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La invasión rusa de Ucrania ha dado lugar a un conjunto de personajes de la Segunda Guerra Mundial. Volodymyr Zelensky es impresionantemente eclesiástico. Vladimir Putin es incondicionalmente hitleriano. Joe Biden es Neville Chamberlain, pura y simplemente. Los errores preventivos cometidos por el Mundo Libre, que podrían haber evitado la última extralimitación territorial de Putin, entran en el terreno de la traición. Al cumplir con el Memorando de Budapest de 1994, Estados Unidos y el Reino Unido se comprometieron a defender la soberanía de Ucrania. Llegados a este punto, ¿qué debe hacer ahora Estados Unidos para ayudar a Ucrania?
Hay una serie de medidas que Estados Unidos podría hacer. Estas medidas deberían seguir vigentes aunque Ucrania pierda su independencia y sea ocupada por Rusia. En otras palabras, si el régimen de Putin provoca el colapso del Estado libre ucraniano, es probable que surja una insurgencia de resistencia. Este gobierno efectivo en armas, de facto y de jure, se convertirá en la voz legítima de Ucrania. Estados Unidos debe seguir ayudando a los ucranianos y mantener esta política global hasta que Ucrania vuelva a ser libre. La ayuda militar americana debe fluir ahora hacia el asediado país de Europa del Este. Esto debe incluir asistencia táctica y logística.
La superioridad aérea pesará probablemente a favor del vencedor. La razón por la que Putin está atacando con misiles disparados a distancia en lugar de bombarderos de la fuerza aérea, es por el éxito del armamento antiaéreo ucraniano. Además, Ucrania todavía tiene aviones que han funcionado bien contra los aviones rusos. Estados Unidos debe acelerar y ampliar su transferencia de material militar a los ucranianos.
¿Por qué Washington no ha entregado ya aviones A-10 Thunderbolt a Ucrania? La caravana de 40 millas de batallones blindados rusos que se preparan para avanzar sobre Kiev lleva días sin hacer nada y están de forma visible. Son un objetivo fácil que daría a Ucrania una gran victoria militar. El avión A-10 Thunderbolt está especialmente formulado para esa tarea. La Fuerza Aérea ucraniana cuenta con pilotos cualificados que han sido entrenados para pilotarlos.
Los misiles tierra-aire Stinger ayudarían a neutralizar el poder aéreo de Putin. Estados Unidos debe intensificar su entrega a las fuerzas militares ucranianas. La entrega prometida de aviones de combate MIG-29 por parte de Polonia, Bulgaria y Eslovaquia para Ucrania, después de haberse estancado, ahora parece haber muerto. POLITICO informó el viernes, 4 de marzo, que la idea de los muy necesarios aviones de combate para ayudar a los ucranianos a rechazar a los invasores rusos ha sido desechada.
El extraño cambio de opinión y el acto posiblemente traicionero de las democracias de la Unión Europea, parece haber sido presionado por las posturas de apaciguamiento de la OTAN. El presidente polaco, Andrzej Duda, con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a su lado, declaró el martes 1 de marzo en la base aérea de Łask, en Polonia, que el envío de aviones “abriría una injerencia militar en el conflicto ucraniano.
La amenaza de opción “nuclear” del dictador ruso le ha dado resultado. Occidente, con la OTAN como su emblemático centro de mando militar posterior a la Segunda Guerra Mundial, se empeñó y abandonó a Ucrania (una vez más). Estados Unidos no debe seguir su ejemplo permitiendo que el régimen de Putin tenga el monopolio del mando aéreo sobre el territorio ucraniano.
Si la administración Biden-Harris continúa con su curso de Chamberlain, el führer ruso volverá a amenazar con hablar de lo “nuclear”. ¿Quién será el siguiente? ¿Polonia, Estonia, Letonia o Finlandia? La cobardía solo fomenta la agresión de tus enemigos. Ayudar a los ucranianos a luchar con éxito contra los rusos hoy, podría evitar que los americanos tengan que hacerlo mañana.
Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.