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¿Occidente caerá tan bajo y sacrificará a Ucrania?

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Nadie pensó que Rusia llegaría realmente a invadir a Ucrania y desatar una cruenta guerra contra su población. Ya ha matado a cientos de inocentes y a diario bombardea contra zonas residenciales de civiles. Justo ayer, el Ejército de Vladimir Putin disparó contra un puente que estaba siendo utilizado por civiles para evacuar la ciudad de Kiev. Mató a cuatro personas, entre las que se encontraban una niña y un adolescente.

El avance encarnizado de las tropas de Putin, que se han topado con la firmeza de la heroica resistencia de las tropas de Volodímir Zelenski, ha empujado a Occidente a uno de los dilemas más difíciles de los tiempos modernos. Por más que los ucranianos resistan con coraje, es improbable que sobrepasen las capacidades del ejército ruso. Hasta el momento, la resistencia logró frustrar los planes de Putin de hacerse con todo el país en cuestión de horas. Por supuesto que esto ha conmovido a todo el mundo y nos ha sorprendido la destreza ucraniana; pero seamos realistas: Putin cuenta con el segundo ejército más poderoso del mundo.

Aún Rusia no despliega todas sus capacidades militares en Ucrania, seguramente porque pensó que sería mucho más fácil tomarse el país. Seguro está frustrado y se ha dado cuenta de que ha cometido un error, pero hace rato llegó a un punto de no retorno. Para Vladimir Putin no existe alternativa: se trata de ganar o ganar. La posibilidad de una derrota no está sobre la mesa, aunque eso pase por primero devastar al mundo.

Ucrania sola no puede parar a Putin, pero Occidente sí, sin duda. El de Rusia es el segundo ejército más poderoso del mundo, pero se sostiene sobre una economía frágil, mucho menor a la de un estado como Texas, y no tiene la capacidad de enfrentar a grandes ejércitos como el americano, el francés o el británico (mucho menos juntos). Sin embargo, hasta el momento, los ejércitos de la OTAN han sido muy claros en que solo apoyarán enviando armas y municiones, pero no tropas. Ningún país tiene la mínima intención de verse atrapado en una guerra con Putin.

Desde que empezó la resistencia, Zelenski —quien ha construido una épica conmovedora con su voluntad, entrega y coraje— le viene pidiendo al mundo que lo apoye. Su grito es un llamado a la conciencia de todos, que arrastramos la vergüenza de ver nuevamente cómo una potencia criminal e imperialista devora brutalmente a un país de gente libre y democrática. En una de sus últimas transmisiones, les dijo a los presidentes del mundo occidental: “Si no nos protegen o si no nos dan aviones solo hay una conclusión: ustedes también quieren que nos maten lentamente”.

Por más duro que sea, el mundo se sigue quedando de brazos cruzados. Las súplicas de Zelenski, quien ve cómo a diario aniquilan a su población civil de la manera más salvaje posible, no encuentran eco. En definitiva, él tiene razón: Occidente dejó sola a Ucrania. La OTAN no intervendrá, por lo que ha trascendido como inoperante; y, mientras, Putin tiene vía libre para cometer los crímenes que le dé la gana.

En concreto, ¿por qué? Pues porque Vladimir Putin se sienta sobre 5,977 ojivas nucleares. Punto. No hay otra razón.

Irpin (Ukraine), 07/03/2022.- Residents flee from the frontline town of Irpin, Kyiv (Kiev) region, Ukraine, 07 March 2022. Irpin, the town which is located near Kyiv city had heavy fightings for almost a week between Ukrainian and Russian militaries forcing thousands of people to escape from the town. (Atentado, Rusia, Ucrania, Estados Unidos) EFE/EPA/ROMAN PILIPEY

Con la invasión a Ucrania, ahora estamos claros de que Occidente enfrenta a un enemigo implacable y temerario. Muchos han subestimado a Putin y su capacidad de cometer cualquier locura. A estas alturas, considerar que el Kremlin sería incapaz de utilizar su armamento nuclear, es ser ingenuo. La realidad es que Putin es capaz de cualquier cosa.

Hace un par de días conversaba con el prestigioso profesor Uzi Rabi, de la universidad de Tel Aviv. Su pronóstico no es nada alentador. Probablemente, ocurra lo inevitable en Ucrania. Pero eso no es lo más grave, sino que Occidente lo va a permitir. Voluntariamente podría sacrificar a Ucrania, a Zelenski y a su valiente resistencia apostando a que Vladimir Putin quede saciado.

“La actitud de parte de Occidente es comprendida por los dictadores de una manera que es muy negativa”, me dijo Rabi. “Es muy importante que el dictador sepa que sus acciones tienen un límite; de lo contrario, avanzará con libertad. La moraleja es que solo las armas nucleares te protegen. Sin intentar compararlos moralmente, primero le ocurrió a Saddam Hussein; luego a Gadafi y, ahora, Zelenski”.

Es claro. Seas dictador o un demócrata como Zelensky, solo el armamento nuclear te blinda ante las amenazas externas. Han caído dictadores por tener la voluntad de desarrollar las armas nucleares y otros se han mantenido intactos, con vía libre para invadir otros países, porque ya poseen el armamento nuclear. Lo más bochornoso es que hoy Ucrania no posee armamento nuclear, no por culpa de sus enemigos, sino de sus supuestos aliados.

En 1994, Estados Unidos y Gran Bretaña persuadieron a Ucrania a renunciar a sus armas nucleares a cambio de garantías de seguridad. Antes de que se firmara el denominado Memorandum de Budapest, Ucrania tenía unas 1,800 ojivas nucleares. Por presiones, y aprovechándose del prestigio luego de la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos logró que Ucrania devolviera todas sus armas nucleares a Rusia con la garantía de que occidente actuaría “de inmediato para proporcionar asistencia a Ucrania en caso de un acto de agresión”.

Claramente, Occidente traicionó a Ucrania. Y hoy, la deja sola, avergonzándose una vez más. Mirando desde lejos cómo Vladimir Putin ejecuta en Ucrania un “genocidio en cámara lenta”, como diría mi amigo Diego Arria. ¿Occidente caerá tan bajo y sacrificará a Ucrania? Todo indica que ya tomó su decisión.

Orlando Avendaño is the co-editor-in-chief of El American. He is a Venezuelan journalist and has studies in the History of Venezuela. He is the author of the book Days of submission // Orlando Avendaño es el co-editor en Jefe de El American. Es periodista venezolano y cuenta con estudios en Historia de Venezuela. Es autor del libro Días de sumisión.

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