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Planes millonarios de gasto y subidas de impuestos de Biden tendrán 3 consecuencias económicas devastadoras


Por Brad Polumbo

El presidente Biden y sus aliados progresistas están promoviendo un plan de gasto histórico de más de $4.5 billones de dólares que ampliaría enormemente el alcance del gobierno en el cambio climático, medidas sociales y casi todo lo demás. Para “pagar” sus ambiciones de gasto, al menos en parte, han lanzado una propuesta multimillonaria para el aumento de impuestos. Estas subidas de impuestos incluyen todo, desde el aumento de los impuestos sobre la renta, hasta el aumento de los impuestos sobre las empresas y los productos de nicotina. 

Biden afirma que esta campaña de impuestos y gastos, si se lleva a cabo, “reconstruirá mejor Estados Unidos” y revitalizará nuestro sistema económico. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que en realidad haría lo contrario y tendría tres efectos devastadores en la economía americana. 

La nueva investigación es obra de los economistas de libre mercado, Dan Mitchell y Robert O’Quinn, y fue publicada por el grupo fiscalmente conservador Club for Growth (Club para el Crecimiento). Los autores aplicaron a las nuevas propuestas previas investigaciones académicas y análisis de la Oficina Presupuestaria del Congreso, la cual no es partidista, y calcularon cómo los nuevos impuestos afectarían al crecimiento económico, los salarios de los trabajadores y el nivel de vida. 

Los resultados son sombríos. He aquí las tres principales formas en que los planes de Biden perjudicarían, en lugar de mejorar, la suerte económica de los americanos.

Por un lado, el estudio concluye que las propuestas de impuestos y gastos de Biden conducirían a $3 billones de dólares menos en la producción económica total en la próxima década. Esta cifra es abstracta, pero piénsalo así: nunca se producirán bienes y servicios con un valor de billones de dólares para que el público americano los consuma.

Del mismo modo, los trabajadores sufrirían, no prosperarían, con el presupuesto programado. Los economistas consideran que los trabajadores sufrirían una pérdida de $1.6 billones de dólares en compensaciones durante una década. Eso supone más de $10,000 dólares de pérdida de ingresos por trabajador, en promedio. 

Cuando se tienen en cuenta todos los aspectos del plan, el estudio concluye que el nivel de vida de los trabajadores jóvenes disminuiría un 4 %. Esto se analiza utilizando sus niveles de consumo de bienes y servicios previstos. 

Puede que no resulte evidente a primera vista por qué un plan de gasto de varios billones de dólares perjudicaría a la economía cuando, después de todo, se pretende que sea un “estímulo”. Afortunadamente, los autores del estudio explican precisamente eso.  

“Este aumento masivo del gasto desviará recursos del sector productivo de la economía y se financiará en parte con impuestos punitivos y de guerra de clases que penalizan el trabajo, el ahorro, la inversión y el espíritu empresarial”, escriben. “Esta agenda de impuestos y gastos acelerará el declive fiscal de Estados Unidos y socavará el rendimiento económico”. 

Sencillamente, para entender el impacto total de las propuestas multimillonarias de Biden hay que mirar más allá de los efectos de primer orden, fácilmente visibles. Sí, algunos americanos se beneficiarían de las diversas propuestas de gasto o verían ganancias en efectivo de diferentes subsidios y planes. Pero en lo que se equivocan los defensores de un  gobierno engrandecido es en que no miran más allá de los beneficios fácilmente visibles de sus propuestas.  

Los recursos asignados a través de estos diversos planes no pueden crearse de la nada. En última instancia, los planes de redistribución hacen exactamente eso: redistribuir recursos, no crearlos. Un dólar gastado en subvenciones para vehículos eléctricos, por ejemplo, significa en última instancia menos dinero invertido o gastado en el sector privado. 

Aun así, ¿no podría la distribución conducir a resultados más productivos? Es poco probable, si no imposible. En los planes de redistribución, los recursos se asignan a través de la política y la burocracia gubernamental; una receta para el fraude y el despilfarro. Sin embargo, cuando se deja en manos del sector privado, los recursos se asignan en función de su uso más rentable, lo que garantiza que se destinen a los lugares donde tienen mayor demanda. 

¿Qué le parece más eficiente?

Y eso sin mencionar las innumerables consecuencias económicas de los muchos nuevos impuestos propuestos para acompañar el gasto. Como explican los autores del nuevo estudio, los perjuicios de estas subidas masivas y punitivas de impuestos superarían con creces los beneficios del propio gasto. 

Por supuesto, no esperen que los políticos como el presidente Biden reconozcan estas realidades económicas a corto plazo. Al fin y al cabo, las promesas de prosperidad y las dádivas para todos son ganancias políticas. Sin embargo, si estos planes se hacen realidad, los contribuyentes y los trabajadores americanos serán los principales perdedores.

Foundation for Economic Education (FEE)

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