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Volvió a pasar. Ganó el marxismo una vez más en América Latina. Gustavo Petro se hizo con la Presidencia de Colombia. No fue suficiente para los ciudadanos de dicho país el ver en sus calles a más de dos millones de venezolanos que huyeron del socialismo; no fue suficiente convivir a diario con los habitantes del país vecino pregonando las historias de fracaso del sistema económico colectivista en Venezuela. Los colombianos también quieren de eso, han sido adoctrinados, engañados y creen que eligiendo a un mesías que les quite a los ricos para darle a los pobres sus problemas van a desaparecer.
No me sorprende realmente la decisión tomada por los colombianos. Viví un par de años en Bogotá, observé cientos de veces cómo los venezolanos se montaban al Transmilenio —sistema de transporte masivo en la capital colombiana— a contar la miseria que vivían en Venezuela y las razones por las que ahora vendían dulces en autobuses, pero nadie realmente los escuchaba, o quizás sí los escuchaban, pero de alguna forma sus cabezas emplearían la fórmula mágica del izquierdismo moderno: “ese no es verdadero socialismo”.
No es sorprendente que en los empobrecidos países de América Latina el yugo del marxismo se imponga con fortaleza. Lo que sí es verdaderamente sorprendente es que en Estados Unidos ocurra lo mismo, con un silencio absoluto por parte de las autoridades locales y políticos.
Por supuesto, todos sabemos que una gran parte del Partido Demócrata ahora comulga con ese sistema socialista, sin embargo, una gran parte de los republicanos vive completamente aislada de la política internacional, y pareciera no importarle que todo su patio trasero se esté llenando de mandatarios abiertamente marxistas y “antimperialistas”.
Sobre el peligro que representaría la llegada de Petro al poder solo se pronunciaron con insistencia los senadores Marco Rubio y Rick Scott, la congresista María Elvira Salazar y el gobernador Ron DeSantis. Los demás senadores, congresistas y gobernadores del Partido Republicano, a nivel nacional, parecieran no estar ni enterados que Colombia, su aliado más importante en América del Sur, ahora ha escogido a un enemigo de Estados Unidos para ocupar la Casa de Nariño.
¿Será que los políticos del GOP al norte del país consideran que la lejanía geográfica hace menos importante que el hemisferio se llene de socialistas? ¿Será que esta nueva generación de políticos no entiende la importancia de la política internacional para que Estados Unidos siga siendo la primera potencia del mundo?
Poner a Estados Unidos de primero es una gran consigna, y precisamente por eso no se pueden descuidar las relaciones internacionales, practicar el aislacionismo y permitir la expansión de movimientos y líderes políticos abiertamente contrarios a los intereses de América, pues esa es una guillotina que tarde o temprano le cortará la cabeza a nuestro país.
Republicanos, ¡abran los ojos! Los marxistas se están tomando el continente, la seguridad nacional corre peligro.
Este artículo apareció originalmente el 21 de junio de 2022 en el newsletter de El American. ¡Suscríbete gratis aquí!
Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American