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María Antonieta Collins luce su genialidad durante cobertura de funerales de Vicente Fernández

María Antonieta Collins luce su genialidad durante cobertura de funerales de Vicente Fernández

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Hay coberturas noticiosas que trascienden la política y llegan a fibras de la audiencia que conllevan tal emotividad que no cualquiera puede —ni debe— conducirlas. La experimentada reportera mexicana María Antonieta Collins es la carta que Univisión saca cada vez que una historia de interés humano golpea a la puerta, ya sea del mundo del espectáculo, religión, narcotráfico, inmigración o cualquier otra fuente.

La Reportera Collins, como se llama a sí misma, es una institución del reporterismo televisivo en la televisión hispana de los Estados Unidos.

He tenido el privilegio de trabajar con ella en numerosas coberturas, y puedo asegurar que si hay una mujer disciplinada y dispuesta al máximo esfuerzo en su trabajo esa es María Antonieta Collins.

Fue ella la primera periodista en anunciar el fallecimiento de Vicente Fernández, el Charro de Huentitán, en directo desde el hospital donde se encontraba internado. Había decidido llegar a las 3 de la mañana a la puerta del centro médico, donde permaneció en guardia hasta que llegara la hora de salir al aire en Despierta América en Domingo.

Collins es una mujer capaz de considerar los sentimientos de todos a su alrededor. Aspectos que pasan desapercibidos en la mente de otros colegas, están siempre en la suya. Justamente por eso, pese a que estaba esperando la muerte de don Chente, ella decidió no vestir de negro para no demostrar un luto adelantado a una familia que todavía tenía esperanzas de un milagro.

La noticia la sorprendió en vivo, y una vez anunciada por Collins, los medios mexicanos la retomaron.

En ese momento empezó la cobertura continua, de la que María Antonieta fue narradora protagonista. Como lo ha sido tantas otras veces: durante los viajes papales, elecciones en México, las fugas del Chapo, terremotos, muertes de papas y cónclaves. La reportera veracruzana representa a ese periodismo que se ensucia los zapatos y va hasta donde otros no para cubrir la historia como nadie más lo haría.

El mundo del espectáculo tiende a estar por encima de las ideologías políticas. Figuras como Juan Gabriel, José José o Vicente Fernández sobrepasan todo esto, al igual que María Antonieta Collins.

María Antonieta Collins luce su genialidad durante cobertura de funerales de Vicente Fernández
Familiares, amigos y público asistieron al homenaje póstumo del cantante mexicano Vicente Fernández, este lunes en la ciudad de Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco (México). (EFE)

MAC —como la llaman sus cercanos— y Jorge Ramos fueron las piezas clave de esta cobertura, pues como mexicanos entendían que esta noticia llegaba a fibras íntimas de un público que migró a Estados Unidos, pero trajo consigo el legado de Vicente Fernández: su música.

Pocas veces esta reportera se permite mezclar sus emociones o anécdotas durante una cobertura noticiosa. Esta fue una de esas ocasiones. Sus anécdotas junto al Chente eran realmente enriquecedoras.

“María Antonieta, quisiera que terminaras esta transmisión reflexionando sobre lo improbable de que alguien de Huentitán, Jalisco, termine convertido en un ícono mundial”, le pidió Ramos a Collins.

“Fue la necesidad. Fue el hambre, pero también el hambre de ser alguien. Es ese hombre que porfió y no aceptó que las puertas se cerraran nunca jamás. Y por eso dio el gran ejemplo. Siguió siendo en el fondo el mariachi humilde que iba de mesa en mesa diciendo: ‘oiga ¿le canto?’. Que pedía $20 en una etapa para juntar lo suficiente para la medicina de su madre que se estaba muriendo de cáncer. Es ese Vicente que puso a su hijo, cuando no tenía dinero para llevarlo a una incubadora, sobre botellas de agua caliente para mantenerlo vivo. Es ese hombre que nos enseñó algo: que mientras le siguieran aplaudiendo, él seguiría cantando”, narró Collins.

Al final de una de las transmisiones, Jorge concluyó: “es un placer y un honor trabajar contigo, María Antonieta”. Certifico. Es un privilegio aprender de una maestra.

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