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Los 7 líderes totalitarios y de izquierda que desean un triunfo de Biden

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Aunque muchos no quieran reconocerlo, las próximas elecciones en Estados Unidos son un choque de posturas económicas, políticas e ideológicas diametralmente opuestas. De un lado, está el republicano y actual presidente americano, Donald Trump, representando los valores tradicionales y más conservadores sobre los que se formó, desarrolló y evolucionó Estados Unidos. En el otro bando, está el demócrata Joe Biden, hoy representando el ala más reformista, afín a las ideas progresistas, aliados de los políticos más socialistas dentro de Estados Unidos, como Kamala Harris. Personas que quieren cambiar el modelo americano, capitalista, basado en libertades individuales, para dar paso a un modelo de ideales estatistas.

En ese sentido, se ha escrito que líderes «populistas» o «nacionalistas» estarían felices de ver a Trump triunfar el 3 de noviembre. The Atlantic, por ejemplo, hizo un reportaje mencionando al presidente brasilero Jair Bolsonaro, al primer ministro húngaro Viktor Orbán, al primer ministro indio Narendra Modi y al presidente de Filipinas Rodrigo Duterte.

Ahora, poco se ha hablado de qué líderes mundiales están esperando el triunfo del demócrata Biden. Si un lado tiene animadores, el otro no se queda atrás. Y, para sorpresa o no, la realidad es que los totalitarios, afines al comunismo y al socialismo, están deseando un triunfo demócrata. Aquí algunos nombres:

Nicolás Maduro, el tirano de rojo que quiere una Casa Blanca azul

El tirano socialista, Nicolás Maduro, es quizás el mandatario que más quiere un cambio de timón en Washington. La política exterior de Trump hacia Venezuela ha sido incesante. Desde sanciones económicas que afectaron a altos mando del régimen – y al propio Maduro –; hasta decisiones políticas, como reconocer a Juan Guaidó presidente legítimo de Venezuela, que han ocasionado al régimen de Maduro varios problemas a nivel internacional.

Por ello no existe sorpresa alguna en que Nicolás Maduro espera un cambio de administración, pues con Trump el asedio será constante, en cambio con Biden, las relaciones pueden mejorar.

Un artículo publicado por The New York Times, afirma que Biden y su equipo de asesores de política exterior ya elaboraron planes para la región con los que buscarán resucitar las iniciativas de la era Obama. Según informa el reportaje, con Biden, EEUU dejará de ser un bully, es decir, dejará de acosar a los regímenes comunistas del sur y el centro de América.

La postura es especialmente desalentadora para la oposición venezolana, ya que es posible que Biden desarticule plenamente la estrategia diseñada por la Casa Blanca de desconocimiento a Nicolás Maduro como cabeza de Estado y buscaría, en consecuencia, negociar elecciones. Con todo lo trágico que eso sería para los venezolanos. No por dejar de reconocer a Guaidó, sino por devolver a Maduro a la palestra internacional.

Pero más allá del artículo del Times, el segundo hombre del chavismo, Diosdado Cabello, en uno de sus programas de “Con el Mazo Dando”, avisó que la «brisa bolivariana» estaba soplando por la región. Y Cabello especuló: «a lo mejor llega a EEUU la brisa bolivariana» el próximo 3 de noviembre, dando a entender que habría un cambio de mando en la Casa Blanca en detrimento de Trump y en favor de Joe Biden.

Diosdado Cabello avisando que la “brisa bolivariana” puede llegar a Estados Unidos.

Además, desde las mismas redes del Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV), al cual pertenece Maduro, han hecho propaganda política de las supuestas promesas de campaña de Joe Biden a los venezolanos. Una clara revelación de intenciones.

Xi Jinping y su apuesta por un EEUU más dócil

Desde el año pasado las relaciones entre China y Estados Unidos alcanzaron su punto más álgido. La guerra comercial y, ahora, una guerra comunicacional e ideológica se lleva gestando y desarrollando frente a nuestras narices. E, indudablemente, el tablero geopolítico cruza a Donald Trump y Xi Jinping.

