fbpx
Saltar al contenido

¿Por qué la implementación masiva del voto por correo fracasó?

Voto, correo, 2020, elecciones, fracaso

Read in English

Cuando de un proceso democrático se trata, una de las prioridades es asegurar que el mismo sea confiable. Es decir, que todas las partes  —incluyendo sus electores— confíen en los resultados. No es el caso de las elecciones estadounidenses del 2020, donde medio país no cree en unos comicios 100 % auténticos. Pues lo ven, cuanto menos, irregular. Y eso, en un margen tan cerrado —porque la elección se está definiendo en swing states con escasas diferencias— termina siendo trágico. ¿Y cuál fue el punto principal de controversia durante las elecciones y la campaña? La implementación masiva del voto por correo.

Muchos argumentan: “Donald Trump, y su equipo, criticaron sin pruebas el voto por correo durante la campaña”. Después, el mismo caso: “El presidente Trump alega un fraude sin pruebas”. Pero hay una ineludible realidad, y es que nunca antes en la historia se había implementado una votación masiva por correo; y esta forma de votar ha tenido sus controversias anteriormente, no solo con Trump. Así que esto abre una interrogante: ¿Es posible que haya irregularidades significativas en un proceso sin precedentes? La respuesta parece clara: por supuesto.

Pero más allá de la desconfianza en los comicios —generada en gran parte por la denuncia de “fraude” por parte del presidente Trump y las irregularidades vistas en redes y algunos medios— lo más grave pasa por lo que ocurrió durante todo el 2020 y parte del 2019: la movilización legal demócrata para cambiar las reglas del juego electorales.

Decía el Fiscal General de EE. UU., William Barr, que la utilización del voto por correo, a gran escala, abría “las puertas a posibles fraudes” y también socavaría la confianza de la ciudadanía al proceso electoral.

Y es que los votos por correo existen desde hace mucho tiempo, pero este año el contexto fue atípico.

El Diario New York Post —que reveló varios de los turbios negocios de Hunter Biden y que también pidió en un editorial a Donald Trump “reconocer los resultados” y dejar la retórica del fraude—, publicó un artículo donde se revelaban tácticas de un funcionario demócrata sobre manipulación del voto ausente. El periodista Jon Levine, autor del artículo, incluso fue entrevistado por Fox News a raíz de esta publicación que dio mucho de qué hablar durante el mes de septiembre.

La pieza de Levine decía: “Un alto funcionario demócrata dice que el fraude electoral, especialmente con las boletas por correo, no es un mito. Y lo sabe porque lo ha estado haciendo, a gran escala, durante décadas”. La fuente anónima del New York Post iba explicando varios de los pasos de cómo se podía manipular el voto por correo y cómo algunas miles de boletas podrían ser significativas para cambiar el rumbo de una elección, en especial con resultados ajustados.

De igual forma, los expertos electorales, que fueron citados por los grandes medios masivos americanos —como CNN, The New York Times, Washington Post, entre otros— siempre se mostraron escépticos ante la posibilidad de un fraude. Es decir, lo que se vio durante la jornada electoral no es una sorpresa, el problema es que los principales medios —y encuestadoras— pensaron que el margen de Biden con respecto a Trump sería altísimo y que no importaría. La realidad es que no fue así, y ahora parece que todo acabará en los tribunales.

Incluso ahora, con todos los litigios en desarrollo, los principales medios estadounidenses —salvo contadas excepciones— están desestimando cualquier posibilidad de fraude electoral. Así salía el New York Times el 11 de noviembre:

El gran artículo del Wall Street Journal

“Otra elección va a la corte”, decía el WSJ, en una pieza donde repasaba la gran carrera del bando azul (demócrata) para cambiar las reglas del juego en materia electoral. Algo que, prácticamente, ningún medio hizo.

“Durante el año pasado, los demócratas y sus aliados marcharon estado tras estado en una campaña legal sin precedentes para enmendar las reglas de administración electoral”, y fue lo que ocurrió, generando grandes dudas en el proceso. ¿Qué sucede? Hoy se le achaca la responsabilidad a Trump por, supuestamente, socavar la confianza en el sistema, pero lo que ocurre hoy es una consecuencia directa de la causa del ayer.

