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Masacre de la Plaza de Tiananmen: La gran lección

Masacre de la Plaza de Tiananmen, El American

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Hoy 4 de junio se cumple el 32º aniversario de la Masacre de la Plaza de Tiananmen. Pavel Stroilov, un historiador ruso que tuvo acceso a archivos soviéticos secretos durante la era de Mijaíl Gorbachov y que consiguió llevarse gran parte de ellos al exilio en Occidente, cita que las cifras de muertos, según los datos de inteligencia de la antigua URSS para ese brutal acontecimiento, superan las 3,000 personas. 

Aquella horrible ocasión en la plaza más grande del mundo (Tiananmen) fue la culminación de un movimiento popular épico que exigía libertad y autogobierno democrático y en el que se llevaron a cabo manifestaciones masivas a nivel nacional en más de cuatrocientas ciudades chinas, que duraron más de siete semanas.

Masacre de la Plaza de Tiananmen, El American
“La estructura militar más feroz del comunismo chino se posicionó para llevar a cabo la matanza de más de 3,000 compatriotas civiles desarmados”. (EFE)

El gran “incitador” de las reivindicaciones comprensibles del pueblo chino en 1989 fue la noción de que la liberalización económica equivalía (o debía equivaler) a la ampliación de los espacios sociales políticos y civiles. Al fin y al cabo, esa era la misma premisa lógica formulada por los políticos y la comunidad empresarial de las democracias del mundo, especialmente de Estados Unidos.

La política de “acercamiento” del presidente Richard Nixon se racionalizó como si tuviera ventajas de realpolitik y pusiera las semillas para que los comunistas de Pekín eligieran otro camino. Muchos seguían creyendo que el capitalismo poseía una cualidad de contagio que inducía a la democracia. Por eso, cuando Deng Xiaoping comenzó sus sermones sobre la necesidad de reformular el modelo económico para satisfacer las «necesidades socialistas» antes del Undécimo Congreso del Partido Comunista de China en 1978, muchos en Occidente juzgaron mal la tenacidad de un Estado marxista-leninista. 

El acto de integrar los mecanismos de mercado en un modelo mercantilista dirigido por el Estado —que Deng etiquetó hábilmente como «socialismo con características chinas»— estaba totalmente dentro de los parámetros permisibles del comunismo. Fue nada menos que el propio Vladímir Lenin quien introdujo la primera variante híbrida comunista de una empresa económica pública/privada dirigida por el Estado (capitalismo de Estado), llamada Nueva Política Económica en 1921. Deng no hacía más que seguir los pasos de Lenin, pero de forma más amplia. 

La búsqueda legítima de la libertad por parte de la sociedad china cautiva era una aspiración coherente con la esperanza de que unas relaciones más cordiales con Occidente pudieran suscitar en las autoridades comunistas de Pekín un enfoque más comprometido, en el peor de los casos.

Masacre de la Plaza de Tiananmen, El American
El 4 de junio se cumple el 32º aniversario de la Masacre de la Plaza de Tiananmen. (EFE)

Además, la historia parecía estar de su lado. El pueblo chino no ignoraba que el comunismo soviético se estaba desmoronando. La caída literal del Muro de Berlín estaba a solo cinco meses de distancia. El problema era que la mayoría de los marxistas chinos en el poder habían tomado la decisión calculada de abordar su modelo económico y las consiguientes relaciones de producción, con fines de supervivencia del régimen y no por preocupaciones humanitarias. El 4 de junio los comunistas estaban decididos a poner fin a todos los malentendidos sobre lo que era el “modelo chino”. El Estado leninista con su ideología oficial marxista-maoísta era inmutable y las reformulaciones económicas eran meros instrumentos de poder. 

El Ejército Popular de Liberación movilizó ese día en Pekín más tropas que las que se acumularon en anteriores incidentes territoriales en las fronteras soviética, india y vietnamita. En lugar de las habituales divisiones regulares de infantería, se utilizaron en su mayoría, batallones de élite para ejecutar la carnicería atroz. La estructura militar más feroz del comunismo chino se posicionó para llevar a cabo la matanza de más de 3,000 compatriotas civiles desarmados. La mayoría eran jóvenes. 

El mundo libre se limitó a observar e ignorar el horrendo crimen de lesa humanidad cometido aquel día en la Plaza de Tiananmen. La falsa creencia de que el comunismo estaba llegando a su fin con los acontecimientos que se estaban produciendo en la URSS y en los satélites del bloque oriental, desvió la atención moral de Occidente. 

La estupidez de creer que el comunismo murió, en lugar de mutar, sigue poniendo en peligro a las sociedades libres de todo el mundo. Lo más lamentable es que los chinos comunistas siguen saliéndose con la suya. No solo de la muerte de ciudadanos chinos, sino también del mundo. La exportación de la pandemia Made in China está siendo encubierta por los sospechosos habituales: el Occidente cómplice.             

Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.

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