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¿Cómo ser una persona resiliente?

Mujer dando un gran salto entre montañas

Seguramente has conocido alguna persona que ha pasado por una situación adversa o trágica que lo tumbó, pero logró recuperarse y comenzar con nuevos bríos. 

Tal vez no sabes cómo lo logró, pero eso se llama resiliencia. Continúa leyendo, porque aquí te hablaremos del concepto de resiliencia, por qué impacta en la sociedad y te daremos algunos consejos para convertirte en una persona resiliente. ¡Así que continúa leyendo!

¿Qué es la resiliencia?

En un mundo tan voluble como el que vivimos hoy en día, nos enfrentamos a situaciones difíciles, estresantes y, a veces, hasta penosas, que pueden quitarnos la motivación y hacer que nos apartemos de nuestros objetivos de vida. No obstante, es fundamental sobreponernos y empezar de nuevo. A esto es lo que se conoce como ser resiliente o resiliencia.

¿Qué es exactamente la resiliencia? ¡Veamos este término que se ha puesto tan de moda en los últimos años!

La RAE nos dice que la palabra resiliencia proviene del inglés resilience. Se deriva del latín resiliens, que significa «saltar hacia atrás», «rebotar», «replegarse». Asimismo, según la RAE, el concepto de resiliencia va enfocado hacia la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado de situación adversos. 

Es que, como bien sabes, la vida a veces nos pone en momentos difíciles que superan nuestras capacidades como, por ejemplo, alguna enfermedad, problemas familiares, la muerte de un ser querido, problemas económicos graves o hasta una situación como la pandemia del COVID-19, lo que causa que podamos ver fracasadas las aspiraciones que nos planteamos. Sin embargo, logramos levantarnos y seguir adelante.

De esta manera, el término resilience se adaptó al uso en psicología y otras disciplinas, y se refiere a la facultad que tienen los seres humanos para amoldarse a situaciones extremas y superarlas.

​​La primera persona que utilizó la palabra resiliencia fue John Bowlby, creador de la teoría del apego en edades tempranas, pero fue el psiquiatra y neurólogo Boris Cyrulnik quien dio a conocer el concepto de resiliencia en el campo de la psicología en Los patitos feos, su best seller.

Resiliencia positiva

Significa que la resiliencia está estrechamente relacionada con la psicología positiva, que se centra en el estudio de las capacidades, los valores y los atributos positivos de los seres humanos. Se desarrolla desde el punto de vista de superar algo y salir fortalecido, incluso mejor que antes. 

De allí que, hoy por hoy, los psicólogos aceptan que se trata de un proceso dinámico, producto de la actitud positiva frente a las dificultades. Consideran que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional en los momentos difíciles y soportan mejor la presión. Esto les facilita tener mejor control frente a los acontecimientos estresantes.

En este sentido, la psicología positiva considera que los problemas son desafíos que hay que enfrentar y, dependiendo de algunas variables, cada persona tendrá mayor o menor capacidad de resiliencia. Entre estos factores de riesgo podríamos mencionar la educación, el entorno familiar y el apoyo social.

Es así como los sistemas humanos (es decir, individuos, familias y grupos) tienen la capacidad de ejercer la resiliencia como mecanismo para hacer frente a las situaciones estresantes. Además, la utilizan para crecer y desarrollar al máximo su potencial, es decir, es un volver a empezar. 

Esto también ocurre con las sociedades ante cualquier acontecimiento que golpee su cotidianidad. El desarrollo de la resiliencia permite que muchos países salgan a flote después de grandes tragedias, como desastres naturales, guerras, atentados, una pandemia o cualquier otra situación límite. ¡Te contamos cómo lo hacen!

El impacto de la resiliencia en la sociedad

Tanto a nivel individual como colectivo, el significado de resiliencia debe ser visto como un proceso dinámico que se caracteriza por tres etapas: 

  1. Soportar las dificultades que pasan en ese momento. 
  2. Adecuarse a la nueva realidad utilizando los recursos disponibles. 
  3. La reconstrucción para volver a empezar. 

Desde los inicios de la humanidad hemos visto cómo muchos países y sociedades han pasado por situaciones difíciles y han desarrollado la capacidad de resiliencia para levantarse. 

Entre estos, podríamos mencionar a Estados Unidos ante los ataques del 11 de septiembre de 2001 en New York, los cuales transformaron la visión que tiene el país de sí mismo y del mundo. Una experiencia que demuestra la resiliencia en el ser humano para desarrollar esfuerzos individuales que le permitan reconstruir sus vidas, y la resiliencia del país para fortalecer su imagen como nación.

