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Loret es necesario, aunque a AMLO y a sus súbditos les duela

LORET BROZO

Carlos Loret de Mola Álvarez se define como un reportero, y lo es. Brillante, he de decir. Tiene un carisma frente a la cámara que es innegable. Aún para quienes se enfocan en los episodios oscuros de su pasado en Televisa.

Quienes hemos vivido y ejercido el periodismo en México sabemos bien que Televisa fue vinculada históricamente al poder dominante. A las mafias coludidas con el crimen organizado desde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN).

Haber trabajado durante tantos años en el canal más visto de México y haber estado inmiscuido en episodios tan oscuros como el montaje de Florence Cassez, son algunas de las piedras que pesan sobre la carrera de Loret.

Sin embargo, tras su salida de Televisa en 2019 –por motivos nunca esclarecidos– y su incorporación a LatinUs –de financiamiento nunca esclarecido–, Loret se ha convertido en un ícono de oposición al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien ahora llama “el aspirante a dictador”.

Desde LatinUs se han revelado numerosos escándalos de presunta corrupción que involucran a familiares del mandatario. Han hecho un trabajo loable para desmontar la imagen que el presidente socialista quiere vender a sus súbditos y a la comunidad internacional. El luchador anticorrupción resultó ser más de lo mismo.

La batalla entre Loret y AMLO alcanzó un nivel de tensión inédito: el mandatario hizo públicos registros fiscales –confidenciales– en los que reveló los presuntos ingresos de Loret durante el año pasado por 35 millones de pesos ($1,7 millones de dólares), y los comparó con sus propios ingresos de $2 millones de pesos ($97 mil dólares), durante 2021.

Loret desmintió los montos rápidamente, pero hizo hincapié en que la irresponsabilidad de López Obrador lo dejó a él y a su familia a merced del crimen organizado, en un país donde el secuestro está a la orden del día y los asesinatos a periodistas alcanzan niveles alarmantes.

Se pueden tener diferencias con Loret por su pasado, pero a la luz de la coyuntura antidemocrática actual, en la que el presidente intenta erigirse como líder supremo de un régimen autoritario, es innegable que su trabajo y el de Brozo es rescatable y necesario para México.

López Obrador no soporta a la disidencia. Venga de donde venga. Hoy es Loret. La semana pasada fue Aristegui. Esto seguirá hasta que logre callarlos o exiliarlos, al mejor estilo de Hugo Chávez.

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