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¿Por qué Occidente luce hoy tan débil ante sus enemigos?

¿Por qué Occidente luce hoy tan débil ante sus enemigos?

Putin sabe que la economía rusa no puede financiar el sueño imperial autoritario que bajo su mando adoptó el Kremlin como ideología. Y entiende que su alianza con Beijing es desigual hoy y será más desigual mañana. Por eso intenta retomar todo lo que pueda del antiguo imperio soviético mientras Rusia siga siendo la segunda potencia militar del planeta y posiciones geoestratégicas clave para el gran proyecto imperial chino que dependan críticamente de Moscú.

Que Europa Central y Occidental dependan energéticamente de Rusia por la influencia de un ecologismo con obscuras relaciones económicas con Moscú no es un asunto menor. Que la administración Biden se empeñe en copiar los errores energéticos europeos, al tiempo que debilita la economía de los Estados Unidos con una nefasta combinación de malas políticas fiscales, monetarias y regulatorias, es suicida.

Occidente no hizo lo suficiente contra la invasión rusa a Georgia en 2008 y menos contra la primera invasión a Ucrania en 2014. Y en la actual invasión rusa a Ucrania las sanciones a Rusia son debilitadas por la crítica dependencia energética de Alemania y Europa Central del gas ruso. Gas del que, aunque en menor grado, también depende buena parte de Europa Occidental.

Las sanciones pueden ser fuertes a corto plazo, pero esa dependencia energética europea atenta contra su sostenimiento. Entre tanto, el apoyo material de Occidente a Ucrania ha sido peligrosamente limitado. El prestigioso opositor a Putin, maestro ajedrecista y escritor Garry Kasparov, sugería en el WSJ que la administración Biden pareciera estar apostando secretamente a permitir una limitada victoria de Putin:

“las armas que Ucrania necesita para detener la artillería de largo alcance, los ataques con misiles y los bombardeos aéreos son retenidas por Estados Unidos y otras naciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte […] Todo lo que escucho de otros miembros de la OTAN es que Estados Unidos se ha convertido en el obstáculo y se requiere una explicación. […] Conceder grandes áreas del este de Ucrania al invasor a cambio de un cese al fuego solo le daría tiempo a Putin para consolidarse y rearmarse para la próxima vez, porque siempre habrá una próxima vez”.

Las encuestas dejan claro que la mayoría de los americanos no quiere una guerra directa con Rusia por Ucrania. Al parecer esperan que los ucranianos reciban suficiente apoyo del mundo libre como para prevalecer sobre la invasión rusa. Y Ucrania necesitará, eventualmente, entre otras cosas, armas antibarco avanzadas, porque lo más probable es que tras subestimar torpemente a Ucrania y fallar en tomar Kiev, las fuerzas rusas, que ahora retroceden, no se limiten a sostener sus posiciones en el este de Ucrania y Crimea, sino que se concentren en tomar un corredor entre los territorios que controlan al este y la península de Crimea, para empezar a aislar Ucrania del Mar Negro.

¿Por qué Occidente luce hoy tan débil ante sus enemigos?
4 noviembre de 2021; Garry Kasparov durante el tercer día de la Web Summit 2021 en el Altice Arena en Lisboa, Portugal. (Diarmuid Greene Web Summit, Flickr)

No olvidemos que antes de invadir Ucrania, Moscú aseguraba su control de la mayor parte de Asía Central interviniendo militarmente un inestable Kazajstán a través de la CSTO para aplastar masivas protestas y poner en el poder otro gobierno títere del Kremlin. Porque occidente no luciría tan débil ante sus enemigos si la administración Biden no se hubiera retirado desordenadamente de Afganistán y en lugar de ello hubiera negociado con sus aliados claves del Indo-Pacífico la creación de una fuerza internacional permanente, no limitada a la OTAN, para sostener Afganistán con la mínima presencia de tropas americanas, porque entregar Afganistán significó perder Asía Central debilitando un extremo del primer arco de contención a China.

Si en lugar de mirar a otro lado en Kazajstán hubiera apoyado a Serikzhan Bilash, el perseguido líder opositor que estuvo entre los primeros en denunciar el genocidio de uigures en China, enfrentando la ira de los gobiernos de Kazajstán, China y Rusia; si se hubiera apoyado más decisivamente a la líder opositora Svetlana Tsikhanouskaya en Bielorrusia o si no hubieran muerto en la toma de posesión de Joe Biden en Washington las esperanzas de los votantes ucranianos que eligieron a un outsider como Zelensky para combatir una corrupción en la que destacarían presuntos negocios obscuros Hunter Biden.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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