Otro caso interesante es el de Nueva Zelanda, que tuvo una serie de terremotos entre 2010 y 2011. Los daños y pérdidas de vida afectaron a este país con poca experiencia en tragedias de ese tipo y tuvieron un fuerte impacto en sus habitantes. 

A partir de allí, Nueva Zelanda desarrolló nuevas formas para la percepción de la peligrosidad y vulnerabilidad en todo el país y convirtió la resiliencia a largo plazo frente a los riesgos naturales en un elemento necesario de las políticas estatales. Con esto, consiguió convertir la resiliencia en una de sus principales fortalezas.

Japón también es un país excepcional. Allí ocurren, aproximadamente, el 20% de los terremotos por encima de 6 grados en la escala Richter a nivel mundial. Esto lo convierte en un país muy vulnerable desde el punto de vista sísmico.

El terremoto que más daños causó en Japón tuvo lugar en 1923. Posteriormente, en 1945, la fuerza aérea americana bombardeó la ciudad de Hiroshima. Y, luego, el 11 de marzo de 2011, ocurrió el terremoto más potente que ha tenido Japón y el quinto más fuerte registrado en la Tierra desde que hay mediciones.

Esas continuas calamidades, lejos de dejar en los japoneses un rastro de miedo y pesimismo, los ha convertido en una sociedad fuerte, solidaria y capaz de hallar una manera de reinventarse a través de la tragedia. La resiliencia ha propiciado una actitud positiva en los japoneses y los ha ayudado a evolucionar.

De hecho, la cultura japonesa tiene una frase que los representa de forma marcada, que es: nana korobi ya oki, que significa «siete veces te caes, ocho veces te levantas». En otras palabras: es importante volver a intentarlo y no rendirse. De allí que los japoneses hayan desarrollado gran capacidad de resiliencia.

Entonces, como puedes observar, hay elementos que, dependiendo de los países, la cultura o la sociedad misma, desarrollan mayor o menor capacidad de resiliencia. De allí que el Índice Global de Resiliencia realiza un estudio para clasificar los países más o menos resilientes, en el que se evalúan factores como la aptitud de los habitantes frente a las crisis y los factores de riesgo, la forma como controlan determinadas situaciones adversas y su actitud para superarlos. 

​​En el análisis, en una escala donde 100 representa la resiliencia más alta, para el 2021 los 5 países con mayor desarrollo de la resiliencia fueron Dinamarca, con 100; Noruega, con 98,1; Luxemburgo, con 96,7; Alemania, con 96,2 y Suiza, con 96,2. En Latinoamérica, Uruguay ocupa la mejor posición en un rango de 62,3 y Venezuela la peor, pues es la menos resiliente del mundo con 1,5.

De tal modo que, como se puede observar, para el desarrollo de la resiliencia a largo plazo en la sociedad hay que tomar en cuenta aspectos como el comportamiento de los habitantes frente a los cambios, el apoyo social, la capacidad de adaptación, entre otros. 

A nivel individual también son necesarias ciertas actitudes que te permitirán convertirte en una persona resiliente. ¡Te comentamos cuáles son las más importantes!

10 consejos para ser una persona resiliente 

Si bien es cierto que algunos desafíos son más fuertes que otros, en algún momento todos nos enfrentamos a diversas situaciones difíciles o cambios drásticos, que pueden llevarnos al límite y hacernos preguntar si tenemos la fortaleza necesaria para enfrentarlos y salir airosos. 

Un ejemplo destacado de persona resiliente fue, sin duda, Nelson Mandela, quien decía: «yo nunca pierdo: o gano o aprendo». Es que una característica de este tipo de personas es demostrar que puede salir indemne de situaciones adversas y, además, utilizar las malas experiencias vividas como aprendizaje y crecimiento personal. Esto fue lo que hizo Nelson Mandela. No acudió al victimismo, sino que empleó la mala experiencia para triunfar.

Es decir, no son las circunstancias en sí, sino la actitud positiva o negativa la que determinará si nos caemos o nos levantamos. Las personas que se ajustan a esta característica tienen muchas ventajas, tanto a nivel personal como profesional. Por eso es importante que conozcas qué hábitos debes adoptar para convertirte en una persona resiliente. ¡Te decimos cuáles son!

1. Conocer nuestros talentos y debilidades

Como ya sabes, las personas tenemos puntos fuertes y puntos débiles. Debemos aprender a identificar y reconocer nuestras principales fortalezas y debilidades, así como nuestras limitaciones y defectos. Esto es el autoconocimiento, el cual nos sirve para aprender qué debemos cambiar, qué podemos mejorar y así trazarnos mejores objetivos de vida. De ello depende, en parte, nuestro bienestar y nos permite alcanzar la resiliencia.

