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Los mejores momentos presidenciales del Estado de la Unión

Estado de la Unión

Desde Woodrow Wilson y con la excepción de Herbert Hoover, todos los presidentes acostumbran a dar el Estado de la Unión (SOTU, por sus siglas en inglés) de forma presencial en el Congreso. Tras ser recibidos como héroes entre aplausos y ovación, llega el momento de brindar el discurso que todos están esperando. A lo largo de los años, los jefes de Estado han dejado algunos momentos que vale la pena recordar.

Han pasado más de cien años desde que este tipo de discurso tomara su formato moderno. Cien años en los que los presidentes se encargaron de dejar momentos memorables y otros no tanto. Chistes, gritos, aplausos inesperados, momentos históricos y hasta retóricas empalagosas, el Estado de la Unión lo ha visto absolutamente todo de la mano de 19 jefes de Estado.

¿El único sincero? Gerald Ford y el estado “no bueno” de la Unión

Corría 1975 en un Estados Unidos que venía de atestiguar el caso Watergate y la renuncia del presidente Richard Nixon. En ese contexto, Gerald Ford tuvo que ponerse los pantalones y aparecer ante un Congreso muy afectado por la situación política del momento.

Con esta mochila en la espalda, Ford entró al Congreso, se subió al podio y tuvo un ataque de sinceridad ante millones de personas. “Debo decirles…”, esbozó, “que el estado de la Unión no es bueno”. El mensaje dejó a todo el mundo helado.

Desde que comenzara la tradición, los mandatarios habían hecho todo lo posible para maquillar los momentos difíciles, asegurando que todo estaba bien y que próximamente estaría aún mejor. Ford desoyó las palabras de “Pepe” Argento, el personaje más recordado del actor argentino Guillermo Francella. “Cuando la realidad es angustiante, ¿qué hay que hacer? Negarla”, aseguró en plena crisis familiar.

Gerald Ford tuvo que entrar al Congreso luego de Watergate y la posterior renuncia de Richard Nixon. (Gerald Ford Foundation)

El humor de Ronald Reagan

“The Gipper” hizo de su sentido del humor uno de los pilares de su retórica a lo largo de su carrera política. Tras dirigirse al Congreso en 1981 una vez recuperado del intento de asesinato, Reagan debutó en un Estado de la Unión el 26 de enero de 1982. Después de recibir una lluvia de aplausos, estrechó la mano de Tip O’Neill y George Bush, para luego acomodarse en el podio.

Pasados unos minutos, el jefe de Estado no pudo aguantar y lanzó un chiste. “El presidente Washington inició esta tradición en 1790 tras recordar a la Nación que el destino del autogobierno y la ‘preservación del fuego sagrado de la libertad’ está ‘finalmente apostado en el experimento confiado a las manos del pueblo americano'”, comenzó.

Hasta ahí todo en orden. Una cita al primer presidente no es algo que falle en este tipo de discursos. La gracia llegó momentos después, cuando se permitió agregar lo siguiente: “Para nuestros amigos de la prensa, que dan mucha importancia a la exactitud, permítanme decirles: en realidad no oí a George Washington decir eso”.

Las carcajadas estallaron en Capitol Hill e incluso O’Neill compartió con Bush una sonrisa cómplice luego de la tajada de humor de Reagan. No sería la primera vez que el presidente se burlara de sí mismo en cuanto a su edad, si no pregúntenle a Walter Mondale.

Reagan también se dio el lujo de inaugurar una de las secciones más populares del Estado de la Unión. Ese mismo año, el oriundo de Illinois le agregó un poco de picante al show e inauguró lo que hoy se conoce como el “momento Lenny Skutnik“. Este consiste simplemente en traer invitados con alguna historia emotiva, usualmente que refuerce una parte del discurso, para ovacionarlos. El presidente comenzó la tradición con el señor Skutnik, un héroe que salvó a una mujer de ahogarse en las heladas aguas del río Potomac.

Bill Clinton y una afirmación contundente

Clinton recibió un duro revés en las elecciones de medio término de 1994, cuando el GOP le arrebató la Cámara de Representantes y el Senado. Desde entonces se vio obligado a correrse al centro y a trabajar codo a codo con los republicanos en el Congreso.

El exgobernador de Arkansas puede haber sido lo último que quedó del viejo Partido Demócrata y así lo hizo saber en el Estado de la Unión de 1996. Con Newt Gingrich y Al Gore detrás, dejó una frase que asustaría a más de un demócrata moderno.

“Sabemos que el gran Gobierno no tiene todas las respuestas… La era del gran Gobierno ha terminado. Pero no podemos volver a la época en que nuestros ciudadanos eran abandonados a su suerte. En lugar de eso, debemos avanzar como una sola América, una nación que trabaja unida para superar los retos a los que nos enfrentamos juntos”, expresó el presidente.

