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El marxismo es un dogmatismo que se autodenomina “ciencia” sin serlo

marxismo, El American

¿Cuál es el núcleo central de la cosmovisión de Marx en el que se sustentan todas sus teorías y que todo marxista compartiría y consideraría de indiscutible veracidad, con independencia de la posible discrepancia en cualquier otro aspecto con otro marxista, incluso tratándose de los propios Marx y Engels? Pues es lo que denominan ellos mismos: dialéctica material de la historia. A eso se reduce el marxismo, de eso parten todos los que se reclaman marxistas, sin eso no hay marxismo, y para los marxistas fuera de eso no hay verdad. 

Marx no usó términos como dialéctica material de la historia, materialismo dialéctico o materialismo histórico de manera sistemática, para él (al igual que para Engels) la dialéctica marxista es simplemente ciencia, la única, verdadera y definitiva verdad científica. De hecho, en el marxismo que mantenga la terminología de Marx el término “ciencia” significa lo que en teología y religiones comparadas se define generalmente como dogma, una verdad incontestable que no requiere demostración, ni admite duda, y pese a la adoración de que es objeto en ciertas corrientes, el propio Marx no reclamaría que todo lo que él afirmara debiera ser considerado como verdad “científica” sino que para las leyes históricas que derivan de su filosofía dialéctica, Engels fue más ambicioso en la aplicación de la dialéctica marxista a las ciencias naturales y en el socialismo real le rendían pleitesía al dogma de Engels, para poder proceder a estudiar la física por medio de teorías que niegan científicamente la dialéctica material del co-fundador de la revelación de la “ciencia” definitiva.

La sistematización de la dialéctica marxista en materialismo dialéctico y materialismo histórico corresponde a Georgi Plejánov, lo que es de gran importancia porque el marxismo, contradiciendo la profecías de Marx llegó al poder en la atrasada Rusia y no en los capitalismos maduros. Lenin consideraba a Plejánov el padre del marxismo en Rusia, en tanto que Stalin, partiendo de los textos de Engels sobre ciencias naturales, define el materialismo dialéctico como la aplicación de las leyes dialécticas a la naturaleza y el materialismo histórico como la extensión de las mismas a la historia humana  y se pudiera dentro del marxismo diferir, hasta cierto punto, de Engels, Plejánov, Lenin y Stalin en cuanto al materialismo dialéctico de las ciencias naturales.

Nos queda entonces la dialéctica material de la historia. ¿Qué es la “ciencia definitiva” del marxismo? Pues la base de su materialismo histórico son los conceptos de “fuerzas materiales de producción” y “relaciones sociales de producción”, la “ciencia” marxista de la historia lo que afirma es que las misteriosas fuerzas materiales de producción son la causa única de las relaciones de producción. Y las “fuerzas materiales de producción” ¿Qué son?

Imposible determinarlo a ciencia cierta, Marx jamás lo aclaró, únicamente sabemos que tendrían alguna relación con la tecnología pues lo que afirmó en “La miseria de la Filosofía” fue que “Al hacerse con nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian su modo de producción, y al cambiar su modo de producción, su medio de ganarse la vida, cambian el resto de todas las relaciones sociales, el molino manual te da la sociedad del señor feudal; la máquina de vapor, te da la del capitalista industrial” y si las fuerzas materiales determinan los modos de producción y no al revés, serían las fuerzas materiales las que determinan las ideas y no al revés.

Ante esto, en efecto, la “ciencia” marxista nos agrega que es la infraestructura material la que origina la superestructura ideológica y no lo contrario, pero la dialéctica marxista afirma que se desarrolla una contradicción inherente cuando las fuerzas materiales de producción superan las relaciones sociales de producción y la superestructura ideológica pierde la capacidad para evitar la síntesis por la que las fuerzas materiales de producción maduras dan lugar a nuevas relaciones de producción y nueva superestructura ideológica. Esto, afirma Marx, está predeterminado por las leyes materiales inexorables de la “ciencia” dialéctica, y ocurre mediante la lucha de clases, la estructura de clases parece coincidir con las relaciones de producción en un sentido dialéctico, así, las clases dominantes son inexorablemente la encarnación de las relaciones de producción y su pensamiento está inexorablemente encadenado a la superestructura ideológica. 

Así la dialéctica marxista supone que un sistema económico da origen a su opuesto con lo que engendra, a partir de su negación, su propia superación por un nuevo sistema económico. Esto a través de la lucha de clases.

Las fuerzas materiales de producción extraordinarias desencadenadas por el capitalismo, originan al proletariado como clase revolucionaria predestinada por la “ciencia” de la dialéctica histórica a derrocar al capitalismo e instaurar el socialismo, creen ellos. Reducido a su núcleo central, el marxismo obviamente exige fe, fe irracional en la dialéctica material de la historia como mínimo, porque de una parte no puede explicar de dónde salen las fuerzas materiales tecnológicas sino es de las ideas e invenciones, lo que queda negado cuando las fuerzas materiales son el factor causal, de otra no es capaz de explicar la historia pasada a través del corsé de su lucha de clases, requiriendo el comodín de los pueblos “ajenos a la historia” bajo el cual calificar todo desarrollo histórico que no encaje en el determinismo material marxista, al tiempo que carece de explicación al que las fuerzas materiales que dan lugar a relaciones de producción entren en contradicción con, y sean reprimidas por aquéllas.

Marx lo afirma sin dar causa alguna para que tan extraordinario evento ocurra una y otra vez, sustenta su dialéctica histórica en una lucha de clases que son encarnaciones de las fuerzas materiales y modos de producción.

El marxismo, al afirmar que ha descifrado las leyes materiales inexorables de la historia estaría obligado a un índice muy alto de acierto en sus predicciones históricas, y Marx ni siquiera acertó dónde llegaría al poder esa dictadura del proletariado por cuya instauración lucharían todos los marxistas. 

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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