fbpx
Saltar al contenido

La saga de Meghan y Harry expone el peso del servicio público

meghan-harry-interview

Read in English

[Read in English]

Decir que la entrevista sin precedentes de los duques de Sussex, Meghan Markle y el Príncipe Harry, fue impactante, es quedarse muy corto. Durante una entrevista de más de dos horas con la celebridad televisiva americana Oprah Winfrey, en una magnífica villa californiana, los exmiembros de la realeza arremetieron contra la institución planteando una enorme lista de afirmaciones que resultaron bastante sorprendentes.

Meghan y Harry denunciaron, entre otras cosas, que algunos miembros de la familia real habían expresado su preocupación por el color de la piel de su hijo Archie, insinuaron que no se le concedió el título de HRH (su alteza real) por este motivo (aunque es una tradición de 100 años); acusaron a la realeza de no haberla apoyado lo suficiente mientras sufrían el aluvión de titulares lanzados por la infame prensa sensacionalista británica; la falta de apoyo del príncipe de Gales, Carlos, y, lo más terrible: confesaron que Markle tuvo pensamientos suicidas durante su etapa activa como miembro de la realeza.

Estas acusaciones son una cara de la historia y las más dañinas, especialmente las relativas a la falta de cuidado de la salud mental de la duquesa, deben ser tomadas muy en serio. Se espera que este tira y afloja entre el Palacio y los Sussex continúe, ya que hay investigaciones en curso sobre el acoso de Markle a parte de su antiguo personal.

Si uno siguiera la cobertura americana de todo este asunto, uno podría pensar que éste es el fin de la monarquía y que sería sólo cuestión de tiempo que las multitudes rebeldes marcharan al Palacio de Buckingham, depusieran la monarquía e instauraran una República. Sin embargo, no parece ser el caso.

Una encuesta de YouGov mostró que el 47 % de los adultos británicos encuestados piensan que la entrevista fue inapropiada y el 56 % tiene una opinión desfavorable tanto de Meghan como de Harry.

Debo confesarlo de entrada: seguir a la Familia Real es un placer culposo para mí, y quienes me siguen en las redes sociales saben que también soy un ávido consumidor de la política y la cultura británica. Por lo tanto, sería natural que escribiera un artículo sobre las noticias de ayer. Sin embargo, intentaré no profundizar en los cotilleos y las acusaciones mutuas que provienen de ambos bandos. El periodismo de escándalo no es lo mío, eso se lo dejo a los tabloides.

Lo que sí haré es ir más allá del drama familiar e ir al quid de la cuestión: la saga de Meghan y Harry demostró la facilidad con la que pasamos por alto el peso del deber y el servicio público. También, remarca el magnífico trabajo que la Reina Isabel II ha realizado a lo largo de sus casi 70 años como monarca.

Los privilegios acarrean un sacrificio

El problema que muchos tienen con la entrevista no es que haya habido algunas representaciones desfavorables de las relaciones familiares entre Carlos y Harry o que el estilo de vida de la monarquía sea diferente del cuento de hadas de las películas de Disney. Eso lo sabemos todos. Estamos hablando de una institución que ha durado más de mil años, no de una familia representada en una rosada comedia de los años ochenta. Ni siquiera el más ardiente monárquico diría que los Windsor son una familia conocida por sus cálidas reuniones familiares.

El primer problema es de percepción. Es muy difícil ver al duque y a la duquesa como víctimas indefensas mientras conversan con su vecina Oprah en una hermosa villa de California, especialmente mientras millones de personas en todo el mundo están sufriendo las graves consecuencias del dolor económico causado por la pandemia del COVID.

En segundo lugar, el malentendido de cómo el servicio público debe interactuar con la vida privada. Ser un servidor público (básicamente lo que la realeza es) no es lo mismo que ser una celebridad. Tus acciones, pensamientos y creencias serán cuestionados y escrutados injustamente, eso está en la descripción del trabajo. Renuncias a tu libertad personal para servir a una causa mayor. Normalmente es un trabajo para el que naces, Meghan Markle decidió integrarse.

