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La narrativa progresista para exterminar al enemigo

Make Guillotines Trump

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El pasado domingo por la mañana vi The Promise, una película dirigida por Terry George, protagonizada por Christian Bale, Oscar Isaac y Charlotte Le Bon; cuenta la historia del genocidio armenio en manos de los turcos antes de la Primera Guerra Mundial. Al terminar el film muchas dudas me quedaron en la cabeza, y son prácticamente las mismas que me quedan cada vez que veo películas o leo libros sobre los nazis, sobre los musulmanes que ejecutan la yihad, o cualquier otro grupo religioso o político que decide en determinado momento de la historia empezar a exterminar a sus “enemigos”, o a cualquiera que no piense o luzca como ellos,… ¿cómo empezó todo?  

Así como los turcos no se despertaron un día y dijeron: vamos a empezar a asesinar a todos los armenios, los nazis tampoco amanecieron con Hitler llamando a crear campos de concentración para exterminar a los judíos, para que el ser humano llegue a tales niveles de fanatismo y crueldad tienen que pasar muchos años sumidos en un fuerte adoctrinamiento que les permita creer que eso que él se encuentra haciendo (asesinar a miles de personas por ser “distintas”), es algo natural, necesario, o incluso justo; un montón de seres humanos no deciden aprobar los asesinatos en masa de un día para otro; no obstante, la historia, el cine, los documentales, los libros, suelen mostrarnos casi siempre ese momento donde todo estalló, donde los judíos yacían en cámaras de gases, donde los turcos disparaban a mansalva contra los armenios, pero casi nunca nos muestran cómo fue el proceso para que el terror llegara a convertirse en una realidad, muy poco se ve el proceso de transformación de una sociedad para romper con los valores del respeto mutuo y la paz y embarcarse en la aventura del destrozo del prójimo.

Durante la tarde del domingo fui a la playa con mi mejor amigo y especulábamos sobre el proceso de transformación, si ya de por sí el proceso de cambio de un ser humano para abandonar los valores de convivencia es uno por lo general bastante prolongado y lleno de vicisitudes que puede inclinar la balanza del bien y el mal en cada individuo, ahora imaginen lo que debe pasar en una sociedad entera, en un país, en una población de millones de personas para que el asesinato en masa pase a convertirse en algo “normal”, y lo que es peor, hasta en algo “justo”.

Con todo esto en mente retrocedí al día sábado cuando miles de seguidores del presidente Trump y el Partido Republicano colmaron las calles de Washington en una protesta pacífica, cantando, con banderas y gorras de los Estados Unidos, hasta que llegaron miembros de grupos políticos de izquierda, como es el caso de Antifa y Black Lives Matters y agredieron a quienes tenían ropa con los símbolos de MAGA (Make America Great Again); en un video pude observar a un señor de cerca de sesenta años siendo noqueado por un hombre afroamericano con un cartel que decía “Trump, Pence OUT NOW” que le golpeó por la espalda, otro señor mayor con una bicicleta también fue violentado, insultado, rociado con líquidos por parte de un turba violenta que le atacó por el simple hecho de manifestar su apoyo al actual presidente, e inclusive, el peor caso de todos fue el de una mujer blanca con una camisa de Black Lives Matters, agrediendo a una mujer negra y a su hija por llevar una franela en apoyo al presidente Trump; es decir, una mujer blanca con una franela que decía que la vida de los negros importa, agredió a una mujer negra por no pensar como ella.

Los casos que acabo de narrar son apenas una pequeña parte de la violencia que a diario se está viviendo en Estados Unidos, si a ello le sumamos todo el vandalismo que no es grabado por cámaras más las infortunadas escenas que son bloqueadas por Twitter, Facebook e Instagram para proteger a una tendencia política, quiere decir que sabemos todavía menos cual es el alcance real de la violencia que hoy en día está siendo generada desde y hacia una tendencia política en el país.

Durante los últimos cuatro años probablemente más del 90 % de los medios de comunicación han ido despotricando contra la mitad de los estadounidenses que son representadas por el Partido Republicano, la cultura de cancelación ha escalado de una forma impensada, hoy decirse conservador abiertamente puede provocar no solo insultos y golpes, sino incluso despidos y perdidas de oportunidades educativas y laborales; en el bando contrario, muchos de los denominados progresistas que dicen querer “igualdad”, aplican sus “principios” solo para quienes piensen como ellos, sus contrarios merecen ser golpeados, insultados, e incluso quedarse sin trabajo ni sustento, pues sus creencias políticas son “intolerables”.

Así ha ido escalando, ya el presidente de los Estados Unidos es abiertamente censurado en todas las grandes cadenas comunicacionales (con pequeñas excepciones), sus tweets y post en redes sociales son etiquetados y borrados por contener “declaraciones falsas”, y quienes determinan la falsedad son los mismos medios que a diario le censuran; esto mismo ha ido ocurriendo con todo el que respalde la causa conservadora en Estados Unidos.

Kathy Griffin, inscrita en el Partido Demócrata y antigua empleada de CNN se fotografió con la cabeza del presidente Donald Trump decapitada (Twitter)

Mucha gente parece no comprender lo que ha venido sucediendo, algunos apoyan la censura y el rechazo absoluto hacia la tendencia contraria sin entender cómo y en dónde puede desembocar todo, otros lo apoyan precisamente porque saben que esto puede terminar con su bando sometiendo al otro, se llaman antifascistas mientras aplican cada principio del fascismo, y mientras lo hacen se creen moralmente superiores.

Revisando la historia se entiende que el asesinato a los judíos por parte de los nazis inició con el discurso peyorativo en su contra, con su disminución como seres humanos, en la transformación de los mismos en los culpables de todas las desgracias, así de a poco los miembros del partido empezaron a considerar que era necesario “hacer justicia”, había que “acabar con el mal”; al principio fue violencia selectiva, linchamientos, saqueos, después el monstruo empezó a crecer, comenzó a transformarse en política de Estado, la persecución se ordenaba, promovía y festejaba desde las oficinas del Führer, de a poco, la desnaturalización del judío permitió que se les pudiera torturar, y cuando empezaron a morir por las torturas, los nazis descubrieron que una, dos o tres muertes, no era tan grave, entonces pasaron a ser cien, luego mil, en un abrir y cerrar de ojos los judíos tenían menos derechos que un cerdo, y empezaron a ser salvajemente asesinados como animales por millones.

Hoy en día los conservadores estadounidenses perdieron el derecho a voz en los grandes medios de comunicación, según la prensa Trump y sus seguidores son los culpables de todas las desgracias del país, llevar una gorra roja con la insignia de MAGA ya es razón suficiente para ser atacado y violentado, en CNN y The New York Times dirán que eso es una “protesta pacífica”, la narrativa se hace uniforme, más de la mitad de los estadounidenses van a tomarse cada vez con más libertades las “protestas pacíficas”, los golpes y saqueos del pasado pueden transformarse en disparos y asesinatos en masa, y si las cadenas televisivas vuelven a repetir que “es solo una protesta pacífica”, pues la gente continuará “asesinando de manera pacífica” al que no se adhiera a la causa progresista del momento. La pregunta es, ¿cuándo va a parar? O mejor dicho, ¿va a ser capaz de detenerse?

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

1 comentario en «La narrativa progresista para exterminar al enemigo»

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