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La política exterior de Biden: misma gente, mismo proceso, mismos resultados

Joe Biden

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En 2019, Antony Blinken, entonces antagonista de Donald Trump, personalidad de Twitter, simpatizante de la campaña de Joe Biden, escribió en The New York Times un artículo de opinión en el que expresaba que el expresidente Trump no tenía «gente», «ni proceso», «ni política». Recuerdo que me pregunté: ¿qué significa esto? Estaba claro entonces que la agenda de dar prioridad a las necesidades del país por sobre las del extranjero, expresadas como America First, y su gran odio a guerras interminables eran las principales fuerzas que impulsaban su administración.

Después de 46 días del Gobierno de Biden, ahora sabemos lo que Blinken quería decir: Biden, al ser electo traería la misma gente, el mismo proceso y la misma política de aquellos aristócratas de los desastrosos años de Obama-Biden que ignoraron las necesidades de la clase media de USA, y priorizaron las guerras globales que tienen poco o ningún impacto en la población.  

Biden abandonó rápidamente la agenda de poner a Estados Unidos en primer lugar. ¿Cuáles fueron las primeras acciones del demócrata como presidente? La lista es bastante preocupante. Entre otras acciones imprudentes tenemos un simbólico proyecto de ley de amnistía que probablemente nunca se convierta en ley, la congelación de la regulación de la era Trump para bajar los precios de los medicamentos, la promesa de aumentar el número de refugiados desplazados como resultado de guerras que Biden como senador y vicepresidente apoyó y, por último, pero no menos importante, la orden de ataque aéreo contra Siria.

Hemos sido ingenuos al suponer que llegar a un compromiso sobre el salario mínimo o conseguir la tan necesaria desgravación del COVID estarían entre sus prioridades. Cuando me enteré de los ataques aéreos, mi reacción inicial —en la voz de mi madre Juana— fue: ¿Bombardear Siria?, ¿en medio de una pandemia?

Durante cuatro años, Blinken y Biden acusaron a la administración Trump de descartar imprudentemente las tradiciones, no escuchar a los expertos y apaciguar a los dictadores. Irónicamente, es Biden quien ha comenzado a desmantelar la Doctrina Trump que ha funcionado eficazmente contra los dictadores de América Latina. Es Biden quien ha reabierto relaciones diplomáticas con Cuba, a pesar de la constante represión del pueblo cubano. Es Biden quien ha decidido no sancionar al príncipe heredero saudí MBS por su papel en el asesinato de Jamal Khashoggi, a pesar de haber afirmado previamente que lo haría.

Antony Blinken, secretario de Estado de Biden. (YouTube)
Antony Blinken, secretario de Estado de Biden. (YouTube)

No solo eso, sino que es Biden quien ha prometido que volvería a entrar en el desastroso acuerdo nuclear con Irán, después de negarse inicialmente a hablar con Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, nuestro aliado más fuerte en la región. Asimismo, es Biden quien permitió que China militarizara el Mar de China Meridional.

Hubo un tiempo en el que nuestros aliados de la OTAN se aprovechaban del dinero de nuestros impuestos y dependían en gran medida de los militares americanos para su seguridad. Trump logró forzar a nuestros aliados a aumentar su gasto, y a partir de noviembre de 2020, nuestros aliados aumentaron su gasto en 50,000 millones de dólares.

El peso de la protección del norte de Siria y Afganistán se quitó de encima a nuestras tropas americanas en 2019 y 2020, respectivamente. El reconocimiento de Trump de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela llevó a otros países latinoamericanos a hacer lo mismo, asestando un duro golpe al régimen socialista de Nicolás Maduro. En el transcurso de la última presidencia, la administración Trump mantuvo a Estados Unidos fuera de nuevas guerras extranjeras, no se invadió ningún país, nuestros soldados volvieron a casa y, lo más importante, se priorizó a Estados Unidos.

Por citar al propio señor Blinken hablando del difunto senador John McCain, siempre es más oscuro antes de que se oscurezca del todo. Con Trump fuera de la Casa Blanca, nuestros días más oscuros están por delante. Abróchense el cinturón porque las mismas personas, los mismos procesos y las mismas políticas que nos dieron el vacío de poder en Oriente Medio, que condujeron al surgimiento de ISIS, al reforzamiento fallido del 2009 en Afganistán, a la invasión de Libia en el 2011, a la “línea roja” no puesta en vigor en el 2012 en Siria y la anexión rusa de Crimea del 2014, están de vuelta en la ciudad, y seguramente se convertirá en un paseo de ver para creer.

Luis Cornelio is the English Editor-in-Chief at El American. After graduating cum laude from the Colin Powell School for Civil and Global Leadership, he went on to intern at the Heritage Foundation. Most recently he served on President Donald Trump's re-election campaign, writing research articles on topics including law and order, immigration, and the Supreme Court. He also currently works as the Director of Communications for Got Freedom and researcher for the election integrity watchdog Amistad Project. A Dominican-American, he was granted U.S. citizenship in February 2020.
// Luis Cornelio es el English Editor-in-Chief de El American. Después de graduarse cum laude de la Escuela Colin Powell de Liderazgo Civil y Global, pasó a ser pasante de la Heritage Foundation. Recientemente, participó en la campaña de reelección del presidente Donald Trump escribiendo artículos de investigación sobre temas como la ley y el orden, la inmigración y la Corte Suprema. Actualmente trabaja como director de Comunicaciones de Got Freedom y es investigador para el grupo de integridad electoral, el Amistad Project. Un dominicano-americano, se le otorgó la ciudadanía americana en febrero de 2020.

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