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Qatar 2022 se aproxima pese a violaciones de derechos humanos, periodistas detenidos y escándalos de corrupción

Qatar 2022 se aproxima pese a violaciones de derechos humanos, periodistas detenidos y escándalos de corrupción

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Hoy se cumplen 11 años desde que Joseph Blatter, expresidente de la FIFA, anunció que Qatar sería el primer país árabe en organizar el evento deportivo (con permiso de los Juegos Olímpicos) más importante del planeta: el mundial del fútbol.

El sorpresivo anuncio fue un 2 de diciembre de 2010, muchos no esperaban que Rusia (2018) y Qatar (2022) fueran los países que organizarían las próximas citas mundialista post Brasil 2014, por encima de sedes como Inglaterra, España y Portugal, Bélgica y Holanda, Australia, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, los otros candidatos. Sin embargo, luego de que Sudáfrica (2010) se convirtiera en sede, no había suspicacia con la elección. “A FIFA le gusta la novedad”, reza un artículo de la BBC 11 años atrás.

No pasaría mucho tiempo para que el castillo de corrupción entre Qatar y la FIFA se derribara tal cual casa de naipes.

Los escándalos de los supuestos sobornos por parte de Mohamed bin Hammam, el más alto ejecutivo del fútbol en Qatar hasta 2011 y quien fue el hombre clave para la elección de Qatar como sede, revelados por la revista France Football en 2013 con el caso “Qatargate”, esclarecieron cómo es que el país árabe llegó a tener la responsabilidad de organizar un mundial, pese a ser catalogada como una sede riesgosa por los problemas de temperatura en verano, las violaciones de derechos humanos y los riesgos de atentado terrorista que por ese entonces preocupaban a las autoridades de FIFA.

La elección de Qatar no solo resultó ser corrupta, sino un paso en falso para FIFA en cuanto a niveles reputacionales. Dirigentes importantes de FIFA, como Michel Platini, fueron detenidos o suspendidos de toda actividad relacionada al ente por varios años. También se esgrimieron fuertes cuestionamientos hacia FIFA por parte de organizaciones internacionales que luchan por los derechos humanos debido al nombramiento del país árabe como sede. La prensa también se sumó a la campaña y dio eco a las denuncias de las organizaciones.

Tantas fueron las denuncias y críticas, que el expresidente Blatter tuvo que explicar, públicamente, que él nunca estuvo de acuerdo con la elección de Qatar como sede, tachando su designación de “error”.

Ahora, con los casos de corrupción ya un poco lejos, el mundial de Qatar no deja de ser polémico, no solo por el escándalo de supuestos sobornos, sino también por los escasos avances y cambios en materia de derechos humanos, sobre todo en el campo laboral.

 A 11 años de su anuncio como sede mundialista, Qatar sigue exhibiendo graves falencias en derechos laborales y libertad de expresión
El trofeo de la Copa Mundial de la FIFA 2022 expuesto en la parrilla antes del Gran Premio de Fórmula Uno de Qatar 2021 en el Circuito Internacional de Losail en Lusail, el 21 de noviembre de 2021. (EFE).

Abusos laborales, gran deuda de Qatar

Pasaron 11 años, Qatar logró resolver los problemas climáticos cambiando la fecha del mundial a los meses de noviembre y diciembre, pero aún no se ven avances en el país árabe en cuanto derechos para los trabajadores.

El más reciente informe de Amnistía Internacional, publicado el pasado 17 de noviembre, detalla como Qatar tiene “paralizada” su ambiciosa reforma laboral introducida en 2017.

En teoría, la reforma estaba destinada a acabar con los abusos laborales por parte de los empleadores locales contra trabajadores migrantes, que representan el 90 % de la fuerza laboral en el país. Pero no ocurrió, al menos de momento.

De acuerdo con el informe, Qatar se comprometió a eliminar y sustituir el controvertido sistema kafala, por un sistema de empleo contractual; lo cual generaría cuatro cambios sustanciales que mejorarían notablemente la calidad de vida y los derechos de los trabajadores.