Trump ha sido, en general, un obstáculo para China. La imposición de sanciones al régimen de Xi Jinping ha mermado de cierta forma las pretensiones expansionistas del gigante asiático. La buena sintonía entre Trump y la India – un rival de China en la región –, sumado a los apoyos de Washington a Taiwán y Hong Kong también ponen de manifiesto un gran problema para China: EEUU, bajo la administración Trump, quiere restarle influencia en su región, tal y como hizo con Irán.

“Lo único seguro es que la relación con Donald Trump es insostenible. Ha inundado Estados Unidos de un fuerte sentimiento antichino gracias a sus discursos agresivos y sobreactuados contra nosotros. Además, no para de provocarnos con sus sanciones, su intromisión en nuestros asuntos internos [en referencia a la situación de Hong Kong y Taiwan] y los movimientos de sus militares en el Mar del Sur de China. Parece que lo que quiere es una guerra”, espetó un funcionario del ministerio de relaciones exteriores de China a El Mundo.

La cita anterior pertenece a un reportaje del periódico español titulado “China prefiere a Joe Biden en la Casa Blanca”, en dicha pieza se manifiesta que los «medios de comunicación y funcionarios del Gobierno asiático manifiestan su preferencia por el rival demócrata de Donald Trump y confían en poder “dialogar” con él».

Además, Joe Biden, en sus funciones como vicepresidente, diseñó una política bastante amistosa con China que le dio un margen amplísimo de crecimiento al régimen de Xi Jinping. Por lo cual, no es sorpresa que el Partido Comunista Chino vea con buenos ojos un eventual triunfo demócrata.

Diaz Canel, representante de los Castros que extraña la política de Obama

Uno de los legados más trágicos de la administración Obama fue su política exterior, sobre todo la normalización de relaciones con el régimen castrista. Esto fue vendido como un logro, pero no fue más que una bocanada de aire fresco para una tiranía totalitaria.

Biden, una figura importante del gobierno de Obama, es muy resistido por los cubanoamericanos, quienes alegan que Joe tiene intenciones de volver a promover la política de Obama con respecto a Cuba. De hecho, cinco meses atrás, el corresponsal del diario ABC español, Javier Ansorena, informaba de un «guiño de Biden al ala más radical para reanudar relaciones con Cuba».

En el diario español se lee: “Biden concedió una entrevista a la filial de la CBS en Miami (Florida), donde se concentra la mayor comunidad cubanoamericana de EE.UU. y la pregunta no tardó en aparecer: «¿Volverá a las políticas de Obama con respecto a Cuba si sale elegido presidente?», inquirió el periodista. «Sí, en su mayor parte, volvería a ellas», reconoció el que fuera vicepresidente con Barack Obama”.

Pero lo más reciente salió del Times, con respecto a Cuba, los asesores del demócrata aseguraron al diario estadounidense que Biden buscaría normalizar las relaciones con el régimen de Raúl Castro, considerando que esto es el “enfoque prometedor para lograr un cambio en la isla”.

“Los asesores de Biden dijeron que buscarían un terreno común con Cuba y revertirían algunas de las restricciones de viaje y remesas”, señala el NYT.

De hecho, esta posición con respecto a Cuba ha sido muy polémica, expertos han dicho que esto le puede costar el estado de la Florida en las próximas elecciones. Trump, por el contrario, ha revertido la política de apertura de Obama y ha sacado beneficios electorales con su fuerte discurso contra los totalitarismos en América. De hecho, en su último plan presentado para latinos, llamado “American Dream Plan”, en el apartado “preservando la libertad”, se hace la promesa de que se seguirá luchando contras las tiranías socialistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Las sanciones de la administración Trump contra el régimen castrista ahogaron las finanzas de Cuba. La última noticia preponderante fue que más de 400 sucursales de Western Union salieron de la isla. Sin dudas el dictador Díaz Canel, y los Castro, son otros que quieren un cambio de timón de la Casa Blanca.  

