La gala número 95 de los Premios Óscar volvió a estar marcada por la inclusión forzada y la corrección política de la Academia. Si bien no tuvimos una cachetada como la de Will Smith, películas como Tár se llevaron una bofetada figurada, quizás como castigo por su mensaje anti-woke.
La gran triunfadora de la noche fue Everything Everywhere All at Once, que se ha llevado las principales estatuillas, incluyendo la de Mejor Película. Pero no nos engañemos, esta película es considerada buena por el mensaje woke de su temática LGBT.
Es una película entretenida y divertida, sí, pero no deja de ser un episodio de Rick & Morty con asiáticos y lesbianas. De no ser por este detalle, lejos de intentar hacernos creer que es una obra maestra, hubiera sido considerada como una película excéntrica y propia de estudiantes de cine algo alocados recién salidos de la universidad que, como mucho, habría conseguido un estatus de película de culto entre frikis como los que salen al final de la película Tár, una de las grandes perdedoras de la noche.
La irónica coincidencia con el final de Tár sí que parece digna de las improbabilidades del multiverso. Ni siquiera Cate Blanchett se llevó el Óscar a mejor actriz, en uno de sus papeles más memorables —que ya es decir—, que fue a parar a Michelle Yeoh cuya campaña de promoción previa y posterior discurso solo se han centrado en que se lo merecía por ser asiática y mayor, dando a entender que si no era premiada sería por culpa del racismo y el “edadismo” de los Premios Óscar.
Se podía intuir que Tár no era del agrado de la Academia por su mensaje crítico con el wokeismo y en contra de la cultura de la cancelación promovida por las élites del mundo del entretenimiento, pero en la gala de los Premios Óscar se ha podido confirmar que Tár metió el dedo en la llaga de Hollywood. No solo por haberse ido de vacío, sino porque durante la velada, cada vez que Tár era mencionada entre las nominadas, se percibía un silencio incómodo de los asistentes, que dejaban de aplaudir y vitorear de forma descarada.
En una gala de los Premios Óscar en la que a cada rato el público se ponía en pie para ovacionar hasta el más ridículo de los detalles, cada vez que aparecía Tár, el público parecía desaparecer escondiéndose debajo de las butacas, como si se dieran por aludidos con el mensaje de la película de Todd Field.
La manifiesta incomodidad de Cate Blanchett con que le birlaran el Óscar, se vio superada por la aún más explícita decepción de Angela Bassett al escuchar el nombre de Jamie Lee Curtis como ganadora de su categoría. Parece como si el vergonzoso comportamiento de Will Smith en la pasada edición de los Premios Óscar —después de haber sido el adalid del movimiento Black Óscars Matter— haya hecho que artistas como Angela Bassett se tuvieran que morder la lengua y evitar quejarse.
¿Cómo va a quejarse de racismo si este año ha tocado reivindicar a los asiáticos? Parece que Hollywood quiere entregar reparaciones a razón de una raza por gala, y los irlandeses ampliamente representados este año también tendrán que seguir esperando.
Steven Spielberg quizás también pueda sentirse agraviado, quien probablemente hubiera preferido perder frente a Tár o All Quiet on the Western Front. Eso sí, los alemanes se llevaron suficientes estatuillas en estos Premios Óscar como para darse por satisfechos.
Perlas woke durante la gala de los Premios Óscar
Otras perlas woke que nos ha dejado la gala fueron el discurso de Cara Delevingne, quien se refirió a las mujeres como “todos aquellos que se identifican como mujeres”, o las declaraciones de Jamie Lee Curtis haciendo un llamado a unificar en una sola categoría los premios de interpretación, ya que dividirlos entre actor y actriz no es inclusivo con el resto de decenas de géneros disponibles actualmente.
El presentador de estos Premios Óscar, Jimmy Kimmel, no dejó escapar la oportunidad de hacer bromitas políticas durante la gala, lanzando un dardo envenenado a los vídeos del 6 de enero publicados por Tucker Carlson. En honor a la verdad, hay que decir que al menos tuvo el valor de mencionar a Hunter Biden, comparándolo con Seth Rogen por su común afición por cierto tipo de sustancias, aunque lo hizo en un tono bastante ligero y amigable, y que podría haber hecho con muchos de los presentes en la gala.
Al fin y al cabo, estamos hablando de Hollywood y los Premios Óscar, que cada año son más predecibles y dejan aún más claro el camino que han de seguir las productoras si quieren ser premiadas: marcar todas las casillas del formulario woke que incluye las opresiones de moda del momento.
Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.
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