  1. Acabar con las restricciones y los obstáculos que limitan la libertad de movimiento de los trabajadores migrantes e impiden que los trabajadores migrantes puedan poner fin a su empleo en caso de abuso.
  2. Autorizar a los trabajadores a dejar su empleo a determinados intervalos o tras dar aviso razonable.
  3. Revisar el procedimiento de expedición de visados de salida.
  4. Hacer cumplir la prohibición de confiscación de pasaportes.

Sin embargo, “la realidad” según el informe es que Qatar, a pesar haber derogado en agosto de 2020 “el requisito de obtener un permiso de salida y un certificado de no objeción (NOC) para la mayoría de los trabajadores migrantes”, ambos considerados pilares centrales del sistema de kafala, está haciendo la vista gorda ante el “proceso NOC de facto” que mantienen vigentes “los elementos problemáticos de la kafala”.

Es decir, en Qatar sigue habiendo un discriminado abuso por parte de los empleadores hacia los empleados, porque aún los patrones controlan la situación legal y laboral del migrante. Si usted es migrante en Qatar y quiere cambiar de trabajo, lo más probable es que todavía debe pagar un “certificado de no objeción” a su jefe. Estos certificados suelen costar mucho más que el salario del propio trabajador. En teoría la ley ya prohibió estos certificados, pero en el día a día la ley no se cumple y las instituciones no son los suficientemente fiables para hacerlas valer.  

Otros casos de abusos recabados están relacionados a la explotación laboral, con jornadas extensas de trabajo bajo el inclemente clima qatarí, y con el retraso excesivo de pagos de salarios que en algunos casos se han convertido en retenciones evidentes. Muchos migrantes pasan meses sin cobrar o fueron engañados con salarios jugosos que terminaron siendo miserables o mucho menores a los ofrecidos.

Otro problema que sufren los trabadores inmigrantes es la falta de seguridad en los ambientes laborales. Existen denuncias que vinculan las muertes de trabajadores migrantes a las pésimas condiciones de vida en las que viven o trabajan.

Durante la última década, de acuerdo con The Guardian, 6,500 trabajadores inmigrantes murieron en las obras para el mundial. La FIFA minimizó la cifra diciendo que “la frecuencia de accidentes en las obras del Mundial fue baja en comparación con otros grandes proyectos”, sin embargo, Amnistía Internacional reveló que Qatar no se ha interesado en presentar actas de defunciones fiables y no ha investigado las muertes que podrían estar relacionadas con las malas condiciones de trabajo.

 A 11 años de su anuncio como sede mundialista, Qatar sigue exhibiendo graves falencias en derechos laborales y libertad de expresión
Varios obreros trabajan en la construcción de una carretera, en Doha (Qatar) el viernes 4 de octubre de 2013. (EFE).

Libertad de expresión, “un lujo” que no se tiene en tierras árabes

Hace tan solo una semana atrás, las autoridades de Qatar detuvieron a Halvor Ekeland y Lokman Ghorbani, periodistas de la televisora estatal noruega RNK, ambos se encontraban en el país árabe para informar acerca de la situación política, social y deportiva del país; incluyendo la realidad de los trabajadores inmigrantes.

Ekeland y Ghorbani fueron detenidos según la versión oficial por “allanar propiedad privada y grabar sin permiso”.  La historia de los periodistas es diferente, según contó Ekeland a El American, él y su equipo se encontraban en el país “para cubrir la situación sobre el terreno en Qatar en el año previo al mundial”.

¿Qué incluía eso? “Todo, desde el bienestar de los trabajadores y la situación de los trabajadores migrantes, pero también otros temas como el estado de los estadios que se están construyendo, las nuevas reformas y la legislación, y los avances en curso en el año previo al mundial”, explicó el periodista noruego, quien pasó más de 30 horas detenido y fue interrogado por los oficiales qataríes.

