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Rusia ahora le apuesta al desgaste de Ucrania, más que a un triunfo militar

Rusia, El American

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El envío de armamento ofensivo —cañones y aviones de combate— por parte de Washington a Ucrania ha provocado una dura respuesta rusa. Moscú declaró que considera el hecho una participación directa de la OTAN en la guerra, y se reserva el derecho a responder. 

Si esta respuesta implica atacar Polonia, miembro de la alianza atlántica, una III Guerra Mundial sería inevitable. La vida en todo el planeta sería afectada de un modo impredecible, pero las dictaduras han demostrado que tienen una tendencia brutal hacia la destrucción. La guerra no ha sido el “paseo” que esperaba Vladimir Putin. 

A dos meses de la invasión, las tropas rusas se han retirado de la región de Kiev, y sus criminales ataques se han concentrado en el Este del país. Nadie puede saber cómo y cuándo acabará esta tragedia. Podría ser larga y estancarse en la región del Donbás, que ya vive en conflicto desde 2014. 

El presidente Volodímir Zelenski acusó a Rusia de encerrar ciudadanos ucranianos para luego enviarlos a Siberia. Pobladores que intentaron abandonar Mariúpol vivieron esta situación, tras fracasar los intentos de evacuación al impedirlo las tropas ocupantes.

“Rusia sigue apoyando las actividades de los llamados campos de filtración. Aunque el nombre apropiado es realmente diferente: son campos de concentración. Como los que construyeron los nazis en su época”, dijo Zelenski. Añadió que “los ucranianos de estos campos —los supervivientes— son enviados a territorio ocupado y a Rusia… a Siberia e incluso a Vladivostok; también deportan a los niños con la esperanza de que olviden dónde está su hogar, de dónde son. Y son de Ucrania”. Asimismo, el presidente informó que se están descubriendo nuevos crímenes de los militares rusos contra los habitantes de Mariúpol y se están creando zonas de entierro para las personas asesinadas. “Estamos hablando de decenas de miles de residentes muertos. Se están grabando conversaciones de los invasores sobre cómo ocultar las huellas de sus crímenes”. Imágenes satelitales muestran aparentes fosas comunes cavadas en localidades cercanas a Mariúpol.

La actual situación podría transformarse en una guerra de desgaste, donde la capacidad de resistencia es fundamental, por sobre los ataques. Rusia es claramente superior por la potencia de su ejército, pero la resistencia ucraniana y las armas recibidas han sido más eficientes de lo esperado.

Según los servicios de Inteligencia americana y británico, los asesores de Putin no se atrevieron a decirle la verdad sobre las dificultades y sus cálculos han fallado. Tomar en poco tiempo un territorio de 600 mil km² con 44 millones de habitantes hostiles y 300,000 militares era muy difícil. Ya se produjo un desgaste en ambos bandos, tanto en recursos como en vidas humanas. Los bombardeos a zonas civiles ucranianas han provocado miles de víctimas inocentes y el éxodo de millones de personas. En el plano económico, el Banco Mundial estima que la economía ucraniana se contraerá casi a la mitad y Rusia retrocederá un 11 %.

El líder ucraniano busca ganar tiempo, y por eso exige más armamento a Occidente. Lo que ha recibido Kiev hasta ahora no es suficiente para dar la vuelta la partida. No parece que el ejército de Putin esté realmente preparado para librar una guerra prolongada. El desgaste también se observa en el plano psicológico de los ejércitos. Miles de soldados rusos han desertado. Por mucho que ambas partes se presenten como vencedoras por el momento, quien va ganando “por goleada es Zelenski, al menos en términos de comunicación”. 

El líder ucraniano se ha ganado a la opinión pública mundial, lo cual se palpa en cada una de sus intervenciones ante diversos parlamentos, y esto tiene un costo para el régimen moscovita. “Cada día que los ucranianos no pierden, ganan políticamente, y el costo político de la carrera de Putin se agiganta”, explicó Anne Claessen, investigadora del Real Instituto de Defensa de Bélgica. Con dos meses de conflicto y los ataques ahora localizados en el Este del país, la opción que le queda a Ucrania ante un ejército superior es no apostar por un enfrentamiento directo, sino intentar que el invasor pague el máximo. En este contexto, vale “cualquier estrategia que dificulte el avance, alargue el enfrentamiento, multiplique las bajas enemigas. Es decir, enlentecer al máximo e impedir que el agresor logre sus objetivos”.

Junto con el estancamiento del conflicto, existe también el riesgo de que este caiga en cierto olvido, como ya ocurrió tras 2014. Y la posibilidad de que la unidad internacional que hasta ahora se ha mostrado en apoyo a Ucrania se resquebraje con el tiempo. Si el conflicto perdura, la cuestión energética se hará aún más acuciante, y peligra la unanimidad de los países dentro de la Unión Europea frente a Rusia. 

La estrategia que está practicando Moscú es la de “tierra quemada”. Consiste en la destrucción absoluta de un territorio —hospitales, colegios, pueblos, ciudades— para evitar que pueda ser utilizado por el enemigo, como ha hecho en Mariúpol. Putin afirma que no se detendrá hasta conquistar el Donbás. 

Los jefes de la diplomacia y defensa americanos se reunieron el domingo en Kiev con el mandatario ucraniano, en momentos de la Pascua ortodoxa, y este afirmó en una declaración que “nuestras almas están llenas de un odio feroz hacia los invasores y todo lo que han hecho”. 

Estados Unidos es una fuente clave de apoyo económico y militar para Kiev, e impuso fuertes sanciones a Moscú. Ucrania, por el momento, continúa resistiendo. Un acuerdo de paz no se vislumbra a breve plazo. Objetivamente, la mejor salida para Vladimir Putin es lograr anexar el Este ucraniano, de mayoría étnica rusa, y pintarlo como un triunfo ante su pueblo. Y para Volodímir Zelenski, a pesar de una injusta pérdida territorial, mantener la independencia en el resto de su territorio y vivir en paz es la mejor opción posible. La OTAN debe replantear su estrategia ante esta nueva realidad en Europa.

Eduardo Zalovich, Uruguayan-Israeli, is a history professor and journalist. He has written for several media, such as La Vanguardia, El Confidencial, Vozpopuli, Búsqueda and Correo de los Viernes. Zalovich analyzes, from the Middle East, the reality of the region and international politics. // Eduardo Zalovich, uruguayo-israelí, es profesor de Historia y periodista. Ha escrito para varios medios, como La Vanguardia, El Confidencial, Vozpopuli, Búsqueda y Correo de los Viernes. Analiza, desde el Medio Oriente, la realidad de la zona y la política internacional.

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