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Precios y tiempos de espera de Uber y Lyft se disparan debido a la intervención estatal

Uber y Lyft

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Por Brad Polumbo

Millones de americanos, entre los que me incluyo, han llegado a confiar en los servicios de transporte compartido como Uber y Lyft para obtener un transporte cómodo y asequible. Pero en los últimos meses, los precios se han disparado y los tiempos de espera se han alargado para conseguir un viaje. Resulta que la culpa la tiene el gobierno y no es de extrañarse.

En primer lugar, seamos claros: no estamos hablando sólo de anécdotas. Según el New York Times, los precios de Uber y Lyft han subido aproximadamente un 40 % en el último año. Y aunque no dan detalles, ambas empresas han reconocido que los tiempos de espera son mayores. 

Esto perjudica verdaderamente a individuos comunes.

Por ejemplo, una neoyorquina llamada Debora Lim le dijo a los periodistas que solía gastar $100 dólares al mes usando Uber con frecuencia, pero que ahora se consume su presupuesto mensual en sólo dos viajes, con una espera de 19 minutos en algunos casos.  

Y una trabajadora de la hostelería llamada Cristine Sánchez declaró al New York Times que su viaje regular en Uber pasó de 20 a 38 o 45 dólares. Ahora es casi tan caro como los billetes de avión, se quejó la mujer.  

“Si tengo que elegir entre ir al Bronx o ir a Miami, me voy a Miami”, dijo

Está claro que el mercado de los viajes compartidos tiene problemas. Pero, ¿cuál es la causa de esta disfuncionalidad? 

Es sencillo: Uber y Lyft están experimentando una enorme escasez de conductores. A medida que las restricciones de la pandemia se reducen, la demanda de sus servicios por parte de los consumidores aumenta rápidamente. Pero no pueden atraer a suficientes conductores para mantener el ritmo de la demanda. Y cuando hay una escasez de conductores junto con un exceso de consumidores, inevitablemente resulta en precios inusualmente altos y tiempos de espera más largos. 

Quizá te preguntes qué tiene que ver todo esto con el gobierno. Esta es la relación. 

Los conductores de Uber y Lyft trabajan como contratistas independientes. Normalmente, los contratistas independientes no pueden acogerse a la mayoría de los programas de ayuda de desempleo. Sin embargo, cuando el Congreso aprobó una ultra-expansión de los beneficios de desempleo, en su masiva legislación de gastos COVID-19, también amplió los beneficios a nuevas categorías de trabajadores, incluyendo a los conductores de Uber y Lyft. 

Gracias al complemento federal de los pagos existentes a nivel estatal, estas prestaciones semanales están muy por encima de los niveles normales. Muchos trabajadores pueden ganar más quedándose con la asistencia por desempleo que volviendo a trabajar. Incluso los trabajos que pagan más de 15 dólares por hora tienen dificultades para competir con la asistencia social, ya que el típico trabajador desempleado puede ganar ahora más de $17 dólares por hora con las prestaciones.

Esto significa que, aunque Uber y Lyft ofrecen enormes incentivos financieros a los conductores que vuelven a trabajar, no pueden atraer a suficientes personas de las listas de asistencia social para mantener el ritmo. “No hemos visto que la oferta de conductores esté a la altura del crecimiento de la demanda en USA”, dijo el director general de Uber.

Por supuesto, no deberíamos enfadarnos con los conductores que deciden no volver al trabajo. Por muy agitada que sea la situación, estas personas sólo responden a los incentivos distorsionados en frente de ellos: es sólo la naturaleza humana. La verdadera culpa de los altos precios y los crecientes tiempos de espera a los que se enfrentan los clientes del transporte compartido es de los insensatos funcionarios gubernamentales que pensaron que podían legislar la pobreza pandémica sin ninguna consecuencia.

Foundation for Economic Education (FEE)

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