Read in English
“El cálculo estándar de costo-beneficio lleva a una conclusión sólida: los confinamientos deben rechazarse completamente como un instrumento de política pandémica”. Esta es la conclusión de un metanálisis de varios estudios realizado por la prestigiosa Universidad Johns Hopkins.
Se trata de un análisis extenso de docenas de estudios que subraya puntos como el error de obligar a la gente a estar en casa, incluso cuando algún miembro está infectado, corriendo “el riesgo de infectar a los miembros de la familia con una carga viral más alta, lo que provoca una enfermedad más grave”.
El estudio señala que los confinamientos prohibieron el acceso de las personas a lugares al aire libre, como playas y parques, y que incluso incluyeron restricciones estrictas de reunión al aire libre, lo que empujó a las personas a reunirse en lugares cerrados, que son mucho menos seguros y que pudieron aumentar la propagación.
Los confinamientos solo redujeron 0.2 % las muertes por Covid-19 durante la primera ola de coronavirus en Europa y Estados Unidos, concluye el metanálisis. Agregando que además impusieron enormes costos económicos y sociales ahí donde se adoptaron.
Después de años de dolor, de no ver a familiares, de negocios quebrados, gente en la pobreza, aumento del crimen, incremento de las enfermedades mentales e incluso meses en los que se descuidaron tratamientos y diagnósticos de enfermedades graves porque hasta los hospitales debían limitar sus servicios, los datos muestran que los confinamientos no sirvieron y que incluso pudieron haber empeorado el ritmo de contagio.
Los daños económicos y en términos de salud causados por los confinamientos son enormes. Desde mayo de 2020 hasta abril de 2021 en Estados Unidos se registraron 100.306 muertes por sobredosis, un aumento del 28,5 % con respecto al periodo anterior. Los incidentes de violencia doméstica aumentaron un 8,1 % después de las órdenes de confinamiento. Más del 90% de los profesores del país dijeron que sus alumnos experimentaron una pérdida de aprendizaje durante la pandemia. La tasa de desempleo incluso llegó a 14,8 % en abril de 2020.
Respecto de los daños que los confinamientos hicieron en materia de salud al disminuir dramáticamente las consultas y exámenes diagnósticos, es muy difícil saber cuántas vidas se pudieron salvar, pero algunos datos y estudios nos dan una idea de la gravedad del asunto. Los CDC informaron que las pruebas de detección de cáncer de mama se redujeron en un 87 % y las de cáncer de cuello uterino en un 84 % en abril de 2020. Estimaciones basadas en modelos estadísticos afirman que 3,9 millones de diagnósticos de cáncer de mama y 1,6 millones de cáncer de próstata posiblemente no se realizaron, por cuenta de los confinamientos.
En el 2020, en comparación con los promedios anuales en 2018 y 2019, la cantidad de colonoscopias completadas se redujo en un 45 %; las biopsias de próstata se redujeron en un 29 % y las cistoscopias para diagnosticar el cáncer de vejiga en un 21 %.
Muchas lecciones quedan de esto. Una de ellas es que el doctor Fauci es un gran mentiroso. Sus afirmaciones de que los confinamientos han “salvado millones de vidas” se suman a la larga lista de mentiras que ha dicho sobre el Covid. Otra lección fundamental es que siempre hay que dudar de los políticos, sobre todo cuando el sentido común grita que no está bien encerrar a la gente de una manera tan extrema sin tener ninguna prueba de que esa medida funcione.
Ahora sabemos que los confinamientos no están basados en ciencia y deben ser absolutamente rechazados. Más allá de eso, ojalá millones hayan comprendido que nunca es buena idea permitirle a los políticos tal nivel de intromisión en la vida de los individuos.
Vanessa Vallejo. Co-editor-in-chief of El American. Economist. Podcaster. Political and economic analysis of America. Colombian exile in the United States // Vanessa Vallejo. Co-editora en jefe de El American. Economista. Podcaster. Análisis político y económico de América. Colombiana exiliada en EE. UU.