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Las sanciones de Biden a Rusia son un paso en la dirección correcta

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El presidente Biden anunció una serie de sanciones a Rusia después de que Putin ordenara a sus tropas invadir partes de las provincias de Donetsk y Luhansk, ocupadas por los separatistas, en el este de Ucrania.

En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente reveló la primera tanda de sanciones, que apuntan a instituciones financieras rusas, individuos de élite y la deuda nacional soberana de Moscú. Biden también movilizó tropas americanas adicionales a los aliados de la OTAN en los países bálticos. Estas medidas, aunque probablemente no resolverán la crisis y son mínimas, son políticamente apropiadas y un paso en la dirección correcta.

La decisión de Putin de amenazar con lo que podría ser la mayor guerra convencional desde 1945 no respondió a un movimiento agresivo del ucraniano Zelensky ni a un cambio extraordinario de circunstancias en el terreno de Ucrania oriental. No, el movimiento de Putin se basó en la suposición subyacente de que Estados Unidos, como demostró en la vergonzosa retirada de Kabul, era débil y no haría ningún movimiento para contrarrestar las intenciones de Moscú.

Muchas de estas suposiciones fueron alimentadas por los errores anteriores de Biden, sin embargo, las decisiones que el presidente ha tomado en los últimos días son las correctas. Imponer sanciones no es alimentar las llamas de la guerra, sino que es solo la reacción razonable y lógica ante una Rusia agresiva. Esperemos que el presidente cumpla su palabra y mantenga su determinación si Putin decide continuar su invasión de partes de Ucrania que van más allá de la región de Donbast.

Putin reconoció el lunes la independencia de Donetsk y Luhansk. (EFE)

Enviar tropas adicionales a los países bálticos también es una decisión lógica y razonable, ya que todos estos países tienen un historial de ocupaciones rusas tanto bajo el dominio zarista como el soviético. Es sensato que Estados Unidos envíe tropas a los aliados de la OTAN que ahora podrían sentirse amenazados por un Kremlin que está tratando de restaurar, en palabras de Putin, la esfera de influencia que Moscú había controlado durante siglos. También es sensato que la OTAN no envíe tropas a Ucrania, ya que se arriesgaría a una guerra con una potencia nuclear.

Lo más importante es que la OTAN ha conseguido convencer a Alemania de que detenga finalmente la construcción del Nord Stream 2, un gasoducto que haría a Berlín aún más dependiente de Moscú para sus necesidades energéticas. Al aceptar la cancelación del proyecto, Moscú no ha conseguido (por el momento) crear una cuña entre Washington DC y la Europa continental, aunque todavía no está escrito si Berlín mantendrá este compromiso a largo plazo. La cancelación del Nord Stream 2, por cierto, supone un giro de 180 grados en la política de la administración Biden, que había dado luz verde al proyecto, y es una reivindicación para los senadores republicanos que criticaron duramente a la administración por ello.

Aunque las decisiones de Biden ante el inicio de la invasión rusa de Ucrania pueden ser un paso en la dirección correcta, esto no significa que la crisis se haya resuelto mágicamente o que la política exterior de la administración esté ahora dirigida por estadistas ilustres, de hecho, la administración ha tomado algunas decisiones cuestionables respecto a la crisis, como revelar los calendarios de la invasión rusa, evacuar su embajada a Polonia o recomendar a Zelensky que huya de su propio país.

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Los militares ucranianos luchan contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania desde 2014. (EFE)

Todavía hay más de 150,000 soldados rusos en las fronteras cercanas a Ucrania y la amenaza de un sangriento y catastrófico ataque a gran escala sigue asomando en el horizonte y Biden tendrá que demostrar que está a la altura de las circunstancias, desafiando un historial bastante desastroso que el presidente ha protagonizado durante su primer año.

Por último, esperemos que la diplomacia y la negociación sean suficientes para resolver la crisis. Una guerra total y convencional contra Ucrania sería una pesadilla desastrosa para los pueblos ucraniano, ruso y europeo, dejando decenas de miles de muertos y desencadenando una crisis masiva de refugiados en todo el continente. Aunque ahora parece poco probable que Putin detenga cualquier guerra a gran escala debido a las amenazas de nuevas sanciones, aplicarlas sigue siendo la reacción lógica, ya que es mejor que no hacer nada o amenazar con una guerra a la mayor potencia nuclear del mundo.

Daniel is a Political Science and Economics student from the University of South Florida. He worked as a congressional intern to Rep. Gus Bilirakis (FL-12) from January to May 2020. He also is the head of international analysis at Politiks // Daniel es un estudiante de Cs Políticas y Economía en la Universidad del Sur de la Florida. Trabajo como pasante legislativo para el Representate Gus Bilirakis (FL-12) desde enero hasta mayo del 2020. Daniel también es el jefe de análisis internacional de Politiks.

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