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Este fin de semana, los americanos se reunirán con amigos y familiares para fiestas en la piscina y barbacoas. Las tiendas de muebles conmemorarán la festividad con ventas y los perros calientes y las hamburguesas volarán de los estantes. El Memorial Day es una gran tradición americana. También es un momento para reflexionar sobre lo que significa la festividad.
Es en memoria de los patriotas que comprometieron sus vidas, fortunas y sagrado honor en la lucha por la independencia americana. Motivados por su creencia en un derecho otorgado por Dios a la libertad individual y el autogobierno, agarraron sus mosquetes de caza y derrotaron a la fuerza militar más poderosa de su generación. Pagaron nuestra libertad con su sangre: 6,800 muertos en el campo de batalla y al menos otros 17,000 muertos por dolencias, infecciones y enfermedades. Pero debido a su visión y fortaleza, las generaciones han crecido conociendo nada más que la libertad, y Estados Unidos se ha convertido en el país más grande e influyente que el mundo haya visto jamás.
Se trata de los miles de hombres y muchachos que, menos de 80 años después, tomaron las armas una vez más, para darse plena cuenta de la audaz declaración de los Fundadores, de que todos los hombres son creados iguales. El costo fue enorme. La devastación de la Guerra Civil fue tan generalizada y tantas familias perdieron por lo menos a un ser querido, que el Memorial Day nació de un sentido del deber hacia los que cayeron. Como señaló Lincoln, no murieron en vano. Sus sacrificios acabaron con la esclavitud y preservaron la unión.
Fueron soldados como el primer teniente Walker Beale, quien murió en acción el 18 de septiembre de 1918, a los 22 años. Beale fue uno de los millones de jóvenes americanos que lucharon en la Primera Guerra Mundial y más de 100,000 que murieron luchando para mantener a raya el totalitarismo.
Originario de Maine, está enterrado a un océano de distancia en un cementerio francés, junto a sus hermanos caídos. En su honor, su madre encargó un memorial inscrito con un epitafio simple y contundente: “Duerme, lejos de su familia, en la dulce tierra de Francia”. Pero una lápida no es su único legado. La muerte de Beale lo sitúa en el canon de los héroes que hicieron el último sacrificio en defensa de la libertad, tanto en casa como en el extranjero.
Es en honor a las vidas que continuamos perdiendo, incluidos los 11 infantes de la Marina, un marinero de la Armada Naval y un soldado del Ejército, que regresaron a casa en ataúdes cubiertos con banderas, luego de la fallida retirada de Afganistán en agosto pasado. A pesar de la horrible escena que se desarrolló en Kabul, nuestros miembros sirvieron fielmente, demostrando la abnegación, la valentía y el patriotismo que caracteriza a nuestras fuerzas armadas. Para sus familias, el Memorial Day de este año será profundamente personal. Para el resto de nosotros, es un recordatorio del riesgo que asumen los miembros de nuestro Ejército cada vez que visten el uniforme.
A pesar de lo aleccionador que puede ser el Memorial Day, también es hermoso. Esta festividad destaca los verdaderos actos de valentía que se dan cuando más importa. Nos insta a considerar aquellas cosas por las que vale la pena morir. Honra a los patriotas del pasado y del presente, que dieron su vida al servicio de una causa más grande y duradera. Se trata tanto de recordar a nuestros muertos en la guerra, como de una lección para los vivos sobre el alto costo de la libertad.
Así que, con el fin de semana largo, disfrutemos del tiempo en familia y recibamos el comienzo del verano. Pero también consideremos el sacrificio que requiere garantizar la libertad, la seguridad, la prosperidad y la paz que hacen posible todo lo que tenemos.
Ronna Romney McDaniel
Ronna McDaniel es presidente del Comité Nacional Republicano (RNC).