Daniel Ortega, un caso similar a Maduro

Así como ocurrió con Maduro – pero a menor escala comunicacional – el régimen sandinista comandado por Daniel Ortega también se vio fuertemente afectado por las políticas Donald Trump.

En el artículo citado anteriormente del New York Times, Nicaragua pasa un poco por alto, apenas es nombrada una vez, pero las revelaciones llegan con las intenciones de Biden con Cuba y Venezuela.

Ortega, por supuesto, no vería con malos ojos un acercamiento a Washington, en especial cuando todavía tiene bajo su poder todas las instituciones del Estado arropándolo, incluso la justicia electoral.

El candidato demócrata se ha mostrado “contundente”, pues ha dicho que no levantará las fuertes sanciones impuestas por Trump a Ortega y también ha manifestado que tiene que haber presión internacional contra el tirano y su esposa, Rosario Murillo. ¿El problema? Según el demócrata la ruta es buscar “elecciones libres”, lo cual es un embudo que favorece al sandinista; pues él controla la justicia electoral y jamás aceptará unas elecciones fidedignamente libres. Un caso idéntico al venezolano en ese sentido.

Esto a continuación no es un dato menor: tanto el sandinismo oficial, como “el opositor”, son muy afines ideológicamente al ala progresista demócrata. Por ejemplo, Gioconda Belli, una intelectual y política sandinista de antaño – que ahora dice estar en contra del régimen de Ortega – ha manifestado su apoyo a Biden y Obama. Compara a Trump con Obama, pero admira a Pablo Iglesia y Podemos, aliados del chavismo. Una línea que es seguida por las oposiciones de izquierda en Nicaragua, que han terminado por posicionarse muy cerca del colaboracionismo a Ortega, y muy lejos de la línea combativa contra la tiranía. Algo muy similar a lo que ocurrió con la oposición venezolana.

Si bien Nicaragua apenas fue nombrada una vez en el artículo del Times, y tan solo para mencionar la Troika de la tiranía, la realidad es que si Washington pretende mejorar las relaciones con Cuba y Venezuela, Managua probablemente no se quede rezagada. 

Teherán, muy atento a Estados Unidos

Hasán Rohaní, líder del Ayatolas, es otro líder que estará muy atento a los próximos comicios electorales.

El régimen iraní ha sido, sin dudas, el más afectado de la política exterior de la administración Trump. La pérdida de la influencia en la región es diametralmente opuesta a lo que se consiguió durante la era Obama. Y es que Obama para conseguir aquel acuerdo nuclear, que le valió un Nobel, tuvo que ceder un amplio margen de acción a las organizaciones criminales del mundo.

De allí a que iniciativas como el Proyecto Cassandra hayan sido torpedeados por la administración Obama, provocando un gran crecimiento de la organización terrorista Hezbollah, gran aliado de Teherán.

Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el agobio económico y político ha sido muy grande. El régimen iraní cada vez está más debilitado en términos financieros, sus réditos políticos se están reduciendo y su influencia en Medio Oriente está cada vez más reducida. Por ello, hubo intentos, incluso, de perjudicar la reelección de Trump.

De acuerdo con el Director de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, Irán había enviado específicamente correos electrónicos «falsificados» a los estadounidenses diseñados para intimidar a los votantes, incitar a la agitación social y dañar al presidente.

Por su parte, el director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de EE.UU., Bill Evanina, aseguró que Irán “busca socavar las instituciones democráticas de Estados Unidos, al presidente Trump y dividir al país antes de las elecciones”. 

Acotó que la motivación del régimen está impulsada por la percepción de que una eventual reelección de Trump significaría la continuidad de la presión de la Casa Blanca para lograr un cambio político en Irán.  

En ese sentido, los acuerdos de paz, la normalización de relaciones entre naciones árabes e Israel y el fortalecimiento de los aliados afines de occidente en Oriente Medio han provocado varios reveces al régimen del Ayatolas. Y esto Trump lo consiguió sin iniciar ninguna guerra, ni siquiera luego de dar de baja a uno de los principales hombres de Irán: el terrorista Soleimani.

