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Reviviendo el espíritu del poder hacer

Reviving the Can-Do Spirit

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“En la vida, tu actitud determina tu altitud”, dijo una vez una persona sabia. Estoy de acuerdo. He observado a muchas personas con malas actitudes a lo largo de los años. Sin excepción, no llegaron a mucho hasta que arreglaron su problema de actitud.

Una mala actitud se manifiesta de múltiples formas: Arrogancia. Deshonestidad. Un sentido de derecho. Sed de poder. Pereza. Pesimismo y negatividad. Aburrimiento. Celos. Derrotismo. Falta de respeto por los derechos, las opciones y la propiedad de los demás.

A medida que la gente sale de dos años de dudosas políticas de COVID —desde cierres hasta mandatos de usar mascarillas— a algunos les resulta difícil volver a poner en marcha sus motores. Es perfectamente comprensible cuando se toma en cuenta lo que muchos han sufrido, desde enfermedades y muertes de amigos y familiares, hasta graves pérdidas económicas. No trivialicemos nada de eso, pero, al mismo tiempo, observemos que una mala actitud solo es un obstáculo para la recuperación y el progreso. Este breve poema de 1905 titulado Thinking, de Walter Wintle, ofrece unas cuantas observaciones agudas:

If you think you are beaten, you are;
If you think you dare not, you don’t.
If you’d like to win, but think you can’t,
It’s almost a cinch you won’t.
If you think you’ll lose, you’re lost,
For out in the world we find
It begins with a fellow’s will;
It’s all in the state of mind.
If you think you’re outclassed, you are;
You’ve got to think high to rise.
You’ve got to be sure of yourself before
You can ever win a prize.
Life’s battles don’t always go
To the stronger or faster man;
But sooner or later the man who wins
Is the one who thinks he can.

Si crees que estás vencido, lo estás;
Si quieres ganar, pero crees que no puedes
es casi seguro que no vas a poder.
Si crees que vas a perder, estás perdido,
Porque en el mundo encontramos
Que todo comienza con la voluntad de un hombre;
Todo está en el estado de ánimo.
Si crees que no estás a la altura, no lo estás;
Tienes que pensar alto para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo antes
de que puedas ganar un premio.
Las batallas de la vida no siempre son ganadas
Por el más fuerte ni por el más rápido;
Sino que tarde o temprano quien obtiene la victoria
Es aquel que cree que puede.

Los americanos han sido golpeados antes, pero siempre nos hemos recuperado. La agonía de la pandemia es un jardín de infancia comparada con las dificultades de Valley Forge, el crisol de la Guerra Civil, las injusticias de la esclavitud y de Jim Crow, la angustia de la Gran Depresión o la amenaza existencial de la Segunda Guerra Mundial.

Incluso algunas crisis sanitarias del pasado fueron proporcionalmente peores que esta. La epidemia de fiebre amarilla de 1793 se cobró un 10 % de los ciudadanos de Filadelfia y obligó al presidente Washington y a su gabinete a trasladarse a la cercana ciudad de Germantown. La gripe española de 1918-19 mató a medio millón de americanos cuando la población del país era menos de un tercio de la actual.

Un debate serio debe continuar ahora durante meses e incluso años: ¿Fueron las medidas gubernamentales para hacer frente a la pandemia de coronavirus las correctas? Muchas fueron claramente contraproducentes e incluso mortales. Los gobernadores “progresistas” de Nueva York, Michigan, Illinois y Nueva Jersey, que obligaron a las residencias de ancianos a aceptar pacientes con COVID-19, son el ejemplo más claro. 

Lo que tradicionalmente llamamos espíritu de “poder hacer”, tan vital para el éxito del país en el pasado, debe volver a ser el centro de atención. Su magia es una prueba del carácter personal, así como de la libertad política y económica en la que podemos poner ese carácter a trabajar. Las naciones que suprimen el espíritu de superación están plagadas de problemas interminables e insolubles, desde la pobreza hasta la mala salud y el pésimo gobierno.

Si crees que las cosas son difíciles aquí, inspírate en los valientes ucranianos. Llevan el espíritu del poder hacer al siguiente nivel, el de querer hacer, en las situaciones más difíciles.

Abandonar cualquier reto sería un abandono impensable de nuestros antepasados, que tanto nos legaron. No importa los obstáculos —un virus o incluso el peor presidente desde Woodrow Wilson— no tenemos ninguna buena razón para renunciar al futuro.

Lawrence writes a weekly op-ed for El American. He is President Emeritus of the Foundation for Economic Education (FEE) in Atlanta, Georgia; and is the author of “Real heroes: inspiring true stories of courage, character, and conviction“ and the best-seller “Was Jesus a Socialist?“ //
Lawrence escribe un artículo de opinión semanal para El American. Es presidente emérito de la Foundation for Economic Education (FEE) en Atlanta, Georgia; y es el autor de “Héroes reales: inspirando historias reales de coraje, carácter y convicción” y el best-seller “¿Fue Jesús un socialista?”

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