Por Kerry McDonald*
A María Castañeda se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar el traslado de su hijo de una escuela concertada de Las Vegas a una microescuela en 2020. Explicó que en la escuela concertada, su hijo de séptimo grado estaba sobresaliendo académicamente, pero se estaba volviendo cada vez más retraído y enojado. “Lo saqué porque esa situación sacaba lo peor de él, no lo mejor”, me dijo cuando visité la microescuela de su hijo, TCMI Academy.
Ahora, en la microescuela, su hijo ha cambiado por completo. Está contento y comprometido, participa en muchas actividades extraescolares y clubes, y tiene una relación mucho más abierta y respetuosa con su madre. De hecho, el cambio de su hijo y de su hermano pequeño, al que también matriculó en la microescuela, llevó a Castaneda a dejar su trabajo en la construcción y a recortar su sueldo para poder ayudar en las tareas administrativas de la microescuela. “Cuando vi el cambio en mis hijos, me dije: quiero formar parte de esto”, afirma.
He pasado esta semana visitando algunas de las aproximadamente 25 microescuelas situadas en un radio de 16 kilómetros del Strip de Las Vegas, que atienden a unos 300 alumnos. Estas microescuelas, o comunidades de aprendizaje personalizado intencionadamente pequeñas y a menudo de edades mixtas, funcionan como colegios privados reconocidos o como centros educativos que ofrecen opciones a tiempo completo y parcial para los educadores en casa. TCMI se decidió por esto último, abriendo con 30 estudiantes educados en casa a tiempo completo en el otoño de 2020 y creciendo hasta ahora a casi 100 estudiantes, con una larga lista de espera.
La popularidad de las microescuelas en el valle de Las Vegas refleja el creciente interés por este modelo de aprendizaje en todo el país, acelerado por la disrupción educativa desde 2020. Aunque la microescolarización existe desde hace más de dos décadas, y las redes nacionales de microescuelas, como Acton Academy, Wildflower Montessori, Liberated Learners y Prenda, surgieron mucho antes de la pandemia, ahora son más los padres que acuden en masa a las microescuelas y más los educadores emprendedores que las ponen en marcha.
Sarah Tavernetti y Yamila De Leon hablan en el podcast LiberatED sobre su experiencia al poner en marcha Bloom Academy, una microescuela de Las Vegas que apuesta por la educación autodirigida.
Las estimaciones de EdChoice sugieren que hasta dos millones de estudiantes en los EE.UU. pueden estar aprendiendo a tiempo completo en una microescuela. Además, una nueva encuesta realizada por la organización National School Choice Week a casi 4.000 padres de niños en edad escolar reveló que muchos padres siguen buscando diferentes opciones de aprendizaje para sus hijos. Según la interpretación que hace USA Today de los datos de la encuesta: “La mayoría de los padres hispanos, latinos y negros -alrededor del 65%- dijeron que estaban estudiando o pensando en un nuevo entorno de aprendizaje para sus hijos, en comparación con el 46% de todos los padres blancos”.
Ashley Soifer, cofundadora del National Microschooling Center, con sede en Las Vegas, afirma que los padres quieren para sus hijos entornos educativos que den prioridad al aprendizaje individualizado y al bienestar del alumno. “Cada vez más padres eligen una microescuela para la educación de sus hijos porque las microescuelas son capaces de conocer a los niños donde están y personalizar un plan educativo para cada niño de una manera que importe a las familias”, dijo Soifer. “Los padres nos dicen a menudo el gran cambio que ven en sus hijos una vez que asisten a una microescuela: son felices, aprenden, prosperan”.
Christina Threeton es testigo de este cambio casi de inmediato. Threeton y su marido Eric, ambos profesores y administradores durante mucho tiempo en escuelas concertadas y de distrito del área de Las Vegas, abrieron su microescuela de secundaria, Nevada School of Inquiry (NVSI), el otoño pasado. Threeton dice que los padres acuden a NVSI porque otras escuelas están privando a sus hijos del amor por el aprendizaje. “Quieren que sus hijos vuelvan a ser felices. Quieren que vuelvan a sonreír, que tengan ganas de ir a la escuela y de aprender”, dice.
¿Cuánto suele durar este cambio? “A menudo es en 15 minutos, pero una semana seguro”, dijo Threeton. Recuerda la historia de una madre que llevó a su hijo a NVSI para un día de prueba y en los primeros minutos dijo: “Ya está. Ahora mismo voy a cancelar la matrícula en la otra escuela”.
La matrícula en las microescuelas suele ser mucho más baja que en otras escuelas privadas locales. En TCMI, donde Castaneda envía a sus hijos, la matrícula anual a tiempo completo es de 6.700 dólares, mientras que en la Nevada School of Inquiry, la matrícula anual es de 10.000 dólares, o menos de la mitad del coste de las escuelas privadas tradicionales de la zona. La microescuela de los Threeton está autorizada como escuela privada reconocida para poder aceptar fondos a través del Programa de Becas Nevada Choice, que ofrece mayores opciones educativas a las familias de bajos ingresos.
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Al igual que las microescuelas que están surgiendo en todo el país, las de la zona de Las Vegas que visité son increíblemente diversas. Representan una amplia variedad de filosofías y enfoques educativos, desde modelos y métodos de aprendizaje tradicionales hasta otros menos convencionales y autodirigidos. Entre ellas hay microescuelas religiosas, como TCMI, y laicas, como NVSI. Esta variedad permite a las familias elegir la opción educativa que mejor se adapte a sus necesidades individuales y preferencias personales.
Una cosa que es consistente y sorprendentemente evidente en todo el diverso espectro de microescuelas es la *alegría*. Los alumnos de estos programas, ya sean tradicionales o no tradicionales, están contentos, comprometidos, capacitados y prosperan. Como resultado, más educadores emprendedores están planeando abrir microescuelas en Las Vegas este otoño, y las microescuelas actuales siguen creciendo a medida que más padres oyen hablar de estos programas y eligen entornos de aprendizaje más alegres para sus hijos.
Soifer, del National Microschooling Center, prevé que el número de niños que asisten a microescuelas en la zona de Las Vegas se duplique con creces en los próximos 18 meses, y ve tendencias similares en todo el país. “Es un momento muy emocionante para las microescuelas”, afirma Soifer. “A medida que aumente este impulso, veremos más y más variadas oportunidades para que los niños prosperen”.
*Kerry McDonald es miembro de educación superior en FEE y presentador del podcast semanal LiberatED.
Foundation for Economic Education (FEE)