Por ejemplo, en el estado de Pensilvania, el más decisivo en esta contienda, en el 2019 “revisó su código electoral para permitir que todos voten en ausencia”, según cuenta el WSJ. Esto, para que el lector entienda, es un cambio de juego directo en el sistema electoral; Pensilvania pasó de tener una votación ausente limitada y bien definida, a algo sumamente permeable, casi descontrolado. El WSJ lo llama un cambio de régimen electoral relativamente restrictivo al más liberal de la nación.

Pero en este estado —muy disputado, por cierto—, “las reformas” no terminaron allí. Vendría más. Según el propio WSJ, los demócratas “conectaron un jonrón en el cuarto turno al bate”, ¿cómo es esto? Básicamente lograron que la Corte Suprema de Pensilvania sostuviera que la fecha límite para el recibo de la boleta —el voto— estipulada en la ley del estado violaba la “la Cláusula de Elección de Libre e Igualdad” de la Constitución estatal. Esto generó que la propia corte estipulara una “extensión de tres días junto con una presunción de puntualidad para las boletas no marcadas recibidas antes del viernes”.

Por si fuera poco, en Pensilvania no terminó allí el cambio de reglas. Días previos a la elección, la Corte Suprema del estado incluso dictaminó que las boletas entregadas con problemas de firmas y autenticidad no debían ser rechazadas, según un artículo del Washington Times.

Evidentemente, este cambio de reglas del juego —relacionados al voto por correo y al Partido Demócrata— no es lo único que pone en tela de juicio esta elección. Pues durante la jornada electoral hubo una serie de irregularidades denunciadas por la Campaña de Trump, que deberá presentar pruebas en las cortes para avalar su denuncia de “fraude”.

Votos por correo relacionados a irregularidades

En la jornada electoral hubo diversas situaciones denunciadas que involucran a los votos por correo. Entre ellas, tal y como resaltó el medio The Epoch Time, se encontraban las “anomalías estadísticas” que favorecieron a Joe Biden.

“Uno de los argumentos más comunes es que, en algunas localidades, los recuentos de votos para Biden violan la Ley de Benford”, indicó el artículo relacionado al tema.

La Ley de Benford establece que “en muchos conjuntos de datos del mundo real, como datos demográficos, datos geográficos o incluso estadísticas deportivas, es más probable que el primer dígito de los números sea 1 en lugar de 2, y 2 es más probable que 3, etc., siguiendo una escala logarítmica. Si la distribución del primer dígito difiere significativamente de esta regla, podría ser evidencia de manipulación artificial de los datos”, señala el medio.

Lo que sucede es que hubo estados en donde no se detectaron irregularidades estadísticas, como Florida —ganada por Trump— o Georgia —donde Biden lleva la delantera—, pero también hubo algunos datos detectados en votos por correo favorables a Joe Biden en los estados de Wisconsin, Illinois y Pensilvania. Dos de ellos, fundamentales para esta elección.

Por ejemplo, un análisis sobre la ciudad de Milwaukee descubrió que en varios distritos los votos contados después de las 3 a.m. del 4 de noviembre fueron para Biden por un margen mucho mayor que las boletas contadas previamente. La diferencia, incluso, llegó a los 40 puntos porcentuales.

Otro análisis, —en Twitter, del director de Big Data Pool, una empresa que desarrolla encuestas para varios medios, incluyendo The Epoch Times y que ha sido reseñada en el New York Post— no señalaba errores estadísticos, sino 10.000 votos de personas muertas en Michigan. Twitter, por cierto, marcó el tuit en cuestión.

El mismo usuario también alertó sobre un “cambio de dirección” de votos en Georgia, 132.000 para ser exactos. Hoy, este estado clave para los comicios, irá a reconteo manual.

El análisis del usuario tampoco está muy lejos de la realidad, en Michigan se introdujo una demanda por “fraude electoral”, según Matt Finn, corresponsal de Fox News. La misma está en tribunales y, según el mismo Finn, el juez que lleva el caso tomará una decisión el próximo viernes.

Una situación similar ocurre en Nevada, según el fundador de The Federalist, Sean Davis, quien indicó que ya hay declaraciones juradas en este estado sobre irregularidades electorales notorias: “Un denunciante del Departamento de Elecciones del Condado de Clark en Nevada afirma que los trabajadores electorales de Nevada fabricaron datos de prueba de residencia para votantes ilegales”, señaló en Twitter.

