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La última función de Roger Federer

La última función de Roger Federer

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No hay —ni habrá— nadie más grande que Roger Federer. Su última función, en Londres, por la Laver Cup 2022, es una caricia para todos los años de su inigualable carrera. A pesar de su ya extenuado físico, con 41 años que pesan como yunques sobre las rodillas, su majestad se encargó de dejarnos bien en claro que el talento no tiene fecha de caducidad. El tiro ganador más estético fue de él, las voleas cortas en la red mejor jugadas las hizo él; y aunque Rafa Nadal, su gran dupla, lo carreó por algunos tramos del cotejo, su nivel estuvo más que a la altura en un partido donde el resultado final es lo que menos importa.

La derrota, en definitiva, es anecdótica. Lo que trascenderá para la historia es su discurso final, que nos emocionó y enmudeció a todos. Con lágrimas en los ojos, posiblemente mientras por su cabeza iban pasando las memorias de su carrera —los títulos, las derrotas, las lesiones, los duelos con Nadal, Djokovic, Murray; las medallas olímpicas, las glorias en Wimbledon—, sir Roger se despedía del tenis, de sus fanáticos y de su mejor amiga: la raqueta.

Raqueta que antes de iniciar el partido le acompañaba en ese conmovedor momento instantes previos de iniciar el match. Roger, sentado y cabeza gacha, veía a su amiga perdidamente sabiendo que sería su última exhibición como profesional. Imagen descorazonadora que nos desvela una de las pocas verdades objetivas de la que no podemos escapar: el tiempo no se frena y pasa para todos, hasta para las leyendas.

Otra imagen bella la firmó todo el Big Three, en un break cuando Roger y Rafa se encontraban en un momento picante del partido. Djokovic se acercó a sus compañeros para aconsejarles amistosamente un detalle para jugarle a Tiafoe; en una charla que, por contexto y momento, pasará a la posteridad. Como si se Robinson, Ali y Marciano se sentaran en la esquina del cuadrilátero. O Messi, Maradona y Pelé en el área técnica.

El Big Three: Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic. (EFE)

No puedo dejar de obviar el tema porque es odiosamente pertinente: en estos tiempos de tiranía estadística —donde los datos en el mundo deportivo se toman como verdad irrefutable, a veces pasando por alto el contexto— hay quienes arguyen que un atleta puede ser más grande que otro únicamente por el palmarés o sus logros cuantificables.

Una opinión respetable que no comparto, porque si fuera cierto, ¿cuántos atletas —de talento, reconocimiento y trascendencia inobjetable— estarían relegados injustamente en la valoración histórica de sus disciplinas?

En el caso de Djokovic, Nadal y Federer pasa algo de eso. Se quiere definir al mejor, al más importante o al más grande de estos tres en base a quién termine con más Abiertos en su poder. Una nimiedad injusta para un debate deportivo tan complejo que mide a los talentos más grandes que vio al tenis.

Aunque aquí el corazón juega su papel, hay un consenso en esta discusión: la trascendencia de Federer es más grande que la de Nadal y Djokovic (que son dos fuera de serie y dejarán un legado igual de enorme); no tanto por ser el mejor tenista sobre césped —la superficie más bella estética de este deporte— sino por ser el atleta que cambió para siempre al tenis y lo puso en otro nivel de relevancia.

Quizás haya quien valore más el físico, los trofeos o la mentalidad ganadora, donde Djokovic y Nadal le sacan alguna diferencia a Federer, pero en cuanto a talento, belleza y calidad, no hay nadie como el suizo, sin dudas el tenista más trascendental de este siglo.

Roger Federer emocionado hasta las lágrimas en su despedida. (EFE)

Aunque parezca lejano, es posible que haya tenistas de gran talento y físico que alcancen o superen en títulos a Nole, Rafa y Roger; pero lo que no habrá jamás es alguien que juegue como su majestad, cuya llama tenística, irrepetible, acaba de apagarse en Londres, en la última función que cierra el libro de su leyenda.

Es un día dolorosamente agridulce, donde es imposible no entristecerse con el adiós de Roger Federer, pero no debemos olvidar sentirnos agradecidos, porque fuimos testigos de un genio inédito. Historia grande del deporte.

Hasta siempre, maestro.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

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