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Las Movies: Still Mine en la defensa de la propiedad privada y la libertad

Las Movies: Still Mine en la defensa de la propiedad privada y la libertad

En este capítulo de Las Movies, espacio en el que Ignacio M. García Medina analiza el mundo de la cultura y el entretenimiento: películas, videojuegos, entre otros, aborda la película Still Mine, dirigida por Michael McGowan, en donde se muestra la defensa de la libertad y la propiedad privada. 

Para Ignacio se trata de una de las películas más libertarias de los últimos tiempos que transmite mejor la lucha del individuo frente a un gobierno (a modo de David vs. Goliat). Favorita para los que defienden la vida, la propiedad y la libertad.

El filme está basado en hechos reales ocurridos en Canadá en 2010. Craig Morrison, interpretado por James Cromwell, es un señor que llevaba años de litigio contra el gobierno local, atrapado en una “maraña” de burocracia y de hiperregulación urbanística. Todo por una casa que estaba construyendo para su mujer, diagnosticada con Alzheimer. 

Sus verdaderos problemas empiezan cuando la pequeña casa en la que vivían de forma austera deja de ser un lugar seguro para su esposa, por lo que decide construir en su parcela una casa adaptada a las necesidades de su mujer. 

Un funcionario urbanístico le exige todo tipo de documentación técnica, formularios, pago de tasas al ayuntamiento. Para Morrison eso solo es una excusa del ayuntamiento para sacar más dinero a los contribuyentes y justificar el sueldo de un innecesario empleado público. Y aunque no dispone de los medios económicos, decide empezar a pagar todo lo que le reclaman para evitar problemas y poder continuar con la construcción de la casa. 

“Muchas personas se pueden identificar con Morrison y sentirse igual de impotentes y frustrados ante la burocracia y las regulaciones arbitrarias de los ayuntamientos, del gobierno, etc.”, nos explica Ignacio. 

Still Mine en defensa de la libertad

Para García Medina, la decisión del personaje de enfrentar al Estado a pesar de no contar con los recursos, es un acto heroico. “Enfrentó hasta seis juicios, bajo amenaza de derribo de la casa y de cárcel. Sin embargo, nunca claudicó y siguió con la construcción. Toda esta experiencia aceleró el deterioro de la salud de su mujer. Estaba seguro que dormiría tranquilo en su nueva casa o en la cárcel, pero jamás cedería ante agresiones gubernamentales”.

Finalmente, resaltó que la producción demuestra las verdaderas intenciones de aquellos que defienden un Estado cada vez más grande y burocrático. Según Ignacio, la película pinta al gobierno como el verdadero villano, que siempre se justifica con: “es por tu bien”, “es por tu seguridad”, pero que en realidad es un ente cruel, sin alma y sin compasión.

“Craig Morrison ganó, y no solo consiguió un triunfo ante los tribunales, sino que se erige como vencedor moral. Ambos murieron como personas libres, dueñas de sus vidas y con la casa que el Gobierno no consiguió derribar”.

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