Desde que se anunció que Kamala Harris sería la compañera de fórmula del entonces candidato Joe Biden, el latino conservador tuvo sus recelos, pues el historial de Harris no era precisamente cautivador para ellos: partidaria de los impuestos altos, proaborto, el historial más radical para una senadora en el Congreso (sí, incluso por encima del socialista Bernie Sanders), y crítica de la institución policial en un año donde se disparó la inseguridad y las ciudades ardieron por los disturbios del verano.
Ese historial radical de Kamala Harris simplemente se entrelazó con su mala gestión en este primer año como vicepresidente y los resultados no pueden ser más evidentes: más de la mitad de los americanos, incluyendo una buena parte de los latinos, desaprueba el trabajo de Kamala Harris.
La administración Biden, en la que Harris evidentemente tiene un papel protagónico, no tuvo un buen primer año de gobierno: crisis fronteriza sin precedentes, con Harris encargada del asunto; los peores números de inflación de las últimas cuatro décadas; la peor crisis en política exterior desde Saigón o la Crisis de los Rehenes; además de la reprochable decisión de Joe Biden de sacar a las FARC de la lista de organizaciones terroristas.
Sin embargo, hay analistas liberales, medios de comunicación masivos y políticos demócratas que están difundiendo la teoría sin bases de que existe una “conspiración” en las radios conservadoras para desprestigiar y dañar la imagen de la vicepresidente Harris.
La teoría, iniciada por el encuestador Fernand Amandi, quien fue estratega de Barack Obama y es presidente la firma de consultoría Bendixen & Amandi International, es que existe un banco de teléfonos que llaman a los distintos programas políticos conservadores para hablar mal de Kamala Harris. Es decir, según los liberales, oyentes falsos que critican a la vicepresidente.
¿Las pruebas? No existen. No obstante, medios como POLITICO han sacado extensos artículos al respecto, dándole eco a denuncias sin sustento de activistas o figuras que están evidentemente parcializadas en favor de los demócratas.
Los escritores del reportaje de POLITICO, Christopher Cadelago y Eugene Daniels, ni siquiera tuvieron la ética periodística de contactar a periodistas o presentadores conservadores para que expliquen el fenómeno del descontento de la comunidad hispana con la administración Biden. Básicamente, no les interesó una versión diferente a la presentada por los demócratas.
El único presentador contactado fue Roberto Rodríguez Tejera, quien no es conocido por ser una voz conservadora en el Sur de la Florida. El propio Rodríguez Tejera, a pesar de estar de acuerdo con la conspiración, admitió que ni siquiera existen llamadas masivas a los programas para criticar a Harris: “No es que recibas 10 llamadas cada día. No es así. Recibes un par de llamadas aquí, un par de llamadas allá”.
Otro error evidente dentro del reportaje de POLITICO, además de armar una historia basada en afirmaciones infundadas de solo un bando político, es que tampoco nombran las emisoras o los programas de los presentadores donde se lleva a cabo esta supuesta conspiración contra Harris.
¿Por qué no lo hacen? Lo explica muy bien el estratega conservador, Giancarlo Sopo. Si Cadelago y Daniels mencionan que las radios donde ocurren estas llamadas de “falsos oyentes” son conservadoras, el reportaje pierde todo el interés periodístico posible. Es claro que a un cubano conservador, anticomunista, clásico oyente de los programas de Radio Mambi o Actualidad, no le gusta Kamala Harris en absoluto y la va a criticar.
Otro hecho que el reportaje de POLITICO pasa por alto es la falta de contexto del electorado local y del clima político interno de Florida. Desde inicios de año, por ejemplo, existe una campaña activa para criticar a las radios en español desde los medios nacionales. Incluso, hay demócratas, como la excongresista Debbie Mucarsel-Powell, que se ha hecho eco de las críticas y ha pedido públicamente el cierre de programas conservadores alegando “desinformación”.
Asimismo, congresistas como Darren Soto (D-FL) y Rubén Gallego (D-AZ), intentaron manipular sin éxito a la Federal Communications Commission (FCC) para evitar la compra de Radio Caracol por parte del empresario español Carlos Vasallo, por supuestamente ser conservador.
En medio de todas estas críticas y teorías emanadas contra las radios en español, existe también una campaña activa por parte de los demócratas para combatir la “desinformación”. Es decir, quieren que los donantes les den dinero para censurar a los programas conservadores que les son incómodos.
No es que sorprenda, pues ya ocurrió con el caso de censura por parte de las Big Tech contra el New York Post, pero es muy triste como los medios nacionales se prestan para hacerles el juego a los demócratas sin importarles en absoluto que eso afecte a colegas periodistas. Lo que hizo POLITICO, subirse a una conspiración sin fundamentos, es bajo y poco ético.
Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.
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