2. Poner a prueba nuestra creatividad

La persona resiliente utiliza la creatividad y la imaginación ante las circunstancias adversas para asumir nuevos retos. Ve oportunidades en lugar de inconvenientes. Amplía su ángulo de visión con una actitud positiva para encontrar formas en las cuales destacarse y disfrutar de lo que se presente.

3. Tener seguridad y confianza en sí mismo

La autoconfianza es la actitud mental de creer en uno mismo. Es estar seguro de nuestra capacidad para asumir determinadas responsabilidades o de llevar a cabo ciertas tareas de manera exitosa, por difícil o duras que parezcan. Una persona resiliente toma decisiones con firmeza para superar las situaciones complejas que se le presenten en determinados momentos, sin perder de vista sus metas. Esto favorece nuestra salud mental.

4. Asumir los retos de la vida

Es cierto que, a lo largo de nuestra vida, todos estamos expuestos a pasar por situaciones difíciles, como pueden ser fracasos económicos, la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, una migración, la pérdida de un empleo, etc. Sin embargo, una persona resiliente siempre consigue la fuerza para ponerse de pie y seguir adelante. Incluso, utilizan esa oportunidad para comenzar de cero, reinventarse y alcanzar el éxito.

5. Practicar la conciencia plena

La conciencia plena es lo que se conoce como mindfulness, y es algo que las redes sociales han puesto muy de moda últimamente. Las personas con capacidad de resiliencia viven el presente de forma consciente y disfrutan lo que les ofrece. Aceptan el dolor o el cambio sin inquietud o preocupación de lo que les depara el futuro. Usan las experiencias negativas como aprendizaje y pasan la página rápidamente.

6. Visualizar de manera objetiva

Ser objetivos es, quizás, una de las mejores cualidades que debe tener cualquier persona y los resilientes la manejan muy bien. Cuando evaluamos nuestras capacidades, debemos ser realistas y objetivos para reconocer que tenemos fortalezas, pero también debilidades. Descubrir esas debilidades nos ayuda a encontrar los aspectos positivos en cada situación, y nos ayuda a sobreponernos y disfrutar cada día.

7. Rodearse de personas asertivas

En general, todos debemos cultivar nuestras amistades, pero para alcanzar la resiliencia debemos rodearnos de personas asertivas. La asertividad es una cualidad inherente a las personas positivas, ya que aprenden a argumentar sus puntos de vista con respeto, convicción y madurez. Las personas resilientes necesitan tener cerca personas asertivas y positivas para fortalecer su autoestima.

8. Afrontar con humor

Siempre hemos oído decir que la risa es el remedio infalible y esta es una cualidad asociada a la resiliencia. La persona resiliente es capaz de reírse de sus tropiezos y hacer broma de ellos. No significa restarle importancia al problema en sí, sino reducir las situaciones estresantes y buscar lo positivo para que las dificultades sean menos espinosas.

9. Buscar apoyo de los demás

Cuando una persona pasa por algún evento traumático, desea superarlo lo más rápidamente posible para volver a la normalidad. Una de las mejores fórmulas que posee la persona resiliente es contar con relaciones familiares y sociales que tengan actitud positiva ante la vida y lo ayuden a avanzar, disfrutar y aprender de lo que le dejó la mala experiencia. Asimismo, esa red de apoyo permite ayudar a otros que lo necesiten, lo que también contribuye al bienestar personal.

10. Flexibilidad

Como bien sabes, frecuentemente ocurren crisis en nuestra vida que nos cuesta aceptar po​​rque, tal vez, cambien nuestros planes. Esto ocurre porque, por lo general, vemos las cosas desde una sola perspectiva, sin tomar en cuenta que los cambios son constantes e inevitables. Hay que ser flexible y observar las cosas desde diferentes ángulos, aceptar y, de ser necesario, cambiar los objetivos que nos planteamos inicialmente. Esto favorece a nuestra calidad de vida y a nuestra salud mental.

En síntesis, el inventario de situaciones estresantes es infinito y puede aparecer con dimensiones y formas diferentes. No obstante, es fundamental tener en cuenta que los resultados y las consecuencias que se desencadenan de ellos dependen de cómo manejes tus emociones y del nivel de resiliencia que desarrolles. Mientras más alto sea ese nivel de resiliencia, afrontarás mejor los problemas y tu vida será más plena y feliz.

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