Si bien Qatar dijo que detuvo a los periodistas noruegos luego de recibir una denuncia por parte de un propietario privado sobre una supuesta filmación ilegal de su campo de trabajo, Ekeland dijo que ellos no recibieron ninguna advertencia previa.

“Fuimos a un alojamiento donde sabíamos que vivían algunos trabajadores. Allí, pedimos permiso al jefe del campamento para echar un vistazo, tal vez hablar con algunos de los trabajadores, tal vez hacer algunas entrevistas, tal vez filmar dentro del alojamiento”, dijo Ekeland. “Entonces llamó a su jefe, y yo hablé con el jefe por teléfono. Nos dijeron que podíamos hacer algunas entrevistas con algunos de los trabajadores y luego nos mostraron el interior del edificio. Por lo que sabemos, fue el propietario del edificio quien llamó a la policía. Esto ocurrió el sábado 20 de noviembre, y fuimos detenidos al día siguiente”.

El American el periodista Halvor Ekeland, detenido en Qatar en noviembre
Los periodistas de la NRK Halvor Ekeland (D) y Lokman Ghorbani (I) son recibidos por el jefe de deportes de la NRK Egil Sundvor (C) en Gardermoen tras regresar de Qatar, en Oslo, Noruega, el 24 de noviembre de 2021. (EFE)

A los periodistas se les eliminó el material que grabaron y recabaron en su estancia en Qatar. Según las autoridades, esto se hizo bajo el amparo de la ley qatarí.

Luego de ser detenidos, los periodistas fueron llevados a prisión donde, según explicó Ekeland, no tuvieron “una buena experiencia”.

“No recibimos mucha comida, nos colocaron en pequeñas celdas de prisión durante algunas horas y no descansamos mucho. Los interrogatorios duraban horas y no teníamos abogado ni se nos permitía llamar a nadie”, dijo a El American. “En algunos periodos, nos dieron nuestras propias habitaciones pequeñas con dos colchones, pero era difícil dormir un poco debido al estrés y a que estábamos preocupados por el tiempo que se suponía que íbamos a estar allí”.

La liberación de Ekeland y Ghorbani llegó el martes, 21 de noviembre. En la noche ya estarían de regreso a Doha donde los medios nacionales los recibieron con fervor. Su detención causó revuelo internacional recordando casos de detenciones contra periodistas que dejan en evidencia la poca o nula libertad de expresión que existe en Qatar.

Sobre su trabajo en el campo, Ekeland aseguró que muchos trabajadores estaban temerosos de hacer entrevistas.

“Se podía ver en sus ojos que tenían miedo de ser filmados. Algunos de ellos me dijeron, cuando hablé con ellos sin cámara, que trabajaban 12 horas todos los días, que algunos no tenían sus pasaportes, que algunos no cobraban lo que deberían haber cobrado”, comentó el periodista. “Al mismo tiempo, la gente que trabaja en los estadios, tiene casi todo en su sitio. El alojamiento es mejor, el salario es mejor, la comida es mejor. Para los trabajadores de los estadios con los que hablé, las cosas estaban bien, pero muchos de los otros trabajadores tuvieron más dificultades con su estancia en Qatar”.

Obras para el Mundial Qatar 2022. (EFE)

Más allá de su mala experiencia en Qatar, Ekeland espera “esto no le ocurra a ningún otro periodista en Qatar a partir de ahora”. Para él, “todos, incluidos los medios de comunicación, los políticos, la FIFA y el gobierno qatarí”, deben trabajar mucho más, juntos, para mejorar los problemas de los derechos laborales y las libertades en el país árabe. Todo esto a menos de un año de que se celebre uno de los mundiales más polémicos de la historia.

“Algunas asociaciones de fútbol han trabajado mucho para mejorar la situación en Qatar, pero hay que hacer más. Mi historia es un ejemplo de que todavía hay trabajo que debe resolverse lo antes posible”.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

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