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Padre Miguel Poradowski, contracara del actual Papa

Papa

Fue un gladiador intelectual como pocos, un verdadero defensor de la sociedad libre y de los valores de la Iglesia católica frente a los embates de los enemigos internos de esa religión, el tres veces doctorado —en teología, en derecho y en ciencias sociales—: hablamos del admirable Padre Miguel Poradowski. Como es sabido, el otro es el gran Juan Pablo II.

Abro esta nota con una parrafeada que he citado antes de uno de sus libros titulado El marxismo en la teología, pero que sirve como introito para elaborar en torno a las serias consideraciones de este sacerdote que pone de manifiesto conocimientos de peso y un coraje notable para expresarlos a pesar de tantos de sus colegas que se han rendido frente a la penetración marxista en la Iglesia o acompañan con una irresponsabilidad y hasta una malicia digna de mejor causa.

Escribe que “No todos se dan cuenta hasta dónde llega hoy la nefasta influencia del marxismo en la Iglesia. Muchos, cuando escuchan algún sacerdote que predica en el templo, ingenuamente piensan que se trata de algún malentendido. Desgraciadamente no es así. Hay que tomar conciencia de estos hechos porque si vamos a seguir cerrando los ojos a esta realidad, pensado ingenuamente que hoy día, como era ayer, todos los sacerdotes reciben la misma formación tradicional y que se les enseña la misma auténtica doctrina de Cristo, tarde o temprano vamos a encontrarnos en una Iglesia ya marxistizada, es decir, en una anti-Iglesia”.

Hoy, la cabeza de la Iglesia muestra hasta qué punto se ha producido la infiltración de marras. El actual Papa se pronunció en repetidas ocasiones sobre el capitalismo, condenando sus postulados por más que vivamos en un mundo donde esa postura es en gran medida inexistente debido a los endeudamientos estatales astronómicos, las manipulaciones monetarias colosales y las cargas tributarias insoportables que en alianza con el poder de turno explotan miserablemente a sus congéneres.

A pesar de todo esto, el Papa ha escrito en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium que el mercado mata. En este contexto, estimo de una peligrosidad inusual el consejo papal basado en una cita de San Juan Crisóstomo cuando escribe: “Animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: ‘No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos’”. ¿El Pontífice está invitando a que se usurpen las riquezas del Vaticano o solo se refiere a las de quienes están fuera de sus muros y la han adquirido lícitamente?

El respeto a la propiedad privada constituye parte del basamento moral de la sociedad libre que recogen los mandamientos de no robar y no codiciar los bienes ajenos, a contracorriente de la propuesta central de Marx de abolir la propiedad.

El Papa Francisco suscribe la caricatura de la figura del “derrame” como si el incremento en los ingresos de los más necesitados se asimilara a las migajas que caen de la mesa de los ricos, en lugar de percatarse que se trata de un proceso en simultáneo como consecuencia del incremento en las tasas de capitalización proveniente del ahorro, fruto a su vez de un sistema en donde el empresario que acierta en las preferencias de su prójimo obtiene ganancias y el que yerra incurre en quebrantos sin los desatinos políticos de “salvatajes” a empresarios ineptos e irresponsables.

El Padre Poradowski formuló sus advertencias en pleno resurgir de las propuestas iniciadas primero en Medellín y más adelante en Puebla, sin imaginarse a los extremos que llegarían sus graves predicciones.

En 2015, después de los ejercicios espirituales de cuaresma, el Papa dijo en el Aula Pablo VI frente a la Confederación de Cooperativas Italianas que “el dinero es el estiércol del diablo” (seguramente no se refería al Banco del Vaticano). Al año siguiente, el 11 de noviembre de 2016, en una entrevista al diario italiano La Repubblica cuando el director le preguntó que diría cuando lo acusan de comunista, el Papa aseveró que “Son los comunistas los que piensan como los cristianos”. Es indispensable la crítica oportuna, si fuera por los que hacen oídos sordos aún estaríamos con los Borgia, puesto que con los fanáticos no hay salida posible. En su respuesta a Gladstone, el Cardenal Newman propuso un brindis: “primero por la conciencia y luego por el Papa”.

El Papa ha reiterado que “la gran mayoría son pobres víctimas de las políticas financieras y económicas” pero lo que no dice es que esas políticas estatistas son en parte fruto de sus recetas y no de su criticado capitalismo.

“Siempre junto al derecho de propiedad privada está el más importante anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso. Al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario que depende de ese derecho primario que es el destino universal de los bienes,” dijo el Papa Francisco en su mensaje a la OIT.

Descuento que el Papa está imbuido de las mejores intenciones y propósitos, pero a estos efectos las intenciones y la bondad de la persona no son relevantes, lo fundamental son los resultados de las políticas que se aconsejan y llevan a cabo.

Como ha señalado en El espíritu del capitalismo democrático Michael Novak (uno de los principales responsables de la redacción de la sección 42 de Centesimus Annus), “La tradicional ignorancia de los católicos sobre la moderna economía puede, de hecho, tener más que ver con la razón de la pobreza latinoamericana que ningún otro factor.”

Otro libro de peso del Padre Poradowski se titula Karl Marx, su pensamiento y su revolución, donde una vez más se pone en evidencia el profundo conocimiento del autor sobre el marxismo, el hegelianismo y la historia de la revolución rusa. Entre sus múltiples destinos, cabe subrayar que lo contrató para dictar clase en 1950 la Universidad Católica de Chile y luego en 1954 la Universidad Católica de Valparaíso. Sus tres doctorados fueron respectivamente de la Universidad de Cracovia, la Universidad de París (Sorbona) y la Universidad Católica de París.

Por su parte, Pío XI ha señalado en Quadragesimo Anno que “Socialismo religioso y socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero” y Juan Pablo II ha aclarado bien el significado del capitalismo en Centesimus Annus. Todo esto en contraposición con lo escrito por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, en cuanto a que “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada.”

He aquí expuestas las preocupaciones medulares del Padre Poradowski y sus sabios consejos a representantes de la Iglesia, que no es que digan cosas distintas de los lugares comunes a que recurren otros, pero la pretensión de representar una visión religiosa muchas veces tiende a otorgarle mayor peso, aunque debido a los reiterados y alarmantes desaciertos afortunadamente han perdido predicamento.

Alberto Benegas Lynch Jr. is president of the Economy Section of the National Academy of Sciences of Buenos Aires. // Alberto Benegas Lynch (h) es presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.

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