Y es que claro, las irregularidades en las elecciones siempre existieron, el gran detalle es que la extrema paridad en tantos estados claves generan que cada voto sea sencillamente fundamental.

https://twitter.com/seanmdav/status/1325803289955487744?s=20

Por ello no sorprende la autorización del Fiscal General, William Barr, dirigida a todos los fiscales para investigar las irregularidades en el proceso electoral. Hecho que provocó, por cierto, la renuncia del responsable de delitos electorales, Richard Pilger.

Esto debió preverse; se debió anticipar una elección pareja y avisar de la preocupación de la implementación masiva de los votos por correo, pero la gran mayoría de medios —y encuestadoras— señalaban una gran avalancha azul que nunca existió.

La poca confianza en los resultados, consecuencia del cambio de reglas

Hoy se argumenta que es Donald Trump quien socava la confianza electoral por argumentar fraude, quizás haya un poco de razón, pero la realidad es que se llegó a este punto por: I. La gira electoral demócrata cambiando las reglas del juego; II. Por la endeblez de las cortes estatales que lo permitieron; III. Por la poca y nula convicción republicana para adelantarse a estos hechos (eso ya no es culpa de Trump).

Por supuesto, sería inverosímil hacer un análisis de estas elecciones sin el contexto; pues la polarización social y el marcado rol de los medios de comunicación y del big tech tienen influencia directa en la falta de confianza. No todo es culpa de los votos por correo, aunque esté relacionado.

Hoy los demócratas tachan a los republicanos de losers y malos perdedores, los republicanos no se quedan atrás y los llaman tramposos. Eso no ayuda en absoluto, pues ahora se duda del conteo electoral, pero, el día de mañana, si los tribunales fallan a favor de Trump, quiénes no confiarán en el sistema son los demócratas.

Y es que los medios afines al Partido Demócrata hoy están descartando por completo el escenario de los tribunales llamando a Trump ganador. ¿Cómo se puede tener plena certeza de esto?

También hay que decirlo: los grandes medios de comunicación declararon a Biden y el mundo los siguió, ¿qué restará para los partidarios?

Por ello, entre otras cosas, esta elección fue un fracaso, y el voto por correo —a escala masiva— es el principal responsable por el change of the rules of the game, que fue impulsado desde el 2019, pero afianzado con la excusa de la pandemia.

En consecuencia, los resultados no solo generan desconfianza por el hecho de las irregularidades y las denuncias de fraude —que aún no se verifican si son infundadas o fidedignas—, sino porque existe un elemento de injusticia en el aire.

Medio país, hoy, se siente perjudicado; por los medios, por las encuestadoras y por el sistema; que el candidato que hoy goza con los votos para sentirse ganador —Biden— no piense en esta situación, no ayuda en nada para cicatrizar una herida que puede quedar marcada en el corazón de América.

Solo restará ver cómo se resuelven los acontecimientos. Hay un análisis en The Hill muy interesante titulado: “Las demandas de Trump son buenas para la democracia estadounidense”, allí se explica cómo las instituciones saldrán fortalecidas si actúan con imparcialidad.

Básicamente, si se detectan irregularidades —o fraudes— que cambien el rumbo de la elección, el sistema ganará. Pues se encontró la anomalía. Si se mantiene el resultado y Biden vence, también, pues el conteo funcionó, y la justicia —si actúa con imparcialidad— demostrará que el sistema funciona. Ya hay reportes que indican que Trump reconocerá si las cortes no proyectan su triunfo.

Lo que no cubre el análisis de The Hill, y casi ningún otro medio, es el fracaso de la implementación masiva del voto por correo. Hay un sentido de injusticia fáctico en esto: un candidato movilizó la gran mayoría de sus electores, el otro necesitó que votaran ausentemente, con mayores comodidades, y desde su casa. Ya de por sí era una elección muy cuesta arriba para Trump, con el establishment y los medios en contra casi a cabalidad, pero los votos por correo pusieron la vara demasiado alta, si existe un triunfo republicano será con tintes épicos.

La masiva implementación del voto por correo no es ilegal, al menos de momento, pero sí fue injusto teniendo en cuenta, sobre todo, que la excusa fue la pandemia y el distanciamiento social. Ambas olvidadas en las celebraciones demócratas y también en los medios. Si bien hay pocas certezas de lo que ocurrirá, algo es seguro: el voto por correo fracasó en este 2020. 

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

1 comentario en «¿Por qué la implementación masiva del voto por correo fracasó?»

  1. Pingback: Georgia: Raphael Warnock el demócrata que acogió a Fidel Castro y aspira llegar al Senado

Deja una respuesta

Total
0
Share