La política exterior de Barack Obama, impulsada por Joe Biden, y la posibilidad de que esta renazca con un hipotético mandato del demócrata, es un rayo de luz esperanzador para un régimen que está de capa caída.

Ya lo dijo Joe Biden en un artículo de opinión para CNN: «Hay una manera más inteligente de ser duros contra Irán», esa lógica buenista, diplomática y conciliadora aplicada por Obama en su momento, reencarnada en Joe Biden ahora, es justamente lo que espera Teherán para salvarse de un colapso cada vez más cercano.

Evo: “Si pierde Trump, yo festajaré”

Si bien el hombre en la lista ya no es un mandatario, sería un error desligarlo del reciente electo presidente Luis Arce, del Movimiento al Socialismo.

Evo Morales, quién cometió un fraude electoral y ha sido acusado de constantemente de violar la constitución de Bolivia, para diseñar reglas electorales a su antojo, es un firme aliado de la izquierda más populista, radical y peligrosa de Latinoamérica.

Después de huir de su país para terminar protegido en Buenos Aires, decidió ir a visitar a su “compañero de lucha”, Nicolás Maduro, a Venezuela. En su vuelta a Argentina, en una reciente entrevista a EFE, el exdictador boliviano – así se le debe llamar a quienes cambian las reglas del juego para perpetrarse en el poder – tuvo un arrebato de sinceridad y manifestó que, de perder Trump, celebraría.

Petro, el guerrillero que recuerda el fantasma de Chávez y hace causa con la FARC

El colombiano Gustavo Petro es un exguerrillero militante del grupo insurgente M-19, senador colombiano y un peligro para la democracia en Latinoamérica. Socialista declarado, con formas populistas, recuerda mucho a Hugo Chávez, el impulsor del Socialismo del Siglo XXI en la región. De la mano de La Habana, por supuesto.

Hace pocos días atrás, en un caso similar a Morales, Petro tuvo un momento de autenticidad para difundir el movimiento «colombianos con Biden», pero no en un medio de comunicación, sino a través de su cuenta en Twitter.

“Se configura en EEUU, Colombianos con Biden. Desde la Florida en apoyo a la humanidad entera. Muy bien”, dijo el líder socialista.

Pero si bien para algunos esta no es una muestra de apoyo directo, anteriormente, en CNN, Petro aseguró que, si él pudiera votar en Estados Unidos, “votaría por Biden, sin duda alguna”.

No hay que olvidarse de un punto clave, Petro, además de que fue guerrillero y es un declarado socialista – del ala más radical – también hace causa política con la FARC. Son muy afines. Esto también se vincula al candidato demócrata, pues en 2014 Joe Biden dio el visto bueno al proceso de diálogos entre Colombia y las FARC dándole su total apoyo. Este mal llamado “proceso de paz” terminó siendo muy dañino para Colombia.

Dos polos

Así como hay líderes mundiales nacionalistas, patriotas y de derechas, como VOX, Bolsonaro u otro ya mencionado; que apoyan a Trump, del otro bando, del lado más totalitario y radical de la izquierda, aunque se guarden sus intenciones y sean más cuidadosos para declarar, también tienen un candidato: Joe Biden.

Esta elección en Estados Unidos enfrenta dos polos: quiénes defienden valores conservadores, de libre mercado y que confían en el individualismo; y aquellos que sienten simpatía o promueven directamente las ideas socialistas, progresistas y globalistas. Al final, es totalmente lógico que los líderes totalitarios de izquierda deseen un triunfo de Biden.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

Sabrina Martín Rondon is a Venezuelan journalist. Her source is politics and economics. She is a specialist in corporate communications and is committed to the task of dismantling the supposed benefits of socialism // Sabrina Martín Rondon es periodista venezolana. Su fuente es la política y economía. Es especialista en comunicaciones corporativas y se ha comprometido con la tarea de desmontar las supuestas bondades del socialismo

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