ROY001. Windsor (United Kingdom), 19/05/2018.- Britain’s Prince Harry, Duke of Sussex and his wife Meghan, Duchess of Sussex ride in a horse-drawn Ascot Landau carriage along The Long Walk towards Windsor Castle during a procession after their royal wedding ceremony in St George’s Chapel at Windsor Castle, in Windsor, Britain, 19 May 2018. (Duque Duquesa Cambridge) EFE/EPA/ANDY RAIN

La cita más reveladora fue la del príncipe Harry cuando dijo que su hermano y su padre estaban “atrapados (en la vida de la realeza) y “no pueden salir”. Esa trampa de la que habla es el servicio público. Ser miembro de la familia real (un miembro de alto rango, además) conlleva muchas ventajas: reconocimiento, dinero, oportunidades y, en general, un estilo de vida privilegiado. Sin embargo, también es un trabajo, ahora representas a un país en su conjunto, tanto ante la gente como ante el mundo, y eso implica un sacrificio.

Megan no estaba dispuesta a pagar el precio, lo cual es completamente razonable e incluso aconsejable. Sin embargo, apostar a la separación de la familia real al tiempo que se pretende disfrutar de los privilegios que conlleva el título no es lo justo. Tanto Megan como Harry pretendían construir sus marcas personales a partir del reconocimiento del nombre que les daban sus títulos reales, ya que pretendían crear la marca “Royal Sussex” tras su decisión de abandonar la monarquía. El Príncipe Harry llegó a decir que se sentía dolido por la decisión de la Reina de retirarle los patrocinios de los que disfrutaba como miembro activo de la monarquía.

Si el príncipe Harry considera que su deber está cumplido y piensa que lo mejor para él y para la monarquía es que se reduzca su papel como funcionario público, para que él y su esposa puedan llevar un estilo de vida libre, entonces está muy bien. Sin embargo, la independencia tiene un precio, y es realmente alucinante escuchar que argumenten que deben seguir recibiendo algunos beneficios financieros y de seguridad de la monarquía (pagados por el contribuyente británico) aunque no tengan ningún papel oficial en la familia.

No hay una vida real “a tiempo parcial” en la que se pueda disfrutar de los beneficios y no cargar con los costes y, desde luego, no hay necesidad de publicar una entrevista de más de una hora con el objetivo de manchar la monarquía una vez que ya se han ido. Es el desprecio de un deber que al que se comprometieron.

Ser la imagen de una institución que representa a una nación es un trabajo duro. Requiere estoicismo y un profundo sentido del deber, especialmente en estos tiempos de comunicación de masas y paranoia de las redes sociales. Son cualidades que no son fáciles de encontrar, guardarse las opiniones para uno mismo es el último acto de contención. Es francamente inhumano.

Sin embargo, es vital que los miembros de la familia mantengan esas cualidades, el papel constitucional del monarca es permanecer por encima de la contienda política, para poder representar a todo un país. Si no se pretenden someterse a esos requisitos, es incomprensible que exijan los beneficios.

Toda la saga de Meghan-Harry nos muestra una increíble lección: el gran trabajo que ha hecho la Reina Isabel II a lo largo de su reinado. Ha mantenido un liderazgo estable y creíble a lo largo de tiempos difíciles en el Reino Unido y, en el mundo, se convirtió en Reina cuando la nación era todavía un imperio. Ha sobrevivido a decenas de primeros ministros, manteniendo una responsabilidad estoica y comprometida con el público y limitándose a comprometerse con su deber en silencio, pero con convicción, no polémicas o ruido.

El estoicismo y el compromiso con el deber son cada vez más difíciles de encontrar hoy en día, apreciemos el gran ejemplo que la Reina ha mostrado al mundo. Qué Dios la bendiga.

Daniel is a Political Science and Economics student from the University of South Florida. He worked as a congressional intern to Rep. Gus Bilirakis (FL-12) from January to May 2020. He also is the head of international analysis at Politiks // Daniel es un estudiante de Cs Políticas y Economía en la Universidad del Sur de la Florida. Trabajo como pasante legislativo para el Representate Gus Bilirakis (FL-12) desde enero hasta mayo del 2020. Daniel también es el jefe de análisis internacional de Politiks.

2 comentarios en «La saga de Meghan y Harry expone el peso del servicio público»

  1. Excelente análisis. Siempre he pensado que Harry, ha sido inmaduro, y no busquen excusas, de traumas. Gente común sufre peores situaciones en vida, y no se conducen en forma errática.
    Critica su familia, pero goza todo lo que venga de ella.
    Porqué no se casó, sencillamente, con una boda civil sin lujos??. Ambos son OPORTUNISTAS.

Deja una respuesta

Total
0
Share