A los gritos: la primera experiencia de Obama en un SOTU

El 2009 fue un año histórico para Estados Unidos. En enero, Barack Obama juraba como el primer presidente negro en la historia del país. De ahí se desprende que hubo muchas cosas que el oriundo de Chicago hizo por primera vez. Una de ellas, fue el Estado de la Unión. Dejando de lado lo histórico del hecho, su primera experiencia en el podio estuvo marcada por un exabrupto.

El congresista Joe Wilson (R-SC) le dio rápidamente la bienvenida al nuevo mandatario. Mientras este describía los cimientos de su iniciativa migratoria, Wilson no dudó y gritó “¡mientes!”, provocando un inmediato murmullo en el recinto.

Este no sería el único momento recordable de Obama durante esta clase de discursos. En enero del 2015, el mandatario se dio el gusto de chicanear a los republicanos acerca de las dos elecciones presidenciales que ganó. “No tengo más campañas que hacer, lo sé porque gané las dos”, deslizó para desatar aplausos entre los demócratas y miradas agresivas entre los republicanos.

Trump recibe aplausos inesperados y sube la vara de los momentos Lenny Skutnik

Donald Trump no dudó en llevar su experiencia en el mundo del espectáculo al Estado de la Unión. El expresidente tuvo un par de momentos muy recordados mientras estuvo parado en el podio del Congreso. El primero tuvo lugar en 2019 y era el primer discurso de Trump luego de perder la Cámara de Representantes en 2018.

“Nadie se ha beneficiado más de nuestra próspera economía que las mujeres, que han ocupado el 58 % de los nuevos puestos de trabajo creados en el último año”, expresó el presidente, alardeando del momento económico del país.

Estas palabras desataron el aplauso espontáneo de las mujeres demócratas, lo que sorprendió a todos los presentes, incluso a Trump. “¡Se suponía que no tenían que hacer eso!”, bromeó.

Donald Trump desató la ovación espontánea de las mujeres demócratas en el Estado de la Unión de 2019. (House.gov)

“Todos los americanos pueden estar orgullosos de que tengamos más mujeres en la fuerza laboral que nunca”, sumó el jefe de Estado, para volver a desatar la ovación de pie de las mujeres demócratas.

“No se sienten todavía, esto les va a gustar”, anticipó Trump antes de que tomaran asiento. “Exactamente un siglo después de que el Congreso aprobara la enmienda constitucional que otorgaba a las mujeres el derecho al voto, también tenemos más mujeres sirviendo en el Congreso que nunca”, finalizó para desatar un último aplauso general.

En su último Estado de la Unión llevó a otro nivel la tradición que empezó Reagan décadas atrás. Además de otorgar en vivo la Medalla Presidencial de la Libertad, creó un emotivo momento familiar.

Trump destacó el trabajo de Amy Williams, esposa del sargento Townsend Williams, quien acompañaba a familias de militares. Tanto ella como sus dos hijos, Eliana y Rowan, no veían a su esposo y padre desde hacia siete meses.

Cuando finalizaron los aplausos, y, antes de que se sentaran, el presidente agregó que “esta noche tenemos una sorpresa muy especial. Estoy encantado de informarles de que su marido ha vuelto de su despliegue”. Segundos después, en una escena digna de Hollywood, Williams se apareció en el recinto, abrazó a sus hijos y besó a su esposa, para ganarse casi dos minutos de ovación.

¿Perdón? un beso entre Jill Biden y Douglas Emhoff

Joe Biden también tiene su lugar en este listado y lo curioso es que él no es el protagonista del hecho. En su segundo Estado de la Unión, su esposa Jill protagonizó un interesante momento con Douglas Emhoff, esposo de Kamala Harris.

La primera dama ingresó al recinto luciendo un para nada discreto vestido púrpura, saludo a Emhoff de forma afectuosa, quizás demasiado afectuosa. Lo tomó de la mano y procedió a darle lo que pareció un beso en los labios. Todos siguieron como si nada hubiese pasado y procedieron a charlas con las personas linderas.

Por supuesto que los comentarios no se hicieron esperar y la imagen fue inmediatamente viral en las redes sociales. “Jill Biden y Doug Emhoff se saludan con… ¿un beso en los labios? ¿Es esto… normal?”, se preguntó uno de los usuarios en Twitter.

Joaquín Núñez es licenciado en comunicación periodística por la Universidad Católica Argentina. Se especializa en el escenario internacional y en la política nacional norteamericana. Confeso hincha de Racing Club de Avellaneda. Contacto: [email protected] // Joaquín Núñez has a degree in journalistic communication from the Universidad Católica Argentina. He specializes in the international scene and national American politics. Confessed fan of Racing Club of Avellaneda. Contact: [email protected]

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