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Jennerism o todo lo que está mal con el GOP

Jennerism o todo lo que está mal con el GOP

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Un fantasma ronda en el GOP: el fantasma de la mentalidad revolucionaria. Bastaba que Trump dejara su posición de poder para que los demonios ideológicos dentro del Partido Republicano hicieran presencia e intentaran adueñarse de él usando cualquier cantidad de subterfugios y virtue signalling, al mejor estilo de la política que los progresistas idean en las alcantarillas.

Recientemente, el debate alrededor de Caitlyn Jenner ganó más tracción tras su aparición en CPAC 2021. Este hecho en específico demuestra que el establishment del GOP está detrás de su campaña y ve todo con ojos normales. El Instituto de Políticas America First (fundado por los exasesores de Donald Trump) también mostró su apoyo y personalidades cercanas a Trump como Brad Parscale y Brooke Rollins están asesorando a Jenner.

Esto indica varias cosas: primero, que el gran candidato America First para la élite trumpista del GOP no es DeSantis —como muchos creían— sino Jenner. Segundo, que para ellos es más importante lo que puede beneficiar electoralmente que lo que puede beneficiar política y, sobre todo, culturalmente. Tercero —y más grave— que lo que Jenner representa está bien.

No es un stretch; si no fuera así, gran parte del GOP y los “sombreros rojos” de Trump no estarían con Jenner. Es así de simple.

Jennerism y la mentalidad revolucionaria

El problema con todo esto está en el tercer punto. Porque asumiendo que lo que representa y lo que es Jenner, es normal, significa que aquello que es fundador para una sociedad como la naturaleza humana, en realidad no importa y, peor aún, puede ser moldeado a voluntad a través de la política.

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“Un fantasma ronda en el GOP: el fantasma de la mentalidad revolucionaria”. (Flickr)

Este peligroso fenómeno que el filósofo brasileño Olavo de Carvalho llamó “mentalidad revolucionaria“, cuando se vuelve pandémico, desemboca en lo que también llama el “imbécil colectivo”. Este imbécil colectivo es, esencialmente, el constante impulso en personas normales de imbecilizarse unas a las otras.

La mecánica del imbécil colectivo comienza por el consenso de este grupo a no percibir algo que no esté siendo percibido por el resto al mismo tiempo. Posteriormente, el residuo producto de este consenso es considerado como el mundo real por el imbécil colectivo. Finalmente, ya esclavizados a la conciencia colectiva, afirman que cualquier esclavo de esta conciencia es superior, más brillante, que cualquier individuo en la faz de la tierra.

Así, vemos que es posible que algunos Jenneristas del GOP asuman colectivamente que un hombre puede ser una mujer, por lo que afirman que Jenner es realmente lo que dice ser, y que, además, Jenner —y ellos— son superiores a cualquier otro por el simple hecho de haberlo decidido.

Cabe destacar que todo lo que no sea consensuado por el imbécil colectivo como real, no existe, por lo tanto. Está en el reino de la nada y aquí… todo es posible. Por eso vemos personalidades como Tomi Lahren tachando de “Never-Trumpers” a todos los que se opongan al Trans-Jennerism.

Pero como el hobby de la realidad es bofetear a los prepotentes, para desgracia de Lahren, Jenner es por definición un Never-Trumper.

El GOP se ha abandonado a sí mismo

Como el espíritu republicano está corroyéndose, consecuentemente su acción en el mundo termina distorsionándose. El problema, entonces, engendra consecuencias prácticas, y actúan de una forma que no se ajusta con la realidad y con lo que es cierto. Por eso vemos una rara combinación entre asesores del trumpismo, el establishment republicano y un candidato woke.

Sin embargo, dicha combinación, en una época donde las ideologías pierden sus estructuras y dogmas originales, no tiene tanto peso como un hecho de mayor calibre: Jenner no es leal al GOP y no quiere serlo. De su propia boca ha salido que es leal a la comunidad LGBT. Es decir, Jenner está utilizando al Partido Republicano para llevar adelante una agenda enemiga a la republicana.

Pueden haber seguidores republicanos que por razones estratégicas omiten el hecho más obvio del problema, pero que no les importe que Jenner esté usando el partido al que ellos sí son leales para impulsar una agenda que ellos combaten, es de las disonancias cognitivas más grandes que se ha visto en la política —y que necesita enmendarse—.

Que el espíritu revolucionario, esa creencia de que se puede transformar la realidad como Dios y que se puede escapar de la responsabilidad esté creciendo en el GOP significa que algunos prefieren ir contra las mismísimas bases de la nación (“One nation under God”) que dicen colocar en primer lugar.

Jenner, debo agregar, es la confirmación multicolor de que hay un grupo del GOP que quiere perder la batalla cultural y que prefiere las bondades efímeras de sus donantes. De seguir este camino, jamás podrá lograrse el Partido Republicano de la clase trabajadora, de la (verdadera) agenda America First.

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“Pueden haber seguidores republicanos que por razones estratégicas omiten el hecho más obvio del problema, pero que no les importe que Jenner esté usando el partido al que ellos sí son leales para impulsar una agenda que ellos combaten, es de las disonancias cognitivas más grandes que se ha visto en la política —y que necesita enmendarse—”.(Flickr)

Por otro lado, la carencia de sensatez en la fracción del GOP que apoya a Jenner revela que no hay organización —ni de ideas, ni de personas— y que no hay un plan trazado que trascienda la conversación de “take-back-the-House” —mientras hay una batalla en curso por el propio partido— entre los RINOs y el auténtico movimiento America First.

Jenner ex Machina

Varios aspectos componen una conclusión amarga. Primero, que esa oligarquía tecno-trans-racialista woke estableció lo que el Dr. Darren Beattie llama de “imperio globalista americano” y tiene un poder inmenso, sin precedente alguno. Segundo, la forma de dominación de este Imperio es su ideología oficial —ideología que es altísimamente rentable—. Tercero, que los RINOs sí existen, de hecho. Y cuarto, que en vista de todo lo antes analizado, muchos en el partido estarían dispuestos a tomar un atajo en su historia, un Deus ex Machina, con tal de recibir algunos espacios de poder.

Si dicen “usemos la ideología del sistema para vencerlo” o “no es para tanto, lo importante es el poder”, no podrán quejarse cuando no ganen más elecciones porque sus electores —con razón— sienten que están votando a unos demócratas de bajos impuestos.

En esa neurosis irrefrenable de autopromoción, de precocidad partidista y desafortunado transexualismo electoral, muchos de los republicanos que apoyan a Jenner podrían estar arriesgando la salvación de un país que en tan solo unos meses consiguió irse por el caño al mejor estilo latinoamericano, haciendo todo por la revolución.

Rafael Valera, Venezuelan, student of Political Science, political exile in São Paulo, Brazil since 2017 // Rafael Valera, venezolano, es estudiante de Ciencias Políticas y exiliado político en São Paulo, Brasil desde 2017

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