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Resentimiento y propaganda: AOC se victimiza en ridícula entrevista para GQ

AOC, El American

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La congresista demócrata por Nueva York que es una de las cabezas del movimiento progresista americano, la socialista Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), ofreció una entrevista a la revista GQ en la que dejó ver, una vez más, todo su resentimiento, su odio por Estados Unidos y, con la generosa ayuda del entrevistador, puso de manifiesto su imagen más ridícula: la de víctima.

La entrevista a AOC comienza haciendo de la anulación de Roe v. Wade un drama novelesco, en el que la congresista protagoniza a una pseudoheroína socialista que usa un megáfono prestado para alentar la protesta y abraza a mujeres “aterradas” por el riesgo de no poder abortar en estados conservadores. Irónicamente, la describen como una mujer “constitucionalmente opuesta” a participar en el “teatro patriótico de Washington”.

Antes de los sucesos del 6 de enero, a los que el entrevistador, Wesley Lowery, insiste en llamar insurrección, AOC supuestamente solía caminar desde su casa a su puesto de trabajo en el Congreso. Traumatizada por los hechos, la “celebridad certificada” de la izquierda, la “revolucionaria en ascenso” que representa “el futuro” del progresismo americano, decidió comprar un Tesla de más de $35k para ir a trabajar, y así evitar el riesgo de victimizarse cuando algún hombre blanco, inescrupuloso y de derechas ataque la democracia.

Durante todo el texto, AOC es una víctima. Una víctima de la cultura, víctima de los americanos, víctima de abuso sexual, víctima de sus votantes, víctima de los republicanos, e incluso víctima de su propio partido. La joven socialista parece estar bajo la impresión de que todo el que se opone a sus ideas o la enfrenta en el Congreso, la odia o quiere asesinarla.

“Otros pueden ver a una persona que es admirada, pero mi experiencia cotidiana aquí es como una persona que es despreciada”, dijo la congresista a su die-hard fan, Lowery. “Imagina tener un trabajo y no agradar a tus jefes, y que la gente de tu equipo sospeche de ti. Y luego, que la empresa competidora esté tratando de matarte”.

Para Lowery, AOC es uno de dos extremos: una respetable y aclamada celebridad del progresismo, “la pesadilla encarnada de la derecha”, heredera del liderazgo de los demócratas socialistas, o una absoluta víctima del establishment, del patriarcado y de la deleznable cultura de la misoginia.

El texto recuerda los momentos en los que Ocasio-Cortez fue enfrentada por contrapartes republicanas como auténticas amenazas. Cuando la representante Marjorie Taylor-Greene la retó a debatir, cuando el excéntrico comediante Alex Stein la hizo objeto de chiste a las afueras del Capitolio, o cuando Paul Gosar tuiteó un video montaje del anime Attack On Titan en el que se enfrenta a Biden y a AOC en una épica batalla. Todas, amenazas contra su integridad, viciosos ataques selectivos contra su impoluta imagen de salvadora.

Las aspiraciones presidenciales de AOC

Pese a que uno de los propósitos de la entrevista es, claramente, aupar una posible candidatura nacional de Ocasio-Cortez y venderla como la esperanza victimizada del movimiento progresista, que a su vez será el salvador de la amenazada política americana y protector de lo poco que queda del medio ambiente, AOC siempre encuentra la manera de estar oprimida.

Cuando Lowery le habló a Ocasio-Cortez sobre la posibilidad de correr por la presidencia, la vulnerable millonaria “enterró su mirada en el brazo de la silla” y “las lágrimas se acumularon en las esquinas de sus ojos”, y le confesó a su entrevistador el verdadero motivo por el que cree que no ganaría.

AOC no toma en cuenta la posibilidad de que los americanos rechacen el socialismo que ella representa, ni que existan mejores candidatos, ni que sencillamente no es tan popular como ella quisiera (o como debería ser si aspira liderar el mundo libre). El motivo es, una vez más, victimismo. Esta vez, todos los supuestos horrores de la cultura americana (misoginia, racismo, extremismo y odio, mucho odio) se juntan para alejarla de la presidencia.

“Mi experiencia aquí me ha dado un asiento de primera fila sobre cuán profunda e inconscientemente, así como conscientemente, tantas personas en este país odian a las mujeres”, dijo AOC. “Y odian a las mujeres de color. La gente me hace preguntas sobre el futuro. Y siendo realistas, ni siquiera puedo decirte si voy a estar vivo en septiembre. Y eso me pesa mucho. Y no es sólo la derecha. La misoginia trasciende la ideología política: izquierda, derecha, centro. Este control del patriarcado nos afecta a todos, no solo a las mujeres; hombres, como mencioné antes, pero también, ideológicamente, hay una extraordinaria falta de autoconciencia en tantos lugares. Y esas son dos cosas muy contradictorias. Admito que a veces creo que vivo en un país que nunca dejaría que eso sucediera”.

Lejos de debatir esa postura, siquiera por el más mínimo valor periodístico, Lowery profundiza el argumento de la congresista.

“Habría otros impedimentos, obstáculos sobre los cuales Ocasio-Cortez es práctica, si no exactamente optimista”, esgrimió el entrevistador. “Incluso si teóricamente se convirtiera en presidenta, ¿entonces qué? Se enfrentaría a un sistema, desde el Senado hasta la Corte Suprema, facultado e inclinado a frustrar sus ambiciones más profundas”.

La propagandística entrevista termina tocando románticamente la vida personal de Ocasio-Cortez y, quizá sin notarlo, poniendo de manifiesto su racismo. Refiriéndose a su pareja, Riley Roberts, sobre quien Lowery se asegura de aclarar que es de raza blanca, la parlamentaria afirma que “no estaba segura de que una relación intercultural e interracial” fuera lo correcto para ella, pero había sido sorprendida por el hecho de que la raza no influyó en su relación.

En sus comentarios de cierre, Lowery desnuda su ya evidente fanatismo: “Claro, el proyecto político de Ocasio-Cortez nos vería reestructurar fundamentalmente nuestra sociedad. Pero, ¿es eso menos realista que la esperanza de que algún día erradiquemos la misoginia, el racismo o la homofobia?”.

Tanto para Lowery como para AOC, Estados Unidos es una nación representada por las armas y por la “codicia capitalista”, y el proyecto socialista no es más que una “fantasía” que busca reemplazar todos los males por virtudes.

Tomás Lugo, journalist and writer. Born in Venezuela and graduated in Social Communication. Has written for international media outlets. Currently living in Colombia // Tomás Lugo, periodista y articulista. Nacido en Venezuela y graduado en Comunicación Social. Ha escrito para medios internacionales. Actualmente reside en Colombia.

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