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En pleno aumento de las tensiones con Estados Unidos por el conflicto de Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró el martes que Rusia suspendía su participación en el nuevo tratado START, el último gran acuerdo de limitación de armas nucleares con Estados Unidos.
El acuerdo, firmado en 2010 por el ruso Dimitri Medvédev y el entonces presidente americano Barack Obama, limita el número de armas nucleares estratégicas que ambos países podrán desplegar. Estaba previsto que finalizara en 2026.
En su discurso sobre el estado de la nación, Putin también afirmó que Rusia debería estar preparada para comenzar las pruebas de armas nucleares si Estados Unidos lo hiciera. Si esto ocurriera, se levantaría la moratoria mundial sobre pruebas nucleares de la era de la Guerra Fría.
Putin defendió su decisión de suspender las obligaciones de Rusia en virtud del Nuevo START alegando que Estados Unidos y sus socios de la OTAN habían manifestado públicamente su deseo de ver a Moscú derrotado en Ucrania.
Sin aportar ningún dato que lo apoyara, el dirigente ruso afirmó que algunas personas en Washington se planteaban reanudar las pruebas nucleares. Por ello, argumentó, el Ministerio de Defensa y la Corporación Nuclear rusos debían estar preparados para probar armas nucleares en caso necesario.
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El Tratado entre Estados Unidos y la Federación Rusa sobre medidas para una mayor reducción y limitación de las armas estratégicas ofensivas se conoce informalmente como Nuevo START.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, criticó la acción de Putin y declaró, según Reuters, que “con la decisión de hoy sobre el Nuevo START, se ha desmantelado toda la arquitectura de control de armamentos”.
“Es el presidente Putin quien comenzó esta guerra imperial de conquista. Como Putin ha dejado claro hoy, se está preparando para más guerra. Putin no debe ganar. Sería peligroso para nuestra propia seguridad y para el mundo entero”, “Lamento la decisión de Rusia de suspender su participación en el nuevo programa START”.
Putin ridiculizó el martes el llamamiento de la OTAN para que Moscú permita la reanudación de las inspecciones americanas de las instalaciones rusas de armas nucleares, calificándolo de “especie de teatro del absurdo”.
Desde el comienzo de la epidemia de COVID-19, Rusia y Estados Unidos han pospuesto las inspecciones recíprocas en el marco del Nuevo START. Sin embargo, Moscú se negó a permitir su reanudación el pasado mes de octubre, poniendo en duda la supervivencia del acuerdo. De conformidad con el convenio, Rusia también aplazó indefinidamente una ronda prevista de conversaciones.
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La capacidad de Estados Unidos para ejercer los derechos clave del tratado se ve obstaculizada por la falta de voluntad de Rusia para permitir las inspecciones, según el Departamento de Estado de Estados Unidos, lo que también pone en peligro el futuro del control ruso-americano de las armas nucleares. Nada prohíbe a los inspectores rusos inspeccionar las instalaciones americanas.
El martes, Putin rebatió la afirmación de Estados Unidos, afirmando que algunas peticiones rusas de acceso a determinados emplazamientos estadounidenses habían sido denegadas por Washington.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declaró en Atenas que la medida de Rusia era imprudente y que Washington vigilará de cerca lo que haga Moscú.
