las regulaciones nacionales ya se van ajustando a los acuerdos internacionales. Los gobiernos no tienen autonomía para proteger a su pueblo y suelen servir a intereses supranacionales: las fronteras se difuminan, la estabilidad económica se pierde, las culturas nativas van desapareciendo debido a la conquista cultural de los países más poderosos apoyándose en la globalización (redes sociales, medios de comunicación de masas, entretenimiento, etc.).

Hay una ventana de oportunidad contra todo esto y es que somos humanos y, por lo tanto, imperfectos. La última palabra no está dicha y, hasta que llegue ese momento, siempre queda algo por hacer. ¿Nuestra labor cuál es? No callar y seguir denunciando abusos de poder y la manipulación de masas.

Silvio Salas, Venezuelan, is a writer and Social Communicator, with an interest in geopolitics, culture war and civil liberties // Silvio Salas, venezolano, es un comunicador social interesado en temas de geopolítica, libertades civiles y la guerra cultural.

Sigue a Silvio Salas en Twitter: @SilvioSalasR

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