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La OMS y el bloqueo a Taiwán

El turco Ugur Sahin, director ejecutivo de BioNTech, la empresa que desarrolló la vacuna contra el COVID-19 juntamente con laboratorios Pfizer, reveló recientemente un dato realmente estremecedor y es que, incluso si millones de personas se logran vacunar antes de fin de año, la pandemia empeorará considerablemente.

Sobre la base de esta fatídica proyección es donde la exitosa experiencia del modelo de gestión sanitaria, y específicamente contra el COVID-19, desarrollado por Taiwán puede ser la clave para evitar que el invierno del 2020 sea uno marcado por la muerte a escala global.

Recordemos que tanto las autoridades sanitarias como su Gobierno, durante los primeros días del surgimiento del brote del virus chino, Taiwán se comunicó vía correo electrónico directamente con el director de la OMS, Tedros Adhanom. En dicha misiva electrónica, compartían la estrategia epidemiológica que emplearía la isla asiática basada en sus experiencias previas tanto del SARS-CoV-1 de 2002 como de la MERS de 2012. Más tarde, Adhanom manifestaría que nunca leyó el correo de los taiwaneses.

De vuelta a los últimos días, Taiwán hoy exhibe números realmente envidiables pues, con una población total de poco menos 25 millones de habitantes y una superficie de apenas 36 193 kms cuadrados (es decir, una sociedad densamente poblada y muy próxima a China) el país registra a la fecha apenas 603 casos con 7 víctimas fatales, según datos de la Universidad John Hopkins.

Los números expuestos no solo evidencian la robustez de su sistema de salud, sino la experticia desarrollada por éstos en materia epidemiológica y concretamente en el combate a estos virus endémicos asociados a síndromes respiratorios. En consecuencia, su conocimiento y experiencia resulta vital para los sistemas sanitarios del resto del mundo a los efectos que puedan desarrollar estrategias más eficaces y eficientes frente a esta segunda oleada del SARS-CoV-2, con especial atención a los países del hemisferio norte que ya atraviesan por la estación invernal.

Infelizmente, y completamente en contrasentido de la misma línea comunicacional de la OMS (“que nadie se quede atrás”) la propuesta taiwanesa frente al COVID-19 (bajo su eslogan “podemos ayudar”) ha sido sistemáticamente bloqueada por el tren directivo del ente multilateral de la salud. 

Este bloqueo, que no solo se limita a que su director sucumba mansamente a los deseos del imperial Xi Jinping, sino que los mensajes enviados por gobiernos y jefes de Estados que apoyan el formal y oficial ingreso de Taiwán a la OMS, fueron deliberadamente mutilados, quedando convertidos en breves mensajes con frases muy genéricas. Amén que también desde el Facebook oficial de la OMS, arbitraria y abusivamente censuraron los mensajes que aludían a Taiwán, quedando sin edición o reemplazado el término por su otrora nombre Formosa, hecho que obligó la reacción del propio canciller taiwanés Alfredo Shu.

Englobando, esta evidente situación de bloqueo total de Taiwán por parte de la OMS termina confirmando las denuncias formuladas a mediados de año por el mandatario estadounidense Donald Trump, quien acusó al órgano de operar no conforme a sus fines para la que fue creada, que es la salud mundial, sino que ha mutado a un espacio más de la política mundial que responde a intereses de las potencias e incluso ideologías en plena puja mundial, es decir, el dragón rojo de la China comunista, en franco detrimento de la salud y la vida de millones de personas en todo el planeta.

Nahem Reyes

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