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LA RECALCITRANTE moda woke vuelve a ser la protagonista de La Idiotez de la Semana. En esta ocasión, ha sido la Universidad de Pensilvania la que quiere demostrar que es la universidad más woke —sin duda tiene una dura competencia—, y ha nominado a la persona “nadante” Lia Thomas como mujer del año para los premios de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA).
El progresismo aún no tiene claro cómo definir a una mujer, pero sí parecen estar seguros de que todos los premios de mujeres los tienen que ganar seres transgénero. Al parecer, que la corpulencia de Lia Thomas permita que gane por varios cuerpos todas las carreras femeninas de natación no es suficiente, y también tiene que ganar todos los premios accesorios del deporte femenino.
Solo hay algo en este mundo más insistente y cansino que la publicidad de YouTube Premium, y es la contumacia del lobby transgénero por acaparar absolutamente todos los espacios reservados a las mujeres, desde los baños hasta los deportes, pasando por las entregas de premios.
A pesar de la tabarra, esta moda woke seguramente será pasajera, ya que no tiene el más mínimo sustento lógico, y solo se sostiene por una agenda política oportunista. Pero en el caso de los deportes, resulta especialmente injusta.
La vida deportiva es bastante corta, y la ventana de oportunidad de muchas mujeres para ganar competiciones y premios está siendo bloqueada por los deportistas transgénero. Muchas mujeres que llevan esforzándose y sacrificándose toda su vida están viendo cómo en los pocos años que tienen para recoger sus frutos, estos están siéndoles arrebatados por esta moda.
Reacciones a la nominación de Lia Thomas
Algunas deportistas izquierdistas como Megan Rapinoe —más izquierdista que deportista—, que ya lo han ganado todo, intentan ahora ganar galones en política apoyando al movimiento transgénero, pero las deportistas que aún no han ganado y tenían la opción de hacerlo se estrellan contra un muro de injusticia.
Muchas deportistas mujeres, de las que nacieron siéndolo —en estos días hay que aclarar este tipo de obviedades—, se han quejado amargamente de la nominación de Lia Thomas como mujer del año de la NCAA. Riley Gaines, una nadadora de la Universidad de Kentucky, ha dicho que “esto es otra bofetada en la cara de las mujeres”.
Es curioso cómo la izquierda considera violencia hacia las mujeres hasta un piropo, ya no digamos una bofetada, pero cuando esta es en sentido figurado, no tienen ningún problema en ser los golpeadores.
Hasta la leyenda del tenis de los años 80, Martina Navratilova, se ha escandalizado por la elección de la Universidad de Pensilvania y la NCAA. Navratilova fue una de las pocas estrellas del deporte abiertamente homosexual en los años 80, y se convirtió en un icono de la comunidad LGBT. Sin embargo, ahora es acusada de transfobia y es atacada por las hordas woke debido a su posicionamiento frente a la nueva ideología de género.
Un documental sobre la vida de Navratilova no ha podido hacerse por culpa de que el lobby transgénero la ha expulsado del club del progresismo, llegando incluso a quejarse de que la directora del documental le hubiese dado el papel a la actriz Hillary Swank y no a un actor transgénero en la película Boys Don’t Cry.
Para la izquierda, una actriz mujer no puede interpretar a un transgénero, y un actor heterosexual no debería hacer papeles de homosexual en Hollywood, sin embargo hombres biológicos como Lia Thomas sí pueden competir y arrasar en competiciones femeninas. No hay quien entienda a la izquierda woke.
Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.
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