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La sexta persona desde 2016 en ocupar la presidencia de Perú señaló el jueves que su prioridad será superar la extrema polarización y disipar el fantasma de la inestabilidad permanente.
Dina Boluarte, la primera mujer presidenta de la nación andina, juró el cargo el miércoles después de que el Congreso votara la destitución del izquierdista Pedro Castillo por “incapacidad moral permanente”, horas después de que éste ordenara la disolución del poder legislativo y convocara la elección de una asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución.
Varios miembros del Gabinete de Castillo dimitieron y la Vicepresidente Boluarte se hizo eco de los legisladores al calificar la medida de golpe de Estado.
El propio equipo de seguridad del presidente derrocado lo detuvo y lo llevó al cuartel general de la policía en Lima, acabando el plan de Castillo de solicitar asilo en la Embajada de México.
En su primera rueda de prensa como jefa de Estado, Boluarte no se pronunció sobre la propuesta de adelantar las elecciones presidenciales, actualmente fijadas para 2026.
La convocatoria de elecciones anticipadas es “respetable, democráticamente”, dijo, aunque añadió que el momento de sopesar vías alternativas para “reorientar mejor el destino del país” será en los próximos meses.
Boluarte también dijo que aún no había decidido la composición de su administración, incluida la identidad del nuevo primer ministro.
“Ciertamente hay muchas preguntas que hacerme, pero entiendan también que las circunstancias en las que he asumido esta alta responsabilidad no son las más óptimas”, dijo.
Tras la sesión con los periodistas, Boluarte se reunió con legisladores de cinco partidos diferentes en línea con su llamamiento “a trabajar en unidad por el bien de los peruanos”, dijo la oficina presidencial.
En el debate participaron representantes de los partidos de centro-izquierda Cambio Democrático y Perú Bicentenario, y de los partidos conservadores Somos Perú y Avanza País.
También participó Fuerza Popular, el partido liderado por Keiko Fujimori, hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori.
Paralelamente a los acontecimientos en el palacio presidencial, el juez Juan Carlos Checkley ordenó la detención preventiva de Castillo durante siete días, después de que fuese acusado de rebelión.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien fue el primero en revelar la solicitud de asilo de Castillo en la nación azteca, dijo el jueves que dejará en manos del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, la decisión de si reconoce oficialmente a Boluarte como presidente de Perú y cuándo.
Aunque descartó una ruptura de relaciones diplomáticas, el mandatario mexicano expresó su malestar por el proceso que condujo a la destitución de Castillo y dijo que México estudiaría la petición de asilo del expresidente.
Castillo, de 53 años, era un maestro de escuela sin experiencia previa en cargos públicos cuando se presentó a las elecciones presidenciales. Se impuso por un estrecho margen a Keiko Fujimori en una segunda vuelta.
Procedente de la pobre región norteña de Cajamarca y sin aliados entre la élite gobernante tradicional de Lima, Castillo se enfrentó a la hostilidad del Congreso, controlado por la oposición, y a acusaciones de corrupción prácticamente desde el momento en que asumió el cargo en julio de 2021.
