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La trayectoria de Jorge Ramos es amplia y exitosa. Tiene más de 35 años al frente del noticiero de Univisión, un monstruo comunicacional dentro de la comunidad hispana. Ha entrevistado a jefes de Estado, cubrió guerras e incluso ha sido galardonado con diferentes premios por su labor periodística. Sin embargo, desde hace varios años el trabajo del mexicano ha tenido más relevancia por su sesgo ideológico que por su calidad.
Un claro ejemplo de cómo el trabajo de Ramos ha perdido ecuanimidad periodística es su última entrevista a Daniel Garza, presidente de la organización LIBRE, a quien le hizo una pregunta que generó polémica.
«¿Le preocupa que, entre los conservadores, entre los que por supuesto hay muchos latinos, pueda haber una doble tendencia? Primero, decir que las vacunas no funcionan y, segundo, a creer “la gran mentira”: que Donald Trump ganó la última elección presidencial y no Joe Biden. Estas dos tendencias, estas dos grandes mentiras, ¿están poniendo en peligro la democracia en este país?».
La pregunta de Jorge Ramos, equiparando a los escépticos de las vacunas con aquellos que creyeron en las denuncias electorales del expresidente Trump, es atrevida y exagerada. Especialmente cuando sugiere que este escepticismo pone en riesgo el sistema democrático americano.
A propósito de esta pregunta de Ramos, Jorge Bonilla —director MRC Latino, brazo de Media Research Center, una organización que analiza el contenido de los medios liberales americanos— escribió un artículo criticando la pregunta del presentador mexicano.
«Hay una gran cantidad de desinformación peligrosa para desempacar aquí. En primer lugar, el escepticismo sobre las vacunas no es patrimonio exclusivo de los conservadores», escribió Bonilla. «Es posible que los espectadores de Univisión no sean conscientes de ello porque la cadena ha ocultado de memoria el papel de Joe Biden y Kamala Harris en la siembra de la desconfianza temprana en las vacunas. Por mucho que Ramos quisiera atribuir el escepticismo sobre las vacunas únicamente a los conservadores, esto simplemente no es cierto».
El director de MRC Latino calificó de “preocupante” que el presentador mexicano equiparara al “escepticismo” relacionado con las vacunas con la “gran mentira”, puesto que esto puede llevar a cometer atropellos gubernamentales contra los ciudadanos americanos.
«¿Cree Ramos que el Congreso debe convocar una comisión especial para investigar a los escépticos de las vacunas o a los disidentes del mandato?», preguntó Bonilla en su artículo. «¿Necesita el Departamento de Justicia crear una división antiterrorista dedicada a la investigación de los padres que se oponen a los mandatos de mascarilla para los niños en las escuelas? Su lenguaje de “Gran Mentira”, como mínimo, así lo sugeriría».
La afirmación de Jorge Ramos sobre que hay muchos conservadores diciendo que las “vacunas no funcionan” también parece exagerada, sobre todo cuando tanto republicanos como demócratas han invitado a los ciudadanos a vacunarse (un gran porcentaje de los americanos tiene al menos una dosis).
En el mundo conservador, de hecho, las principales críticas son hacia la vacunación obligatoria, el pasaporte sanitario u otras medidas como la vacunación a niños. Medios hispanos, como Univisión y Telemundo, han tergiversado los hechos para llamar “antivacunas” a quienes se oponen a los mandatos gubernamentales.
Jorge Ramos pasó de ser periodista a un activista político
La realidad es que estas tomas de Jorge Ramos, con una clara inclinación política o ideológica, son cada vez más rutinarias y él mismo lo admitió en 2017, durante una entrevista con la Cadena Ser, de España. “Ya no se puede ser neutral”, dijo por ese entonces Ramos al ser consultado por el expresidente Trump, con quien tuvo un fuerte encontronazo durante una rueda de prensa en 2015.
Por supuesto que Ramos tiene pleno derecho a oponerse políticamente a los conservadores, al Partido Republicano y al político que le plazca. De hecho, el presentador, como una de las imágenes principales de Univisión, está siguiendo plenamente la línea editorial del medio donde trabaja, organización de noticias acusada constantemente de tener un marcado sesgo liberal-progresista al momento de presentar reportes.
El problema es que Jorge Ramos, a partir de su propia guerra librada contra Trump, se convirtió entre los latinos en un simple vocero de los demócratas y sus medios liberales afines.
Apoyó las protestas del verano del 2020 (sin condenar la violencia, los disturbios y los saqueos), llevó adelante una campaña contra el propio Trump durante 5 años —al mismo estilo de los medios nacionales—, ahora promueve el uso del ofensivo e impopular término “Latinx” y apenas ha hecho un par de solapadas críticas a la administración Biden por temas migratorios en un año que ha sido terrible para Estados Unidos.
A pesar de todo, Jorge Ramos sigue siendo un referente comunicacional entre de los hispanos, pero una gran parte de la comunidad detectó el doble estándar del mexicano, quien ha perdido el reconocimiento y respeto que se había ganado en más de tres décadas de trayectoria. Hoy Ramos, otrora periodista latino más influyente de Estados Unidos, no es más que un activista liberal. Triste porque su mejor momento pasó y su legado periodístico fue manchado por él mismo.
Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.
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